Capítulo 34 (2/2)

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Las mejillas del más bajo se encendieron con rapidez. soltó una risita tímida agachando su cabeza y se adentró en la estructura después de una mirada tenue.

La base de Huening se encontraba en la esquina izquierda de la parte superior, y la de su amigo estaba cerca de la entrada. Estaba todo oscuro, con luces color morado neón en algunas partes de los techos. Era un especie de laberinto donde habían manchas y mucosidades de mentira en las paredes, lo que dejaba el ambiente aterrador y poco humano. Varios niños gritaban, corrían y reían portando pistolas muy poco intimidantes.

— Oye niño, ¿qué tengo que hacer? — Le preguntó a uno de los mencionados, que se encontraba sentado en una banca esperando que le toque su turno de recargar salud. Le dedicó una mirada aburrida, observándolo de cabeza a pies con amargura.

— No es muy difícil, tienes que dispararle a los demás. — Respondió. — Hasta que salga el monstruo.. ¡qué miedo! — Contó aterrado, dejándolo con preguntas en la punta de la lengua.

Seguido esto, el niño salió corriendo con una inmensa sonrisa, empujándolo incluso. El mayor quedó descolocado en su lugar, susurrando un "estos mocosos..". Parecía un viejo malhumorado.

Sin saber con exactitud por dónde comenzar, decidió explorar las cercanías del laberinto. Se metió por una entrada en la izquierda, continuó por la derecha dos veces y en un dos por tres, se perdió.

El lugar era más aterrador y siniestro de lo que había imaginado. Los gritos desgarradores de distintos niños a sus espaldas lo asustaban y ponían nervioso. decidió cargar el arma entre sus brazos en una posición de defensa, donde cualquiera que se le cruzara resultaría herido.
No veía a nadie de su equipo, pero tampoco del contrario. Estaba solo, solo podía oír gritos.

— ¡Un grandulón!

Un estúpido niño se paró frente a él y comenzó a dispararle con los ojos cerrados, como para hacer más épica la situación. Dio un salto poco consistente hacia atrás, devolviéndole los disparos y dando en el blanco; su cinturón.

— ¡Maldito! — Le gritó al enterarse de que ya no tenía salud.

— ¡Estúpido niño, sal de aquí! — Respondió en voz alta, con un tono triunfador.

Sí, que vuelva a los brazos de su madre, pensó Kai. Tenía que continuar buscando a su verdadero objetivo, quería encontrarlo para derrotarlo y dejar en claro quién era mejor. Por supuesto que no estaba haciendo todo eso por poder besarlo, para nada.

— Atención, jugadores. — Dijo una voz parecida a la del traductor de google, desde unos altavoces repartidos en todo el terreno. — La invasión es próxima a llegar. ¡Tengan cuidado! los aliens están cerca.

¿Qué significaba todo eso? ¿a qué se refería? nadie le había avisado nada. Quizá querían decir que la partida estaba por acabar y que debían retirarse. Tenía que encontrarlo pronto.

Llegó al centro del lugar, es decir, el núcleo del laberinto. Habían niños corriendo por toda su extensión que terminaban perdiéndose en los interminables pasillos a los costados.
No fue muy difícil encontrarlo, es decir, eran dos adolescentes de casi un metro ochenta con niños menores a diez a sus costados. Se miraron, Huening disparaba a todos los enemigos que había cerca menos a él. Taehyun hacía lo mismo.

El más bajo tomó la iniciativa y se acercó a él para enredarlo y dispararle en su punto débil.

— Tanto tiempo, Huening Kai. — Lo saludó con una sonrisa falsa.

— Tanto, tanto tiempo.. — Respondió insaciable, con unas inminentes ganas de ganar. Alzó su arma, apuntando directamente en su cinturón. — Llegó el momento de.. ¿¡qué mierda!?

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