¿Ir al Night Raven College? ¿Ganar el torneo VDC?
¿Evitar que la novia fantasma golpee a nuestro crush?
Un humano en una tierra de magos sexys...
Please~
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Hey! Espero disfruten de este nuevo libro en formato one shot. Voten y comenten o el espejo dirá que son un ser vacío y sin magia...quedan advertidas.
(Fem!reader) Usaré el nombre Yuu para referirme al reader.
Anormal
Paseabas por la cafetería en busca de tú gato sarnoso, era realmente una molestia que te trata como su supuesto esclavo, sin embargo es todo un colmo que escape de tu compañía cada que se le de la gana solo para crear problemas.
—¿Dónde se metió esa sabandija?
Tenias suficiente con el no haber dormido cada por culpa de Idia y Azul, tu orgullo no permitiría que te ganar en Monopoly, eso si que no. Primero quedarías en bancarrota antes de ceder tu victoria...¿Cómo no fuiste a Savanaclaw?
El mar de estudiantes de los diversos dormitorios miraba con curiosidad tu ceño fruncido mientras ibas deliberadamente con tu zapato en la mano como una total loca, lo que esas pobres almas en desgracia no sabían es que poseías la arma mortal.
—¡Allí está!—corriste hacia él gato negro quien se encontraba junto con la neurona compartida de rojo y azul—¡Grimm!
Salió huyendo en cuando vio que te aproximabas con esa mirada de doña enfurecida, pero ya era muy tarde para escapar. Arrojaste en una trayectoria casi perfecta el zapato gastado antes de tropezar con una gruesa línea en el suelo, a pesar de estar cayendo viste en cámara lenta como Grimm caía de frente al recibir tu ataque con efecto, sin embargo...
—¡Augh!—miraste hacia arriba al dueño de aquel quejido, encontrándote con tu peor pesadilla.—¿Quién osa-...?
—¡Epel! ¡Vil-san!
Oh no.
Chocaste sin querer durante tu patética victoria con tu amigo pelimorado de primer año, este te veía con una expresión de terror alegrándose se haberte conocido, porque este sería en definitiva tu final. Mientras que el de cabello lavanda estaba cubierto por la crema de espinaca desde el saco inmaculado hasta la cabeza, el líder.de dormitorio de Pomefiore se vio perturbado con una gran, poco visible, salpicadura en su mejilla y en los bordes de su saco.
Querías morir.
Viste de soslayo al culpable de semejante caída, Leona enrollaba de nuevo su cola alrededor de su pierna con una sonrisa ¡Como que hubiera cometido una fechoría!
—¡L-lo lamento Vil-san! ¡Epel perdona tu también!—sacaste un pañuelo del bolsillo de tu short arriba de las rodillas, su camisa de marinero tenía ligeras gotas—Voy a limpiarlo ahora mismo.
