Oculto | Kimetsu no Yaiba

Capítulo 33: A solo un paso (4)

"Hanyou-san" la vocecita nombra de manera angustiosa, en medio de la conmoción, Akaza mantiene al Han'yō cerca de él, cubriéndolo de las gruesas cortinas de polvo y tierra que se alzan al son del hierro y los raudos cuerpos. Algo tira de las ropas blancas, es sutil y el 'demonio' distingue a una pequeña cosa peluda "Hanyou-san" escucha y sus ojitos desbordan de horror al ver el charco negro alrededor "Demonio Akaza, sostenga a Hanyou-san y sígame" ordena contrariado, entrecerrando con pesar sus ojos "¡Apresúrate!"

El 'demonio' de esclerótica azul se muestra estupefacto, sus iris viajan hasta el Han'yō; la cabellera cosquilleando sobre su mejilla y la viscosidad ónix derramándose por su hombro. Una palmadita esponjosa sobre su brazo lo hace reaccionar y carga con avidez a la criatura, su antebrazo se coloca bajo la parte posterior de sus rodillas y su diestra se envolvió alrededor del hombro vestido de blanco. No es demasiado ligero, contrario a su apariencia de lirio y sus propias especulaciones. El rostro se inclina hacia atrás, el lazo de plata parece más brillante y se encuentra a salvo del líquido negro.

"¡Vamos, vamos!" apresura el Tanuki.

Cuando Akaza alza la mirada distingue niebla por todas partes pero no pierde de vista al animalito, el olor a glicinia que quema sobre su nariz no detiene su paso, sus vías respiratorias se sentían intoxicadas por el desagradable perfume; sin embargo, no repara en pensar a detenerse

"Bosque bendito, permite la entrada de tus fieles hijos, desenvuelve la adversidad y riega tu clemencia sobre la desgracia, dicta el orden de tu lar y confía el poder de tus tierras" recita el Tanuki, los símbolos ininteligibles se formaron en círculos que crean un portal de aura celeste; se encuentra unos largos pasos antes de las flores violáceas. El Tanuki cruza y su presencia se desvanece en el brillo platinado, Akaza no cuenta con tiempo para sorprenderse. Está cerca de ingresar pero hay un ruido ensordecedor y Akaza esquivó una ráfaga de hielo que formó un muro frente a él.

"Vaya... quién diría que Akaza-dono nos traicionaría..." una risa suave y petulante de entonación alegre consigue la mirada de oro, el arcoiris de las esferas se regocijan en diversión "Solo por... Hanyou-dono~" la casi compasiva mención lo hizo apretar los dientes, sintiendo una profunda rabia quemar su pecho "¡Pero, míralo, tan lindo incluso ahora! Te tengo tanta envidia~" arrastró la última vocal con dulzura y tono cantarino; quiere golpearlo y matarlo de una buena vez, pero incluso ello ahora lo considera irrelevante.

Su agarre se reforzó sobre el cuerpo inerte "Cierra la boca" la Luna Superior Dos solo rió y desplegó sus abanicos, lanzando otro ataque que el 'demonio' estaba dispuesto a evitar.

"Inténtalo de nuevo y la muerte será para ti mejor que la vida" la voz femenina y oscura siseo detrás de Douma; la sangre brotó de su pecho y su boca, bajó un poco su mirada para encontrar una espada traslúcida de refulgente azul, la criatura de hebras negras tiró del mango para recuperar su arma de las entrañas de la segunda luna.

"Pero qué dama más encantadora" le dedicó una suave sonrisa a la Yūrei quien le devolvió el gesto con pleno repudio.

"Váyase ahora" escuchó el 'demonio' cuando los ataques de Douma fueron detenidos por la estudiante del Han'yō, Akaza rodeó el muro de hilo y se apresuró a ingresar al portal, el cual se cerró detrás de él.

Fue recibido por un grito "¡¿Por qué se tardó?!" El Tanuki corría con una caja de madera en la espalda, entrando por la puerta abierta y guiando rápidamente a Akaza por el minka, llevándolo hasta la habitación de rehabilitación "Por favor, recueste a Hanyou-san" la criatura desató el nudo que lo envuelve y dejó caer el cajón sobre el piso.

Akaza observó al Han'yō, su rostro pálido como el papel se encontraba sucio por los riachuelos negros que seguían brotando de sus ojos "Lo... lamento" murmura, inclinándose sobre la cama para depositar el cuerpo con sumo cuidado.