Capítulo 2

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Iba a ser sincero, no se arrepentía de haberlo dejado mal delante de todos. Era otro alumno más con el que no tenía ni iba a tener contacto nuevamente en su vida, y además se sentía bien hacer una maldad de vez en cuando. Le importaba poco y nada terminar siendo odiado por el, como decía Yeonjun, Milhouse de su escuela. Esos anteojos enormes se le veían graciosos.

— ¿Beomgyu? — Preguntó en voz alta el peliazul, sin recibir respuesta por algunos segundos. — ¿Voy a tener que fijarme cubículo por cubículo a ver si veo tus pies?

El pelinegro tomó una profunda bocanada de aire antes de responder. Olfateó el aroma a detergente barato proveniente del suelo de donde estaba, sintiéndose un tanto asqueado. Luego recordó que un intruso quería irrumpir su tranquilidad.

— ¿Qué es lo que quieres? ¿Te arrepentiste de humillarme frente a todos? — Habló enojado, desafiante, mientras abrazaba sus rodillas sentado en un váter.

— De hecho.. la profesora me pidió que viniera a buscarte. — Respondió algo incómodo mientras rascaba su nuca, aunque el otro no podía verlo.

Muy bien, Beomgyu. Siempre pasando vergüenza, sigue así.

— Yo no tengo la culpa de que no hayas querido estudiar en su momento. — Le dijo excusándose, apoyando su espalda en la puerta del cubículo donde provenía la voz. — Dice Ahn que comiences a ser responsable o sino tendrás que ir en diciembre.. O hasta febrero, incluso marzo.

— Ya entendí. — contestó beomgyu de mala gana, sintiendo que había sido muy duro. No recibió ninguna otra respuesta, por lo que asumió que el otro volvió al aula ya que próximamente tenía que presentar el mismo examen.

Estaban en horario de clases, era obvio que nadie más iba a ir a los baños. Después de cinco minutos en silencio, Beomgyu tuvo la gran necesidad de reflejar sus pensamientos en voz alta, Diciendo cada cosa que pensaba u hacía. Era gracioso, porque no tenía idea de que estaba hablando en voz alta, simplemente.. lo hacía. Y esperaba que nadie estuviera allí para escucharlo. Definitivamente debía conseguir amigos pronto. Pasar tanto tiempo solo lo llevó a semejante punto.

"Esto es tu culpa, Jeon Jungkook.. Bueno, es mi culpa por llorarle a un personaje inexistente." Se quejó en voz alta, girando los ojos en muestra de su taradez. "No, de verdad, tengo que ponerme al día en el colegio, soy un burro". Volvió a mencionar, rebajándose a sí mismo. "Seguramente si alguien estuviera escuchándome llamaría al director para decirle que tengo esquizofrenia, bueno, yo también lo haría.". Dijo una vez se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

— La verdad que eso parece. — Tanteó en un tono burlón, soltando una pequeña risa, imaginándose el rostro colorado del otro. — Pero no lo voy a hacer porque.. Digamos que me das un poquito de lástima.

Beomgyu alzó las cejas, sus ojos se abrieron con furia y su ceño cambió totalmente. Sus puños se tensaron, sintiendo la gran necesidad de utilizarlos con alguien para liberar todo su odio.

— Ojalá te mueras. — manifestó beomgyu, dejándose llevar por la ira que sentía. — No. Leí algo acerca de la ley de atracción. Ojalá no mueras. — Se corrigió, con arrepentimiento. — Lo siento, no quise decir eso.

El otro no pudo hacer otra cosa además de reír. Todavía apoyado en la puerta del cubículo de Beomgyu, Soobin cayó hacia atrás en el momento que el otro abrió la misma.

El pelinegro lo observó con una ceja alzada, ahora fuera del cubículo. El otro no tardó más de diez segundos en pararse y arreglar su uniforme con sus manos, quitando con palmadas los restos de polvo y papel higiénico que habían quedado impregnados en sus prendas.

— Por tu bien, voy a recomendarte que no te me acerques ni me molestes, Choi Soobin. Tengo mis contactos, y te aseguro que la vas a pasar mal si.. — Comenzó Beomgyu con su sermón, pero fue interrumpido.

— Por tu bien voy a recomendarte que estudies, Beomgyu. — Jugueteó el mayor, regalándole una tierna sonrisa y despeinando sus cabellos rizados. — Eres tan tierno. ¡Nos vemos más tarde!

El peliazul salió de los baños en dirección al salón, al parecer, tarareaba una canción que estaba muy de moda. A los tres, o cinco pasos, un grito grave y lleno de enojo salió del baño, haciéndolo reír a carcajadas.
Que fácil era estresar a Beomgyu.

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