Capítulo 25

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Alice

Tras veinte minutos intentando convencer a mi padre de que podía ir sola a comprar, salí de casa guardándome el dinero en el bolsillo de la chaqueta.

Tuve la sensación de que alguien me estaba siguiendo, pero despejé esos pensamientos rápidamente, pensando que seguramente sería porque nunca había ido sin compañía por la calle y sentía cierta inseguridad.

Al llegar a la tienda y ser recibida por la cálida sonrisa de Amber, la propietaria, me sentí aliviada.

–Alice –saludó y seguidamente rodeó el mostrador para llegar hasta mí. Tras dirigir una mirada rápida a la puerta la volvió a fijar en mí. –¿Vienes sola hoy?

–Sí. Mamá estaba bañando a Sarah, a papá le pinté las uñas y le daba vergüenza que lo vieran y Harrison estaba en su habitación con su novia, así que solo quedaba yo para venir.

–Oh –se sorprendió Amber –¿así que el pequeño Harrison ya tiene novia? Recuerdo cuando era un renacuajo y venía por aquí con tu madre…

Continuó rememorando, pero sinceramente no la escuché. Sabía que había hecho mal en decir que mi hermano tenía novia, pero Harrison me debía algunas y contarle un chisme a la mujer más cotilla del barrio, era una buena forma de vengarme.

Rebusqué en mis bolsillos y me di cuenta de que me había dejado la lista con las cosas que debía comprar.

–Uh… –susurré –me he dejado la lista. –valoré la opción de volver a casa a por ella, pero creí que para que confiaran en mí la próxima vez debía superar la prueba sin ningún error, así que intenté recordar lo que estaba escrito en ella. –creo que necesitábamos arroz, una barra de pan, un paquete de sal y… oh, sí, Nutella.

Estaba segura de que eso último no se encontraba escrito en la lista, pero una vez pagado, ya no habría nada que hacer.

Pagué el dinero correspondiente y me aseguré de que el bote de Nutella estuviera dentro de la bolsa antes de abandonar la tienda.

Me detuve antes de cruzar la calle, mirando hacia los lados para ver si venía algún coche, cuando de repente noté una mano haciendo presión sobre mis labios. Por instinto, la mordí.

Una voz ronca soltó un grito ahogado y me soltó. Quería echar a correr, pero él fue más rápido y me cargó como un saco de papas. Pataleé y grité pero no sirvió de ayuda.

–Estos niños de hoy en día… –comentó el hombre que me tenía agarrada cuando una madre pasó con su hijo por nuestro lado –cielo, cuando lleguemos a casa podrás comerte el helado. –continuó con fingida voz dulce y cariñosa.

Por más que gritara que era un embustero y que pidiera socorro, la poca gente que se encontraba en la zona pensó que estaba haciendo una pataleta y no movió ni un solo dedo para ayudarme.

El tipo, que reconocí como el hombre que había visto en el parque unos días antes, me metió en la parte trasera de un coche gris. Los cristales traseros del vehículo se encontraban recubiertos de tal forma que no podía ver el exterior y las puertas, por las cuales intenté escapar, se encontraban bloqueadas.

El coche se puso en marcha y decidí que debía hablar.

–¿Adónde me llevas?

Esperé, pero solo recibí silencio por su parte.

–Mi padre me encontrará, y cuando lo haga, estarás en grandes problemas.

Sabía que papá iría a buscarme, o por lo menos, confiaba en que lo hiciera.

7 años después de finale (saga hush hush)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora