33 ❝ VERDAD PERDIDA ❞

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Changbin tomó la carta y la memoria USB y salió bruscamente de la habitación, dejando a Félix más confundido que antes. Tardó unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hizo, bajó rápidamente las escaleras. No encontró a su novio por ningún lado desde que llegó al primer piso, pero un ruido, proviniente del garage, le hizo saber que estaba ahí.

—¿Bi-Binnie qué haces? —preguntó algo asustado al verlo rebuscando algo entre los estantes que estaban colgados de la pared.

—¿Dónde están las malditas llaves...? —siguió buscando hasta que se metió en un cajón de la mesas de herramientas que también le pertenecía a Subin y encontró una especie de caja que contenía llaves.

Sacó una que ya conocía, perteneciéndole al auto de su madre, siendo esta, la primera vez que lo usaba desde hace años.

—¿A dónde vas? —volvió a preguntar, ya que anteriormente fue ignorado por la impotencia de Seo.

—Con Hanse. Él sabe todo, estoy seguro de eso.

Seo apretó un botón del control que era específicamente para portón del garage, el cual se estaba levantando automáticamente.

—N-No vayas... —pidió, mientras se acercaba a él—. No así. Estás enojado y eso no es bueno...

—Tengo que ir, Félix... —Seo encontró los ojos ajenos y sintió como toda su furia se disipaba en cuestión de segundos. Llevó su mano hasta acariciar la mejilla pecosa—. Pequeño, tengo la verdad entre mis manos. Voy a saber que fue lo que pasó esa noche. Ven conmigo...

Pidió, sabiendo que sí Félix estaba ahí, nada saldria mal y él se guardaria las ganas de golpear a Hanse con todas sus fuerzas.

Félix era su salvación, ¿cómo era eso posible?

El menor solo asintió y Seo le indicó que se suba al Audi de su madre. Al entrar, Félix se asombró en demasía, siendo esta su primera vez que entraba en un auto costoso. Poco duró su asombro, pues Changbin había arrancado con toda la velocidad que daba el vehículo. Frenó despacio, al ver que el cuerpo del peligris se había ido hacia atrás, impactando contra el asiento.

—Lo siento, lo siento, pequeño —se acercó a él y llevó su mano hasta el cinturón de seguridad, para pasarlo en diagonal sobre su cuerpo y trabarlo donde correspondía—. No recordaba que esto fuese tan rápido...

Félix no respondio, solo sonrió en señal de que todo estaba bien. Changbin hizo lo mismo consigo y arrancó a una velocidad moderada. Sentía como el nerviosismo se colcaba en su sistema, provocando que mueva sus manos o muerda sus labios fuertemente. 

¿Quién diablos era el amor de Subin? ¿por qué no sabía nada respecto a eso?

Ahora lo entendía. Él tenía a otra persona y fue por eso que no le molestó su aventura con Mia. ¿Acaso...?

¿Acaso saber de esa aventura lo habría librado de algo?

Félix lo miraba de reojo, con temor a preguntar de qué hablaría con Hanse. Aún le quedaban ciertas palabras de la carta en su cabeza, pero unas se llevaron el primer lugar y se dió cuenta de ello cuando captó todo el mensaje plasmado en ese papel:

Se había suicidado para no hacer más daño. Se había suicidado porque amaba a una persona y no podía hacerlo. Amba a un chico y no sabía qué hacer.

Abrió en grande sus ojos cuando pararon frente a una gran mansión, pero un poco más chica que la mansión Seo. 

Vió como el rubio bajó rápidamente y él también, aunque a pasos torpes. Ni siquiera esperó dos segundos para tocar el timbre, solo atinó a golpear fuertemente la puerta de la entrada. Una chica se hizo presente con su ceño fruncido, aparentemente trabaja allí por el uniforme. Changbin no le dió el tiempo a abrir la boca que ya estaba dentro de la casa. Con un "lo siento", en un susurro, Félix se disculpó por la irrespetuosa forma de actuar.

━ 𝑀𝑖 𝐴𝑙𝑚𝑎 𝑅𝑜𝑡𝑎 ᯽ 𝐶𝒉𝑎𝑛𝑔𝐿𝑖𝑥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora