Placer

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Habla Aitana

Estaba sudando. Empecé a ir cada vez más despacio hasta parar del todo. Nos seguimos comiendo la boca y enrollándonos...

Entonces cogí el vibrador, lo encendí y se lo introduje en la vagina a Lucía mientras no dejaba de besar sus pechos. Puso una gran cara de placer cuando la penetré.

L-..aaaaaaaahhhhh!!!

Sonreí.

A-..me encanta esto que has comprado...

Seguí penetrándola mientras besaba cada milímetro de su piel. Lucía se aferraba a las sábanas y no paraba de gemir. Entonces bajé y comencé a lamer despacio sus labios vaginales mientras seguía penetrándola. Le succioné el clítoris y se estremeció muchísimo.

L-..aaaaahhhhh!!!! Amor... me estás dando.. mucho placer... AAAAAAHH!!!!

Comencé a comérselo con muchas ganas mientras dejaba el juguete dentro de su vagina vibrando. Podía notar que estaba súper cachonda. Estuve rato haciéndole el oral hasta que sus gemidos se intensificaron muchísimo, entonces comencé a penetrarla de nuevo mientras seguía devorando su clítoris y tuvo un gran orgasmo y, por primera vez, se corrió eyaculando.

L- AAAAAAAAAAAAAHHH!!!!!...

Saqué el vibrador de su vagina y lo apagué. Estaba súper pringoso. Las sábanas se habían empapado de su corrida. Lucía apenas podía respirar. Subí para besarla.

A- estás bien mi amor? 💋
L-...sí...sí...joder...

Le sonreí.

A- te has corrido... mucho...💋 nunca te había visto eyacular así...
L- es que me has dado muchísimo placer... no podía contenerme...
A- no quiero que te contengas nunca 💋..

Me sonrió y me besó. Nos quedamos abrazadas un rato haciéndonos mimos, diciéndonos la una a la otra lo mucho que nos queríamos, llenándonos de caricias y de amor.
Más tarde nos dimos una ducha las dos, cambiamos las sábanas y limpiamos todo. Luego nos volvimos a acurrucar en la cama y nos abrazamos hasta quedarnos dormidas.

Aquella semana me sentía como en una nube. No sabéis lo feliz que era después de que Lucía me hubiera dicho que sí. Estaba contenta todo el día, me lo notaba todo el mundo, hasta en el trabajo me lo dijeron y entonces  les dije que me iba a casar. Se alegraron un montón por mí, sobretodo Mireia, una chica de la clínica con la que había entablado una buena amistad desde el primer día y nos teníamos mucha confianza, nos llevábamos genial.
Cuando llegó el fin de semana preparan nuestra maleta y cogimos el tren para Madrid para darles la noticia. No sabían que íbamos a ir, era una sorpresa.

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