Capítulo 25

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Prendió un cigarro, hacía tiempo que no saboreaba uno. Eran las ocho de la noche. Hacía media hora había dejado a su novio en su casa, pasando antes por un largo recorrido lleno de risas, besos e indirectas. Había sido un día cálido dentro de lo que cabía, aunque con metidas de pata, como cuando entró en el salón diciendo que se había quedado en el baño y la profesora ya sabía que estaba vacío.

Ahora la situación había descendido en picada. En realidad, era según el punto de vista que Soobin aportaba. Se encontraba frente a la inmensa y ostentosa casa del que fue su mejor amigo de la infancia.

Dio una probada al cigarro y su boca quedó empapada en ese gusto nefasto que tanto odiaba, pero que terminaba desestresándolo. Se fijó en que, como siempre, las luces de la entrada que recorrían el camino de cemento desde la acera hasta la puerta, estaban encendidas. Y aunque no lo pareciera, eso era una suma importante de dinero, pero eran cosas que solo Yeonjun se podía permitir. Como aquella vez en la que hizo una demencial fiesta y le robaron prácticamente todas sus pertenencias, pero a la semana las había recuperado, e incluso duplicado. Los padres de Soobin lo habían castigado después de usar su dinero para la reserva en el planetario, y eso no le llegaba ni a los talones a todos los disparates de su amigo.
Estaba en un picante debate interno en el que se decidía si iba a golpear la puerta para hacer las pases (o al menos intentarlo), o iba a retirarse con el orgullo por las nubes. Aunque no era cuestión de orgullo, porque Soobin era así, él daba todo por sus amigos. Pero había algo que sí le provocaba orgullo, y creía que era el que Yeonjun haya besado a su novio frente a él.

— ¿Soobin? ¿Choi Soobin? — Preguntaron desde atrás. El nombrado volteó y quedó boquiabierto. — ¿Qué haces frente a mi casa? pensé que me odiabas. — Continuó. — Qué sorpresa.

Soobin carraspeó su garganta y agachó su cabeza, siguiéndole el ritmo y entrando en su hogar. No habían tenido que decir nada para saber cuál era el punto. Afortunadamente seguía igual que la última vez.

— ¿Quieres comer algo? en realidad, tengo la heladera vacía. Olvidé comprar comida hoy. — Se disculpó a la vez que lo vacilaba.

Soobin recorrió la cocina con la mirada. Había un delantal blanco colgado en una especie de percha cubierta por cristal. Qué sofisticado para ser un simple y barato delantal.
Otras cosas llamaron más su atención.. como el tacho de basura rebalsando, varios paquetes de cigarros tirados en la mesada y varias botellas de alcohol puestas a propósito en una repisa.

Se sentó en una silla cualquiera de las tantas que había en la mesa respectiva a la cocina. Había menos de un metro de distancia entre los dos.

— No quiero nada, gracias. — Negó tomando las riendas del asunto. — Iré al grano.

— Ve al grano, Choi Soobin. — Lo burló, como le gustaba hacer. — Pero déjame comenzar a mi. — Lo sorprendió. El peli-violeta le dedicó una mirada de cejas alzadas, luego lo dejó continuar.

El aire, muy repentinamente, se cargó de tensión. Ambos la captaban y actuaban como si fueran rivales.. Sin necesidad.

— Hablemos de cuando me hiciste a un lado por no dejar en ridículo a ese ingenuo — Escupió rápidamente con odio. — ¡Oh! y que me mandaste a la mierda estando borracho, drogado y en medio de la calle porque te nombré a ese inútil. Gracias a Dios no olvidé eso.

Soobin bajó la cabeza, arrepentido solamente de lo último nombrado.

— No confundas las cosas. Me seguiste cuando salía con él y me lo echaste en cara. — Se defendió. — ¿De verdad vas a enojarte porque quise hacer un bien? Pensé que ya te habías dado cuenta de que lo que hiciste estuvo mal. No está bien jugar con los sentimientos de las personas.

— Lo que estás diciendo es un arma de doble filo, Soobin. — Respondió interrumpiéndolo abruptamente. — ¿O vas a decirme que lo que sientes por ese es cierto? Como tú lo dijiste, solo hiciste un bien. No lo amas.

Soobin se echó para atrás, ganando nada más que nervios y más nervios. Yeonjun lo notó, y solo hizo que ganara confianza en sí mismo. Se sentó en la mesada de su cocina y continuó hablándole.

— Imagino que él lo sabe, ¿no? lo primero y esencial en una relación es la confianza. — Se aprovechó del silencio, poniéndolo contra las cuerdas.

Beomgyu no le hubiera devuelto el beso a Soobin ese día estando al tanto de este importante dato. Yeonjun sonrió ganador al ver la expresión del contrincante.

— Soobin, hay tantas cosas de las que no estás enterado.. — Jugó con él, riendo en solitario al recordar la sensación de sus labios junto a los de Beomgyu, comiéndose mutuamente. — Qué mal por ti. Y lo más triste es que si siguieras siendo mi mejor amigo, te las hubiera contado. Pero noo, decidiste jugarte por ese idiota que ni siquiera conoces solo para creerte buena persona por un tiempo.

Se notaba que estaba furioso. Venas pequeñas sobresalían de su cuello y sien, su mandíbula estaba tensa.

— Todo podría remediar si admitieras tu error y te disculparas. — Respondió con la verdad. — Pero no haces más que embarrar absolutamente todo, besando a MÍ novio delante mío, espiándonos en el salón de química, celándolo sin ser nada.. ¿con qué propósito, huh? — Escupió ya alterado. Tomó unos silenciosos segundos para relajarse, luego continuó con otro tono de voz totalmente cambiado. — Sé que él no te gusta de verdad, y a veces me pregunto.. ¿por qué? — Opinó Soobin, con su cabello recién teñido tapando sus ojos y frente. Apoyó sus manos sobre la mesa con ira y comenzó a descargarse. — ¿Por haces esto? Estás arruinando una amistad de años por un capricho tonto.

Yeonjun hizo una mueca dando a indicar que no lo entendía. Soobin se puso de pie y se acercó a él, la presencia del pelirrosa se iba achicando cada vez más hasta sentirse del tamaño de una pobre e indefensa hormiga.

— ¿Crees que no te conozco? Sé que me estás amenazando. — Expresó el menor, tensando cada músculo de su cuerpo. — Agh, Yeonjun.. Tu orgullo es demasiado grande como para pedir un simple perdón a mí y a Beomgyu. — Opinó amargándolo, haciéndolo sorprenderse de la mala manera. — Crees que amenazándome vas arruinar mi relación y no es así, porque Beomgyu me ama y confía en mí. ¿¡Tanto te duele que ahora sea "Soobin y Beomgyu" y no "Soobin y Yeonjun"!? ¡Todo empezó por tu culpa! — Se descargó con furia, y rápidamente quedó descolocado por el envión del puñetazo del otro.

Se tambaleó por poco tiempo hasta que finalmente cayó en la frialdad de la costosa cerámica del piso. Yeonjun lo miraba desde la altura, sin expresión y con su puño ya guardado en su bolsillo. Soobin, hecho un tornado de emociones comandadas por el enojo, sonrió recomponiéndose.

— Tsk — Gruñó, notando la cortante seriedad en el rostro ajeno. — No tenías por qué descargar tu odio en alguien tan indefenso como Beomgyu, Yeonjun.  — Devolvió con el filo de un cuchillo, levantándose y limpiando el leve rastro de sangre chorreando de su labio. — Yo solo hice lo correcto. y terminé enamorándome. — Volvió a decir con una voz más baja. — No quiero que vuelvas a intentar amenazarme ni que molestes a mi novio. Espero que algún día puedas entender que lo que hiciste estuvo pésimo.

Soobin limpió la parte trasera de sus pantalones y se dirigió directamente a la puerta, acompañado únicamente del sonido de sus pasos. Cerró la puerta de un portazo que hizo eco en toda la casa, partiendo camino a su hogar y dejando a su mejor amigo desamparado.

El mismo que contenía sus ganas de llorar y prefería perder el tiempo ahogándose en pastillas viejas y vencidas que encontraba en los rincones de su fúnebre vivienda.
Por supuesto que sabía que había comenzado con todo. Pero también sabía que era a él a quien traicionaron, y sumándole, su propio mejor amigo creía que iba a ser capaz de devolvérsela. Yeonjun sería incapaz de abrir la boca con respecto a el motivo de por qué Soobin había salido con ese. ¿Quién en su sano juicio sería capaz de traicionar a la persona con la que pasó toda su vida? Soo era su pilar, prácticamente parte de su familia. Jamás le haría daño.. intencionalmente.

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