-¿T-Te irás con ella? -se estremeció ante su propia pregunta.
-¡Pareces un niño con estupidas inseguridades...! -se detuvo al escuchar lo que había dicho.
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»Historia totalmente de mí pertenecia.
»TODO ES FICCIÓN.
»ChangLix, con mencio...
¿Había hecho mal? ¿había actuado como tonto? ¿demostró ser un niño indefenso ante esta situación?
¿Había actuado como un completo estúpido?
Muchas eran las preguntas que corrían por la cabecita del australiano, el cual estaba arropado con mantas en su cama, bebiendo un delicioso chocolate caliente que su mejor amigo había preparado.
Pasaron dos días. Dónde no fue a la universidad, ni tampoco al trabajo con la excusa de que estaba enfermo.
Esa es la única verdad que quería aceptar; no quería admitir que lo único que deseaba era estar entre los brazos de Changbin. Sentir su calor y su olor inundar sus fosas nasales, las suaves caricias que el rubio siempre le proporcionaba al dormir o el simple hecho de hacerlo cuando Félix menos se lo esperaba.
No podía salir de la cama, todo lo que había sucedido hace dos días aún lo lastimaba. Pero tenia algo más que claro: las personas tenían un límite y Félix había sobrepasado el de Changbin con sus estúpidas inseguridades.
El amor se siente y se expresa. Se dijo a sí mismo. Pues sí, se siente, se expresa mediantes palabras y acciones y lo que sintió de parte de su Binnie, era mucho más que eso.
Él tenía razón, dejó salir sus estupidas inseguridades... ¿pero cómo no hacerlo?, el hecho de que Seo haya tenido una relación con Seungmin ya no le molestaba tanto luego de hablar con Jisung, le molestaba el hecho de que se lo haya ocultado por tres meses y él aún no sabía el por qué.
Sin embargo, sabía que tenía que pedirle perdón a su Binnie. Iría a trabajar en unas dos horas, tenía que hacerlo, Sunhee tenía cita con el médico, por la rutina de cada mes.
Y tampoco podía estar tan lejos del amor de su vida.
Amor de verdad, del puro, del bueno, del sano –aunque con algunos celos de parte de ambos–, ansiaba mucho que lo perdonara por actuar así...
¿Cómo había dudado así de él?
Ya era la segunda vez con la cual se había despertado sin los mensajes de buenos días. La charla por chat había terminado en un "Te amo, precioso" de parte de Seo, del miércoles, la mañana antes de todo.
Le entristecía mucho, pero él quería esperar a verlo en persona y quizá darle... ¿una sorpresa?
Aunque la sorpresa se la llevaría Félix.
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Tomó una bocanada de aire y procedió a entrar por el jardín.
Las plantas que él riega estaban moviéndose a la par del viento frío y húmedo al igual que su cabello. Quería refugiarse en unos brazos ajenos, unos que lo protegieran.
La puerta corrediza estaba abierta y solo pasó para luego hacer una reverencia al notar la sonrisa de Sunhee.
—Hijo, ¿cómo has estado? ¿el resfriado te ha tratado mal? —rió, dejando la mochila sobre la silla.
