Capítulo 36

636 86 33
                                    

— Beom..~ — Lo llamó apenas abrió los ojos, adormilado, tocando la parte del colchón donde estaba el otro. — Amor~

Al no obtener respuesta, restregó sus ojos y se percató de que, efectivamente, estaba solo.
Maldijo al ver que eran las tres de la tarde, tenía sus sábanas deshechas, salidas de la parte inferior del colchón.

Había aroma a encierro y su ropa descansaba tirada en los esquineros de la habitación. Tenía sus cabellos revueltos y sedosos, atolondrados al igual que su cabeza. No podía dejar de pensar en él, en lo que había pasado la noche anterior. La vívida imagen de la cintura de Beomgyu moviéndose frenéticamente bajo su cuerpo no iba a borrársele jamás.
Aún podía rastrear el dulce aroma impregnado en él.

Maldijo otra vez al notar el bulto en su parte íntima.

Después de deshacerse de ese pequeño problema, fue al baño y se aseó. Saludó a su madre, que había llegado hacía poco del trabajo por un turno nocturno, y se vistió con ropa limpia. Era prácticamente imposible que se lo haya cruzado a él.. ¿no?
Secó su cabello con una toalla blanca ya que este no dejaba de gotear. Revisó su celular y tenía dos mensajes nuevos de Yeonjun avisándole que había llegado a japón, y uno de varios renglones de Yuna preguntándole cuándo volverían a verse.

"Oh, Yuna" pronunció en voz alta, recordando todo el torbellino que había provocado la semana anterior.
Sincerándonos, ¿Existen las personas que jamás en su vida intentaron darle celos a alguien? Soobin creía que no. Su plan.. en su momento, había sido eso, utilizarla solo para que Beomgyu muerda el cebo y se deprima. "Eso suena muy mal" volvió a hablar, para él mismo. Las conductas extrañas de su ex ya se le habían pegado.
El verdadero problema era que la rubia no sabía que estaba siendo utilizada, y a pesar de burlarse de Soobin en su propia cara en varias ocasiones, no dejaba de ser una pobre adolescente enamorada.
Ignoró aquel tedioso mensaje y le respondió a su mejor amigo.

Salió de casa con su mochila en mano. No era un día de escuela, sin embargo tenía bastantes cosas que hacer, comenzando por encontrar a la única persona de la que esperaba aunque sea un "hola" y no le había llegado nada.

Se calzó sus auriculares y desató su bicicleta. Se montó en la misma y partió en su búsqueda. Prefería fingir encontrárselo espontáneamente, antes que mandar un mensaje y hacer todo más predecible. Ahora quería ser el galán protagonista de su propia historia, como los de los libros que disfrutaba leer Beomgyu.
Su corazón se agitaba de tan solo imaginarlo junto a él en la más insignificante situación. Le quedaba muy lindo su cabello largo y con mechas rubias, acompañado de esos labios gruesos y rosados. Ni hablar de su nariz perfectamente empinada, sus ojos grandes, brillantes y redondos, y sus adorables mejillas color coral..
La gente que pasaba cerca suyo podía sentir el aura enamorada que lo rodeaba. Pensar que día anterior juró que lo odiaba y no quería volver a verlo.

Pensó primero en ir hacia su hogar, algo lógico. Frenó al visualizar su balcón, con la puerta de cristal cerrada y con cortinas cubriendo el interior de la habitación.

— Esto no es muy espontáneo. — Se dijo a sí mismo, en un susurro avergonzado.

Al ver que nadie salía, prefirió pensar que no estaba en casa. Continuó con su búsqueda del tesoro, yendo hacia el centro de la ciudad, pasando por el despampanante establecimiento en el que se habían hecho novios, este cerrado.

Tal vez no quería admitir que no tenía idea de dónde podía estar, y solo estaba vagueando por los lugares que le traían buenos recuerdos suyos.
A pesar de todos sus quehaceres incompletos del día, pasó por el parque en el que le había enseñado a andar en bicicleta, precisamente con la misma que estaba utilizando ahora mismo. Recordaba su raspón en la mano, también en lo culpable que se sintió.
Se detuvo en un almacén familiar que se encontró de casualidad. Su estómago rugía ferozmente y él era muy comilón como para ignorar aquello.

MY OWN KOOK! ✧ SOOGYU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora