29 ❝ CASTIGO ❞

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Sentía como todo su mundo se desmoronaba ante cada maldito y lento segundo en el que transcurría en el taxi.

Cuando subió allí, no solo se permitió llorar, sino que también se le pasó por la mente ir a la casa de Mía, pero no cometería ese error una vez más. Entonces dijo la dirección de su único mejor amigo, con el cual mantuvo una relación para nada amorosa –solo fueron un par de revolcones–, cuyo dato olvidado, le cobró factura de una manera inesperada.

Se sentía culpable, mucho de hecho. En su sano juicio, jamás le hubiera gritado así. Claro, ¿quién lo haría?, pero esas palabras que escuchó salir de la boca contraria, fue la gota que rebalsó el vaso. Lo hicieron llegar al límite que no sabia que estaba a punto de cruzar la raya.

Le tenía paciencia, mucho, pero le dolía aún más que no confiase en él, después de todo lo vivido juntos.

Félix es alguien pacífico, lindo, tierno y muchas otras cosas más, aún así, su cabeza era un caos y Changbin lo sabía perfectamente. Pero ya no podía aguantar, no así, no cuando su novio dudaba hasta por respirar.

No sabía que asistiría a trabajar, tampoco sabía que Mía iría otra vez a molestar y mucho menos, que Félix creería en todas las palabras, menos en las de él.

Quería que la tierra se lo tragara o más bien decirle al taxista que de la vuelta, así volver por su pequeño, estrecharlo en sus brazos y nunca soltarlo.

Prometió jamás dejarlo.

¿Y qué estaba haciendo?, pero es más que comprensible. En el fondo, Changbin quería alejarse al menos un poco, sobre todo para que Félix piense en sus propias acciones.

Seo nunca comete el mismo error dos veces, nunca traicionaría al que se volvió el amor de su vida.

Tocó fondo, ¿quién iba a culparlo más que su propia cabeza?

No le molestaba en lo absoluto las inseguridades de su novio; le encantaba sus dudas, en la forma en que se sonrojaba y a pequeños tartamudeos le hacia saber lo que pasaba, entonces Changbin se encargaba de ver lo feo, en algo maravilloso, aunque a Félix le costara creerlo.

Sí, le encantaba eso.

¿Cómo haría para recuperarlo?, sin embargo, nada estaba perdido. Las parejas tienen sus peleas, lo iban a superar, lo iban a arreglar. Ambos se disculparían por sus errores y volverían a amarse.

Porque ellos eran personas destinadas a estar juntos. Nada podría cambiar eso.

Salió del taxi y se encaminó por el corto camino de piedras grisáceas y azuladas. Elevó sus nudillos para tocar cuatro veces la puerta. Inhaló y exhaló, sin poder detener sus lágrimas. La puerta fue abierta, dejando ver a un Seungmin bastante sorprendido y con el sentimiento de culpa a punto de estallar en su corazón.

No aguantó ni un segundo cuando se tiró a los brazos del otro, para llorar en su hombro, pensando en sí Lixie habrá llamado a Jisung.

O si está solo.

—Lo siento... —fue lo único que dijo el castaño, mientras acariciaba el cabello rubio.

Luego de unos minutos en los que Changbin lloró en el mismo lugar, Seungmin propuso una taza de café, con la condición de que se calme y se siente en el sofá.

Justo así estaba, abrazaba un almohadón mientras dejaba las gotas de agua impregnadas ahí. Le entregó el café y se sentó a su lado, dándole caricias en la espalda del mayor, en modo de consolación.

—Lo siento, Changbin, fue mi culpa.

—No —lo interrumpió, pasando el dorso de su mano sobre su mejilla, despojandose del agua acumulada ahí—. Yo lo jodí, otra vez. Tú no hiciste nada, ¿cómo diablos pude haber olvidado lo que pasó entre nosotros? —Seungmin suspiró, peinando su cabello un poco alborotado.

━ 𝑀𝑖 𝐴𝑙𝑚𝑎 𝑅𝑜𝑡𝑎 ᯽ 𝐶𝒉𝑎𝑛𝑔𝐿𝑖𝑥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora