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El sueño y cansancio eran evidentes en su cuerpo, su rostro pálido y lleno de ojeras que advertían la falta de descanso correcto por las largas noches de la semana; mismas que estuvieron llenas de costura. Deseaba descansar un par de horas más pero parecía ser que eso sería imposible dado que debía terminar los últimos toques y detalles del vestido de una vecina del edificio. El último trabajo de la semana y, quizás, descansar un poco más de lo que últimamente estaba durmiendo, era fin de semana y tendría tiempo para dormir hasta las tarde.

No lograba comprender cómo fue que termino teniendo a tantas personas en el departamento yendo a qué hiciera algún arreglo o vestimenta completa para algún evento, el rumor de la costura era tanto que le asustaba.

Desde que era un niño su sueño fue el de hacer bonitos vestidos y camisas coloridas, su madre fue quien el permitió tejer sus primeras prendas, mismas que con los años fue perfeccionado. El sentir la tela contra sus dedos era la sensación más calida y familiar que tuviera en sus recuerdos pasados, llenos de amor por lo que hacía y por las largas tardes que pasó al lado de su madre tejiendo, cociendo y diseñando. Hermoso recuerdos que guardaba en su memoria.

Horas enteras con la máquina de coser y la cinta del metro para hacer los ajustes correspondientes. Los pequeños detalles de los bordados e hilos de colores, como un arcoiris que puede tocar, la sensación placentera de tener la habilidad y poder de crear obras de arte con telas e hilos. 

Cuando iba a entrar a la universidad trato de hablar con su padre y pedirle que lo dejara estudiar diseño de modas o algo referente a lo que ama hacer pero no le permitió hacerlo dado que ya era un gran lujo el que pudiera asistir a otros grados más altos de estudio; su padre le permitió estudiar pedagogía sólo por la unica razón de que debía cuidar y educar a sus hijos, de lo contrario ni siquiera le permitiría los estudios.

Fue un lujo el que lo haya dejado seguir estudiando apesar de que no fuera la carrera que el quería, aún así le gustaba mucho.

La diferencia entre su hermano y él era demasiado basta dado que su hermano odiaba todo lo que estuviera relacionado con el mundo de la creación de ropa y los números, pero como al ser el único alfa e hijo primogénito de la familia debía hacerse cargo del negocio de su papá, el dinero era lo único que lo mantenía cumpliendo cada capricho de su progenitor; contaduría, administración y diseño fueran las carreras que su padre lo obligó a estudiar. Una de las tantas razones por las que lo adoraba tanto y por las que recibió todos esos tratos injustos de su hermano.

Suspiró con pesadez y añoranza desabotonando la camisa de su cuerpo, era más de media noche pero aún así quería darse una larga ducha para relajar sus músculos con el agua tibia y dormir fresco durante la noche, la señora Min se fue a dormir minutos antes y Yoongi tal vez estaba durmiendo, los últimos días había estado tan ocupado con la costura y el trabajo que poco sabía de lo que ocurría con la vida de su alfa, quizás una desconsideracion de su parte pero aunque quisiera no había forma de estar con él con todo lo que tenía que hacer.

Se retiró la camisa dejándola sobre el lavado dado que una vez terminaría de la ducha se la volvería a poner, se miró al espejo mientras el agua se calentaba un poco, notando lo visible que eran sus ojeras. Retiró el resto de su ropa con lentitud y cansancio añorando la suavidad de su cama y lo rico que sería acostarse a dormir por largas horas.

Momentos después se colocó bajo el agua tibia de la ducha relajando sus músculos, disfrutando de lo bien que se sentía bajo la lluvia artificial mojando su piel y lavando el cansancio y la tensión de su organismo.

Lavo su cabello con parsimonia evitando que el jabón entrara en sus ojos, su estancia en el departamento de Yoongi y de su mamá era bueno, excelente a compañaracion de los regaños que vivía bajo el techo de su padre. Extraña su hogar, de eso no hay duda; el lugar donde nació, creció y vivió todo ese tiempo, lo extraña. La calidez de su madre, a ella la extraña más que nada pero no hay algo que pueda hacer sabiendo que no había forma de estar con ella.

Dejó que el agua de la regadera bajara por su cuerpo, manteniendo los ojos cerrados demorando más de lo que deseaba. Se quedó ahí, de pie bajo la lluvia artificial disfrutando del vapor del agua hasta que sus sentidos se hicieron más sensibles.

Percibiendo el nuevo aroma que se colo dentro de la regadera y que no era el shampoo ni el jabón que utilizo. El nuevo aroma era dulce, fuerte y territorial, familiar para su cuerpo y Omega que sin poder evitarlo reconoció al dueño de ese aroma.

Se quedó de pie confundido no sabiendo que debía haber al reconocer que aquel aroma territorial de roble era de Yoongi, más fuerte e imponente como nunca antes lo había percibido, acelerando su corazón y a su Omega que gimoteo sumiso en su interior, completamente diferente a lo que haya experimentado antes.

Contuvo la respiración al sentir sobre su piel la mano contraria, posarse en su cintura mientras la otra subía por su pecho erizando cada centímetro a su paso. Las piernas temblando ante ello.

— ¿Cómo estás, Omega?— se encogió inmediatamente al escuchar aquella cuestión dicha por Yoongi sobre la piel de su nuca.

Las manos contrarias acariciando su estómago y pecho, mientras que el cuerpo contrario terminaba por pegarse al suyo dejando sentir lo valiente que estaba Yoongi; su cuerpo hirviendo en temperatura.

— zTe enfermaste? Tienes fiebre— susurro sutilmente mientras su cuerpo seguía igual de petrificado asustado por no saber que era lo que estaba sucediendo.

—Tengo calor, demasiado calor..pero que se quién me lo va a quitar.

Confusión de vida -Yoontae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora