45 ❝ BRILLAR ❞

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Félix yacía sentado arriba de la mesada del baño, con su cabeza gacha y sus manos sobre su regazo, jugando con los dedos nerviosamente. Sus lágrimas no dejaban de caer y algunos espasmos en su cuerpo se hicieron presentes. Le daba un poco de vergüenza mirar a su novio a los ojos, no sabía el por qué, simplemente no quería.

No era un secreto. Changbin sabía a la perfección su pasado, a través de sus pesadillas o aquella vez que tuvo fiebre, o cuando el menor estaba triste. Él simplemente le sonreía y le decía que todo estaba bien, que podía contar con él para lo que sea, cuando sea. Entonces así, Félix se sentía cómodo de contar los sucesos con su madre.

Sucesos que ningún niño debe pasar.

Pero esta vez lo sentía diferente. Se había expuesto, no solo a él, sino a Jiyoung. Había dejado en claro que él era el débil y esa mujer un demonio que se hacía llamar madre.

Y lo peor: había vuelto como si los golpes, la falta de comida, los encierros en su habitación, no hubiesen existido. Sobre todo, había vuelto como si el abandono hubiera formado parte de alguna clase de "educación"

Necesita un psiquiatra. Pensaba Changbin. Era de lejos, el pensamiento más cercano de todos lo que ha tenido los últimos diez minutos, mientras había tratado de curar la cortada que dejo en su mejilla, además de calmar su nerviosismo. Al menos no había tenido un ataque de pánico o ansiedad, odiaba verlo así, porque se notaba lo indefenso que se volvía.

Si por él fuera, su pequeño ya no sufriría de esos ataques, pero su ansiedad había aumentado desde que las pesadillas comenzaron. No había comido muy bien, y aunque fueron al hospital y el consejo del doctor fue que no se salteara algunas de las comidas –dándole un plan alimenticio para recuperar algunos kilos–, Félix había vuelto a saltearse los horarios alimenticios. Lo sabía porque conociendo a su pequeño y siendo perseverante ante sus metodos de estudios. El peligris era aplicado y cuidadoso con sus respectivos materiales. Es decir, Félix solía dejar lo más importante colgado en un tablero que tenía en su antigua habitación, o lo dejaba marcado para no olvidarse. No obstante, esa planilla había quedado en lo más profundo del cajón de su escritorio, sin algún tipo de marcas o esas flechas que suele ponerle.

Ni siquiera le interesaba.

Saliendo de sus pensamientos, Changbin notó como su novio jugaba con sus pequeños deditos. Había dejado la curación de lado, terminándola con una pequeña venda, aunque era innecesario ya que se la sacaría en cuanto desapareciera de sus ojos. Tomó sus manos, deteniendo sus movimientos suavemente. Félix ni se inmutó, pero su cuerpo tembló al sentir los labios impactandose en su frente para luego apoyar la suya.

—¿Duele, pequeño? —preguntó en un susurro dulce, logrando que un escalofrío recorra cada rincón del cuerpo del menor.

—M-Mucho, Binnie, mucho.

—No hablaba de la herida...

—Yo tampoco.

Acto seguido, el peligris rodea con necesidad el cuello del rubio, abrazándolo con fuerza, queriendo sentirlo mucho más.

Estar en los brazos de Changbin, de alguna forma, lo salvaba. Sentía la paz llegar a su tembloroso cuerpo y refugiarse con su alma rota, como si de esta manera le sanara todos los rasguños que ha hecho aquella mujer.

Todas las almas deben brillar. Había leído esa frase en uno de sus libros, no recordaba de cual, pero esa linea le había quedado en su cabecita, la que no tardó en desconcentrarse y pensar en ella.

La literatura, podia ser de lejos, el mejor arte que pueda existir. Realmente, Félix apreciaba a todos aquellos autores que podían plasmar todos sus sentimientos en una hoja, y de la misma manera, llevar sus pensamientos a los ojos y mentes de todas las personas del mundo.

━ 𝑀𝑖 𝐴𝑙𝑚𝑎 𝑅𝑜𝑡𝑎 ᯽ 𝐶𝒉𝑎𝑛𝑔𝐿𝑖𝑥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora