Capítulo 5: Nudo envuelto sobre su muñeca (4)

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"¿Qué vio en los recuerdos del hombre cazador?"

"Nada especial" comenta sin sonar severo "Sus ideales son semejantes a los de Kami-sama, eso es todo"

"¿Eso provocó las lágrimas del Elegido de la Deidad?"

"No" suspira, observando que ya no había marca sobre su brazo "Eso causó las lágrimas de un niño humano" se acercó a uno de los manzanos y roció el agua fresca sobre la tierra bajo ella.

"Hanyou-san..." el Tanuki balbuceo sorprendido, recordaba como cuando el Han'yō era aún pequeño se negaba a aceptar su naturaleza humana.

El paso del muchacho era lento, alejándose de la planta al notar que era suficiente. Giró sobre su eje y llevó su andar hasta el banco de piedra pulida, se sentó sobre él.

"¿Hanyou-san, es buena idea dejar al humano sin más?"

"Hice lo mismo con el demonio, incluso si me vi envuelto en un dictamen parcial aún debo mantener lo mejor que pueda la equidad entre ambos. Si dejé ir vivo al demonio, también al humano. Además, el sol ha salido por lo que esos humanos no corren ni el más mínimo peligro" palmeó el espacio vacío con una sonrisa más relajada.

"¡Cómo se esperaba de Hanyou-san!" expresó, corriendo y subiendo con rapidez.

"Ah~ me alegra haber enviado a los niños a sus aldeas, que tengan contacto directo con esta situación quizá hubiera sido abrumador" el Tanuki rió, el Han'yō aún creía que los elegidos eran unos débiles chiquitines.

No sería quién le dijese que sus discípulos hubieran sido los sobreprotectores con él. Ni siquiera hubieran permitido al Han'yō utilizar su sangre para aliviar el dolor del hombre.

"Ven, Tanuki, prepararemos el almuerzo y más tarde iremos a la cosecha"

"¿Ehhh? ¡La cosecha no, Hanyou-san!" lloriqueó, saltando desesperado y siguiendo al 'Protector' hasta el interior de la casa.

Más tarde ese día, cuando la noche había arribado en el cielo y estrellas chispeantes se pintaban en el firmamento, teniendo a la espléndida luna como la atracción principal, el han'yō se encontraba sentado en una roca frente a un agraciado riachuelo no muy lejos de su hogar. El Tanuki seguramente deambulaba por ahí o por allá, ansioso de gastar alguna broma a algún incauto.

Suspiro.

"¡Creí que estarías entrenando!"

"Demonio, ¿por qué está aquí?" la expresión del han'yō pareció endurecerse, hace ya unos minutos había sentido estar siendo vigilado desde la copa de un árbol, creyó que no se acercaría.

"¡Aún no me dijiste tu nombre!" evadió la pregunta al creer que la respuesta era obvio.

"Como dije, no tengo un nombre" la paciencia no solía alejarse de su entorno, a pesar de disgustarle tratar con demonios no podía ser demasiado injusto con su juicio.

"Esa cosa te llama Hanyou" piensa en voz alta "Te llamaré de la misma forma"

"Si así lo desea" Akaza se sentó a su lado, incluso siendo tan fuerte seguía pareciendo una muñeca del más hermoso y frágil material: piel pálida semejante a la nieve, tal parecía que sangre no corría por sus venas.

"Hanyou" la esferas se dirigieron con lentitud al demonio, las pestañas largas se vislumbraron mucho más elegantes por el brillo de la noche "Tengamos una pelea"

"Me niego, un duelo con la finalidad de medir la fuerza de dos seres no es de mi agrado" Akaza frunció el entrecejo, tomando el brazo del han'yō.

"Sigues siendo el bastardo que interrumpió mi enfrentamiento con Kyojuro" la mirada agria ni siquiera inmutó al Han'yō.

"En las tierras de Kami-sama no permitiría que se derrame sangre humana o demoníaca"

Akaza se niega a dejar las prendas del Han'yō, que no se mueve o queja ante la presión que ejerce sobre él.

"¡Hick!"

"Tanuki"

"¡S-Sí, Hanyou-san!"

"Si un demonio convertido por Muzan Kibutsuji es expuesto a las flores de glicina será contaminado, es como un veneno, ¿me equivoco?" el pequeño Tanuki negó, alzando el ramo de flores "Demonio, pido que se retire de las tierras de Kami-sama"

Akaza había estado cerca de fracturar en hueso, pero el han'yō ya se había alejado antes de que sucediera. Apretó la mandíbula.

"Qué tenga una agradable velada" el Tanuki corrió a su lado, volviendo a la finca "Y pediría que no vuelva a irrumpir en estas tierras" no era una amenaza, pero la sequedad de las palabras lo hacían sonar como tal.

El han'yō entró a su hogar mientras el Tanuki chillaba ante su benevolencia. ¡Debía purificar a ese caprichoso demonio, ya había encontrado su hogar y no parecía ser alguien que se rinda fácilmente!

"Está bien, Tanuki. Estoy siguiendo las órdenes de Kami-sama, el tratado entre especies sobrenaturales será cumplida, si el demonio comenzara a lastimar estás tierras; nuestro enfrentamiento será inevitable"

"¡Pero Hanyou-san!"

"Tanuki" el animalillo calló de inmediato y colocó el ramo en el florero "Es tarde, deberíamos descansar"

Oculto | Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora