━ 𝑀𝑖 𝐴𝑙𝑚𝑎 𝑅𝑜𝑡𝑎 ᯽ 𝐶𝒉𝑎𝑛𝑔𝐿𝑖𝑥

09 ❝ ME BESAS O TE BESO ❞

El agua de la ducha hace su trabajo o al menos eso. Los rastros de aquellos tipos se están yendo poco a poco.

Ya no siento sus manos pasando por toda mi espalda y mi abdomen, pero un feo moretón adorna mi antebrazo con algunos rasguños. Clavó tanto sus uñas que termino rasgando mi piel.

Pero eso no importa, Changbin hyung apareció a tiempo.

Como esa noche.
Pensé que se volvería a repetir. Que volvería a aislarme de las personas, de mis amigos y que el miedo por fin tomaría todo lo que queda de mí.

Y que está vez ya no saldría de la oscuridad, aunque nunca lo hice.

¿Por qué esto me sucede? ¿por qué tuvo que suceder dos veces? ¿por qué algo tan feo me persigue?

Salgo de la ducha, envolviendo mi cintura con una toalla y con la otra secando mi cabello. Me miro en el espejo, inspeccionando mis ojos rojos e hinchados y por debajo, aquellas ojeras que nunca me abandonan.

Tomo mi ropa interior y un pijama que me ha prestado Changbin. Ya vestido, seco un poco más mi cabello. Salgo del cuarto de baño para encontrarme a mi hyung, sentado en el borde de la cama, también con su pijama puesto. Sus manos están entrelazadas inclinado y apoyado sobre sus piernas, con sus ojos puesto en un punto fijo en el suelo.

—Yo quería salir contigo.

Me siento a su lado, tratando de comprender lo que dice.

—Pero yo quería esperar afuera.

—Yo te llevé allí —me mira.

—Y yo quería hecharle un vistazo a la librería.

—Pero... —alzo mis cejas, esperando la excusa para culparse—. Tardé más de lo que esperaba.

—Entonces yo no estaría aquí —se endereza largando un suspiro.

—No digas eso Lix, no lo vuelvas a decir —sus ojos se encuentran con los míos y su voz suena grave.

—Gracias —le sonrío.

—¿Por qué?

—Por todo —me acerco a él, mirando sus labios. Rodeo su cuello y lo abrazo fuertemente, una vez más—. Contigo... —susurro en su oido—. Me siento protegido... lo que pasó hoy, no es su culpa ni la mía.

Mis mejillas comienzan a sonrojarse pero termino sonriendo igual que él.

Me estoy enamorando tí.

Quiero decirlo, gritarlo, pero no puedo. La vergüenza e inseguridad me ganan, como siempre lo han hecho.

—Duerme conmigo —asiento.

Él se pone de pie y pasa por mi lado, solo para levantar la manta y palmear el colchón, indicando que me acueste.

—Ponte cómodo, no tímido —guiña su ojo, logrando que suelte una pequeña risa.

Ambos nos acostamos. Mis ojos se encuentran con los suyos y él esboza una cálida sonrisa.

—Llámame Binnie, ¿sí? tu voz suena dulce —el sonrojo invade por completo mi rostro.

Giro mi cuerpo y me acomodo para dormir, pero sin separarme de él.

—Buenas noches Binnie.

—Buenas noches pequeño —también se acomoda, pasando su brazo por mi cintura—. No sé dónde dejar el brazo.

Tomo su mano y la llevo hacia mi pecho, pero él la suelta, para envolver por completo la mía, haciéndome sonreir.