Somos uno

Parte I

Seis años pasaron desde la gran guerra, seis años en los que Uchiha Sasuke no había regresado a la aldea por más de unos pocos días. 

En la oscuridad de la noche, Sakura intentaba convocar su recuerdo, pero era tan efímero y cambiante que después de unos pocos segundos se dió por vencida ¿Le pasaría lo mismo a él? ¿O estaba feliz de verse alejado de su familia? No lo sabía, y eso era porque ya no lo conocía, aunque lo veía por un instante en cada corto regreso a la aldea, nunca tuvieron el tiempo suficiente para ponerse al día, y aún así en ella seguían existiendo los mismos sentimientos por él.

Suspirando se levantó de la cama sabiendo que era imposible dormir, se vistió con ropa de entrenamientos y salió rápidamente dirigiéndose a los campos de entrenamiento, tenía una leve sospecha de que su mejor amigo estaría ahí, durante los pasados años habían creado una conexión tan estrecha que probablemente ella estaba pensando en Sasuke por qué él también lo hacía. 

Confirmando sus sospechas lo encontró en el campo más lejano luchando con uno de sus clones, era una batalla bastante pareja, obviamente, y no pudo evitar admirar sus elegantes movimiento al luchar; con su ya bastante crecido cabello, parecía una réplica de su padre, el cuarto Hokage, y aunque ella no lo conoció por mucho tiempo, sabía que era igual de atractivo que Naruto ahora.

Se acercó con pasos ligeros y cuando el rubio volteo a verla regalándole su encantadora sonrisa, ella le sonrió también con un poco de pesar.

—Tenía la sensación de que te encontraría aquí. No pudiste dormir ¿Eh?

Él se rascó la nuca, negando.

—El bastardo tenía un agarre fuerte sobre mi hoy. 

Ella suspira. —Sí, comprendo la sensación. ¿Quieres hablar sobre ello?

—Simplemente no entiendo por qué no regresa aún ¿Qué diablos no ha resuelto después de seis años?— el rubio gruñó con frustración.

—No lo sé —Sakura suspiró mientras se dejaba caer en la fría hierba. —Simplemente deberíamos cazarlo de nuevo y arrastrar su trasero de regreso.

—No creas que no lo he pensado.

Y Sakura se dio cuenta que en este momento su amigo no bromeaba, así que tomó como su deber disuadirlo de tal empresa.

—El cretino simplemente se quedaría un par de meses y alargaría su viaje otros seis años para hacerte enojar… Supongo que simplemente debemos darle su tiempo.

Naruto no se sorprendió de la forma en que ella hablaba de él, ciertamente seguía enamorada, pero su carácter había alcanzado al Uchiha y ahora no temía hablar claramente de él. Suspiró sintiéndose un poco vencido.

—Tienes razón, simplemente odio que aún esté lejos.

—Yo también… —se quedaron un tiempo sin hablar hasta que el sueño comenzó a llegar a ellos— Deberíamos ir a casa, mañana será un largo día.— Él asintió.

—Vamos— Comenzaron  a recorrer el camino hacia el departamento que compartían, ninguno de los dos se sorprendió cuando Naruto deslizó su mano entre la de Sakura y mucho menos cuando al llegar a casa ella se puso una camiseta del rubio y subió a su cama, con Naruto detrás de ella, y abrazando su cintura, ambos se quedaron dormidos. Ya era un comportamiento habitual desde hace años.

……..

En las sombras de un espeso bosque la figura de Sasuke se mueve como si de un espectro se tratara, estaba muy lejos de casa, a miles y miles de kilómetros de las personas que más ama, y se pregunta si ya ha valido la pena, en cada visita al pueblo podía ver lo cercanos que se habían vuelto Naruto y Sakura, y eso le rompía un poco el corazón cada vez, desde niño, nunca pudo evitar que la pelirrosa se colara en su mente, tan llamativa, tan diferente a todo su clan que lo hacía ser curioso de toda ella. Después, cuando su familia murió, entró en un limbo del que solo salió cuando lo obligaron a formar equipo con el idiota y esa chica molesta que logró sonrojarlo desde el primer día. Y cuando partió de la aldea, su único pesar fue dejarla con el corazón roto. Ahora, años después, cuando no podía evitar regresar, la veía tan crecida, llena de vida y felicidad, no podía evitar quererla para sí mismo, pero sabía que no la merecía, así que se obligó a apartarse y dejarle el camino libre a un mejor hombre que él. Esperaba que ya estuvieran juntos, porque no sabía cuánto podría aguantar estando lejos, y aunque verlos juntos rompería un pedazo más de su corazón, eso lo obligaría a no hacer ningún movimiento sobre ella y quedarse permanentemente para protegerlos como se supone debería hacer.