Capítulo 12: Lazo de plata (6)

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"Por aquí" los llama pacientemente, deslizando el shōji, permitiendo la entrada de las luces solares sobre el suelo de madera.

Los tres niños mantienen el mutismo, incluso cuando no es algo habitual en su persona, porque estar frente a una criatura que presuntamente sería más fuerte que el mismo Muzan Kibutsuji los hace sentirse pequeños. La brecha entre sus fuerzas es mucho más que abismal y temen seguir siendo irrespetuosos.

Siguen al Han'yō en fila, quitándose los zapatos antes de ingresar y agradeciendo en voz baja, dentro del minka se podía sentir un agradable calor hogareño, lejano a sus espectativas de un hogar frío, miraron a todos lados y habían girasoles en cada arco, flores de magnolia sobre los jarrones rojizos y algunos pergaminos de caligrafía perfecta.

Se detuvieron cuando el Han'yō se adentro a un washitsu*, entrando unos pocos segundos después.

"Pueden dejar sus pertenencias, cuando vuelvan seguirán aquí" los invita; sin embargo, los tres se mantienen quietos, el Han'yō contiene un suspiro "Sé que lleva un demonio instintivo en la caja, también me encargaré de ella, descansar en un espacio cerrado y que restringe su movilidad no ha de ser agradable" Tanjiro aprieta el tirante de la caja, confundido por sus repentinas palabras "Tenemos una habitación que cuenta con los requisitos suficientes para la demonio, la luz del sol no se filtrara y podrá descansar adecuadamente" añade, Tanjiro titubea pero desliza con cuidado la caja y la deja sobre el suelo.

"Gracias..." el Han'yō solamente asiente, entonces los ojos de Tanjiro y Zenitsu parecen demasiado sorprendidos. El pequeño Tanuki se había colocado a lado del Han'yō, inspeccionando con ojos agudos a los niños.

"Me presentaré adecuadamente, soy el protector de la tierras del Kumio y este es mi compañero, Tanuki, ambos no somos humanos; sin embargo, esperamos que ello no sea un inconveniente para ustedes. Por ahora, estaremos brindando nuestros cuidados hasta que toda fractura y dolencia que posean sea remediada" explica "Ahora, Tanuki los guiara a las aguas termales, pueden tardar el tiempo que requieran"

Los tres cazadores dirigieron sus ojos al animalito que miraba al Han'yō con los ojos entrecerrados, suspirando y caminando fuera del washitsu "¡No se queden ahí parados!" vocifera con voz gruñona.

El pequeño Tanuki los lideró y se encontraron nuevamente recorriendo aquellos extensos pasillos, miraron la constitución del lugar distinguiendo al instante pergaminos con la constante figura de un ente de rojo y negro, tenía el cabello largo que caía en forma de cascada, vestimentas rojas que contaban con una forma demasiado dinámica que daba la ilusión de movimiento suave y elegante, casi como el propio Han'yō.

"Aquí es, tienen todo lo que necesitan, las toallas y batas están en esa pequeña caja de bambú, los implementos de limpieza se encuentran en la caja de madera" señala el Tanuki "Dejen sus ropas, katanas y... su máscara en esta canasta, niños, cuando terminen toquen la campana"

Tanjiro podía oler el disgusto que emanaba el Tanuki y Zenitsu oía claramente el tono antipático de la criatura, mientras Inosuke solo gruñía al sentir la hostilidad. El Tanuki se fue sin mirarlos.

"¡Kaaaaaaw!" gritó Zenitsu, golpeando su rostro contra una pared "¡Pensé que era una chica! ¡¿Por qué tenía que ser hombre?!" lloró mientras Tanjiro intentaba tranquilizarlo.

"¡Me vengaré! ¡Haré que pelee conmigo! ¡¿Cómo se atreve a lanzar mis katanas?!" exclama Inosuke, blandiendo sus armas hacia el cielo, moviéndose ferozmente.

"¡Zenitsu, Inosuke, calmense!"

El Han'yō se acercó a la demonio que dormía pacíficamente en el blando colchón, dejando sobre la mesita de noche un pequeño trozo de bambú tallado, ya que había desechado el que la niña demonio utilizaba. Abandonó los oscuros aposentos y se encontró con la expresión irritada del Tanuki, que no tardó en tirar de su yukata "¿Qué sucede, Tanuki?"

Oculto | Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora