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No había podido dormir toda la noche, su mente lo había estado torturando cada segundo que paso tras el reloj de la pared; en vela y con el remordimiento en su corazón, mismo que seguía presente y con más fuerza, sentía que algo malo pasaría después de lo que hizo, que por más que sus acciones fueran venevolentes estás tendrían consecuencias irremediables para él, y estaba seguro que su padre sería el actor principal de ello.

Lo podía sentir.

Miró nuevamente el reloj escuchado la manecilla moverse rápidamente, Siete de la mañana con un minuto, había amanecido pero parecía que el día estaría completamente nublado después de una larga y tensa tormenta.

Ansioso y dispuesto a correr a su invitado no deseado de su casa se levantó, tendría que darse prisa en correr al alfa que había estado durmiendo el resto de la noche en el sillón de su padre.

La tormenta siguió toda la noche que no le dio oportunidad al alfa de regresar a su casa razón por la que se quedó en la suya a pasar la noche.

Con pasos apresurados y el corazón bombeando fuertemente en su pecho salió de su cama, apesar de que el frío del suelo le causó molestia la dejo de lado no tenía tiempo que perder por lo que apresurandose bajo a la sala. No quería ocasionar problemas con sus padres en su ausencia por lo que era preferible sacar cuánto antes al alfa de su casa y que los vecinos no se dieran cuenta de su presencia en la ausencia de sus progenitores.

Odiaba su vecindario porque la mayoría de las personas que vivían alrededor de su casa siempre estaban vigilando y comunicándo todo, algunas veces hasta creando chismes infundados que se hacían más y más grandes de lo normal y que sólo una vez su familia había estado en boca de todos los de su vecindario y hasta en el periódico, algo demasiado aberrante para su progenitor que no había dudado ni un segundo en tomar en sus manos la situación, la consecuencia había sido devastadora para su familia por qué sin duda su hermano Seokjin había sido el receptor de la furia de su padre.

Extrañaba mucho a su hermano, quería verlo y poder abrazarlo aunque fuera solo por unos minutos, esperanza que aún mantenía en su corazón pero que lastimosamente no sabría cuando la podría cumplir.

Bajo las escaleras con apurasion evitando a toda costa demorarse más de lo debido por lo que apenas estuvo en la planta de abajo el aroma sútil de alfa azotó sus narices; el aroma era algo fuerte, no tanto como el aroma de su padre o hermano, pero era lo suficientemente perceptible para darse cuenta de el, busco al dueño del mismo en el sillón en el que lo había dejado horas antes, encontrandolo ahí mismo, dándole la espalda, se sintió un poco culpable por haber hecho que durmiera ahí en el frío sofa; la pequeña manta que le proporciono no eran tan cálida como las suyas y el frío de la noche y la tormenta no habían sido una broma, la culpa creció en su pequeño corazón al verlo tiritar de frío.

Se acercó a pasos lentos evitando despertar lo, si bien quería que se fuera, el sentimiento de culpa era más grande en su Omega.

Subió la manta hasta cubrirlo lo perfectamente para retirarse a la cocina a pasos lentos, se había comportado como un mal anfitrión por lo que para calmar el remordimiento en su corazón se dispuso a preparar un poco de café el cual recompensaria el frío que hizo pasar al alfa en lo que resto de noche, le ofrecería un café en disculpa y después le pediría amablemente que se fuera, aún era temprano para ser sábado y sus vecinos todavía dormían, la música de la señora Choi no se escuchaba y los llantos de los hijos del señor Chan aún no se hacían presentes por lo que tenía tiempo antes de que ellos despertarán.

Sirvió dos tazas de café y sacó dos piezas de pan que había estado guardando para el fin de semana, el sábado y domingo, al fin y al cabo eran sus panes. Se acercó con pasos lentos evitando derramar un poco de café sobre las alfombras o sobre el piso.

Colocó las dos tazas sobre la mesa pequeña de centro, escuchando un ronquido provenir del sofá.

El alfa estaba roncando profundamente.

— Despierta..— susurro tratando de levantarlo, no sabiendo porque susurraba si su intención era despertarlo. — Oye..— hablo un poco más fuerte, un poco asustado por tratar de levantar al alfa.

— Mm..— retrocedió un poco cuando el alfa gruño.— Todavía no...— le parecieron graciosos los sonidos llenos de protesta que el alfa estaba haciendo al no querer despertarse, algo muy cómico y agradable provenir de un alfa.

Él principalmente no tenía autorizado despertar a su hermano por las mañanas por miedo a recibir una reprimenda.
Por lo que tenía miedo despertar a Yoongi.

— Buenos días..— saludo apenas el alfa entre abrió los ojos, mirando lo desconcertado que se encontraba.

— ¿Buenos días? — la voz ronca del alfa le causó escalofríos en todo el cuerpo pero no dijo nada solo se movió de lado sentándose en el sillón de enfrente lo más lejos posible.

— Hice café.

— Gracias, ¿Sabes que hora es?

— Mm, las Siete y media.. aún es temprano.— susurro mirando el reloj que colgaba sobre la esquina de la pared evitando cualquier tipo de contacto con el alfa.

Bebieron en silencio no sabiendo que decir ni como mantener una conversación, solo miraba el suelo con nerviosismo esperando que el alfa terminara su café y se fuera de su casa cuánto antes. Estaba confiado en que sus padres regresarían hasta el lunes a primera hora por lo que tendría el tiempo suficiente para hacer que el aroma de Yoongi se fuera de su casa y desapareciera todas las pruebas que pudiera haber de su presencia.

Sorbió el líquido caliente tratando de distraerse un poco y disipar sus nervios que lo estaban matando, se sentía tan mal por haber metido un alfa a su casa apesar de que no habían hecho nada. Pero sentía que había traicionado la confianza que tenían sus padres en él.

Tembló al escuchar el timbre de la puerta.

Una.

Dos.

Tres veces, insistentemente.

Que tuvo miedo de saber quién estaba del otro lado.

— ¿No saldrás a ver quién es? — preguntó el alfa asustandolo a un más.

¿Quién era?

¿Tan temprano?

¿Sus padres?

¿Algún vecino?

Con miedo y sintiendo su corazón latir frenéticamente contra su pecho avanzo a la puerta, rezando a todos los dioses para que no fueran sus padres los que estaban tocando.

Sus manos temblaban al igual que sus piernas y su corazón golpeaba fuertemente contra su pecho.

Sabía que algo malo pasaría cuando tocó el picaporte y abrió la puerta de su casa.

Confusión de vida -Yoontae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora