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Pensamientos nada buenos se instalaron en su cerebro reproduciéndose una y otra vez sin descanso, haciendo que su razonamiento se opacara ante los deseos primitivos de su cuerpo.

La sensación de suavidad contra su tacto mandaba descargas de energía a todo su cuerpo, una electrizante sensación que iba directamente a su miembro, el cual de alguna manera se puso duro al tenerlo de frente a él, con las mejillas rojas y los lentes haciéndole ver tímido y vulnerable. Cómo a los alfas le gustaban acorrralar a los omegas, lo sabía.

El instinto primitivo de su interior se estaba apoderando de su mente mientras los segundos pasaban y el efecto del alcohol se propagaba en su sistema más aún después de verse provocado por el hermano de Taehyung quien poco le importaba si se moría o no.

Su lobo daba vueltas en su interior de un lado a otro, alterado por las sensaciones que le provocó la disputa y Taehyung a quien no podía dejar ver por más que quiera, la preocupación en su rostro y aroma lo tentaba a protegerlo del alrededor, de besarlo sin descanso hasta que sus labios no dieran para más, quizás era producto del alcohol o se trataba de algo más que le instaba a probar nuevamente aquellos labios apetitosos y virginales que tenía para él.

Siendo el único hombre en probar los dulces labios de aquel Omega indefenso frente a él, tan lejos y cerca que era un dilema del que no estaba preparado para descifrar.

Su instinto fue más grande que él y su cuerpo que lo obligó a sentarse en sus piernas, sintiendo la sensación de peso y calor en sus piernas, el aroma más dulce de lo normal colarse en su interior avivando una flama de fuego desde lo más profundo de su cuerpo mezclado con el alcohol y el calor que su alfa estaba experimentando.

Un calor más vivo y poderoso que no lograba contener, su cabeza corría desordenado buscando más de aquel aroma dulce y excitante, aquella fuente de locura que rápidamente le noqueó el cerebro y la poco cordura que trataba de mantener.

— ¿A-alfa? — gruñó extasiado al escuchar el llamado tímido del Omega en sus piernas, sintiendo cómo temblaba sobre él, pero de alguna manera distinto al que podría ser de miedo.

Muy distinto.

— ¿Se encontraba bien? ¿Le duele la boca? — aquella voz suave y preocupada le provocó regocijo en su alfa que gustoso se dejo acariciar por las temblorosas manos de Taehyung, ocultando el poderoso gruñido de placer al verse atendido por su Omega.

En esos momentos no importaba lo demás o aquello que quisieran decirle, el único centro de atención era el indefenso Omega contra su cuerpo.

Sus ojos preocupados le provocaron placer al sentirse el único hombre por el que Taehyung se preocupaba, por ser el único alfa que podía protegerlo y cuidarlo, mimarlo y joderlo hasta el cansancio.

La razón desapareció de su mente al tenerlo tan sumiso y preocupado que terminó por nublar la poca cordura que estaba teniendo..

—Si, me duele mucho.— su voz salió más gruesa y ronca de lo que jamás escuchó causando más temblores en el cuerpo contrario.

— ¿P-puedo hacer algo para que ya no le duela? — su lobo se regocijo en su interior por el rumbo que estaba llevando la situación.

— Quiero tus labios.— miró la sorpresa en el rostro delicado de Taehyung adorando sus mejillas rosas y labios entreabiertos.

—¿C-cómo?  — la inocencia de Taehyung era algo que lo enloquecía un poco más.

No logró contener el impuso de besarlo, de un rápido y brusco movimiento atrapo los labios contrarios.

Besando aquellos esquistos labios mezclados con un poco de alcohol, el sabor mezclándose dentro de sus bocas. Sus manos fueron a parar inmediatamente al cuerpo sobre de él; una en su pequeña y estrecha cintura y la otra detrás de su nuca profundizando el beso.

El calor creciendo en su estómago mientras que su miembro palpitaba presa en su ropa interior, los latidos erráticos golpeaban en su pecho con fuerza ensordeciendo sus tímpanos.

Sostuvo la nuca contraría con firmeza cuando su lengua entro con rudeza a la pequeña cavidad vocal a la que no pensaba dejar de profanar por un largo rato.

La dulzura contraria embriagó su paladar apesar de que haber consumido una gran cantidad de alcohol, los sabores dulces como el amargo del alcohol eran una mezcla extraña en su boca.

El calor empuñando su estómago con fuerza que sintió una electrizante corriente recorrer su cuerpo completo cuando sin querer Taehyung gimió entre el beso. Un sonido exigente y placentero que se obligó a ir más de prisa para seguir escuchando aquel cántico sensual del Omega.

Sus manos astutas se colaron dentro de la ropa de Taehyung hasta tomar todo lo que podían a su paso, su delicada y suave piel contrasto con el calor corporal de su cuerpo y sus manos que inquietas subían y bajaban tocando y conociendo cada porción de piel.

Adictivo.

No supo en qué momento desabrochó la camisa de Taehyung ni como lo acomodo con las piernas abiertas y colocadas a cada lado de las suyas pero lo hizo, permitiendole besar con más libertad y confianza los labios rojizos de su Omega.

Si lengua caliente y húmeda jugueteaba insistente en la cavidad contraria impidiéndole separarse apesar de que el oxígeno parecía asfixiante y poco en el alrededor.

Sus manos abrieron los botones de la camisa de Taehyung dejando a la vista su pecho y pezones, ambas manos fueron a parar al lugar que tanto ansiaban pero no sé había atrevido a tocar.

A aquellos pezones rosas y pequeños que le robaron la atención apenas los tocó con sus dedos.

— Quiero escucharte..— prácticamente ordenó apenas logro separarse de los labios hinchados de Taehyung quien jadeante lucía aturdido y desorientado por el abrumador beso que se dieron.

No le dio tregua de relajarse dado que inmediatamente atacó su mandíbula y bajo lentamente al cuello delicado donde el aroma se intensificaba aún más y la suavidad era abrumadora.

Dejo marcas y mordidas en cada espacio de piel expuesta frente a él, orgulloso de marcar con sus labios y dientes la piel que portaba su marca temporal, misma que quería hacer permanente en cualquier segundo.

Las mejillas rojas de Taehyung le parecían lo mejor que sus ojos pudieran ver en mucho tiempo, los labios hinchados y rojos le excitaban de sobre manera que temió empotrarlo contra el suelo en esos mismos momentos.

Su mandíbula, cuello y pecho parecían un mural lleno de marcas rojizas que más que marcas era su piel natural, demasiado delicada.

La saliva le faltó cuando observo detenidamente los dos pequeños y erguidos pezones frente a él, rosas e hinchados, un poco más grandes de lo que recordaba eran.

Con toda la fuerza que aún genia en su sistema aferró el cuerpo de Taehyung contra el suyo y se levantó cargándolo asia la cama.

Confusión de vida -Yoontae-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora