Capítulo 8: cicatriz.

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El pescado terminaba de asarse, Sypha se encontraba al lado de Hanzel quien le contaba algunos detalles de lo sucedido con anterioridad, obviamente no comento que Alucard la había visto desnuda. De solo pensarlo, la rubia se sonrojo no quiso darle más vueltas, quizá Alucard no tenía preferencia por ella. Algún otro hombre hubiese aprovechado de Hanzel o quizá era demasiado caballeroso a su perspectiva.

—¿Debo de enterarme de algo?—pregunto Trevor a Alucard que se sentó a su lado con una botella de ron

—. Me sorprende que puedas beber eso a primera hora de la mañana, Belmont—respondió Alucard, Trevor le ofreció de la botella—¿En serio?

—. Jodete entonces.—espetó Trevor

Alucard se limito a poner los ojos en blanco; se enfoco en la mujer que yacia al lado de Sypha, el césped contrastaba con sus ojos casi grises y el cabello que anteriormente estaba mojado, se había secado en su mayoría y pequeños risos se habían formado, los cuales descansaban sobre sus hombros.

—. Con que poniéndole los ojos a su majestad.—se burló Trevor

—. En lo absoluto.—contestó Alucard

Sypha y Hanzel rieron, fueron risas de... "Chicas", por así decirlo, podría decirse que por fin lograron llevarse bien.

—. Solo, tengo curiosidad.—añadio el rubio

—¿Y esa curiosidad que implica?—cuestiono Trevor dándole un buen trago a la botella

Alucard lo miro con una ceja arqueada, seguido de ello observo a Hanzel, si bien, sabía que Hanzel aún no sabía si matar a Drácula, al contrario de ellos 3; que su meta era esa, terminar con su padre. Pero había algo más.

—. Tiene algo extraño.—comento Alucard, sopesando sus palabras—. No solo la marca en su muñeca.

—. Suéltalo Alucard.—dijo Trevor con cierto recelo

Alucard miro como Sypha y Hanzel probaban sus poderes, pero fue justo en el momento cuando entre llamas plateadas que desprendían de las manos de Hanzel la figura de una mujer sobre salió. «Carmilla»

—. No solo es la marca de la muñeca. Tiene una más en el cuello.—se limito a decir

Trevor iba añadir algo más, pero se limito a mirar a Hanzel que ya no quiso probar más su magia.

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Drácula miro a través del espejo, era un recuerdo casi perdido, algo que solo el sabía, o el creía que el solo sabía.

—¡Papá!—escucho

El cristal del espejo cayó al suelo, tres golpes sonaron en su estudio.

—. Adelante.—hablo Drácula mirando el retrato de su difunta esposa

Isaac entro, cuál sombra entre las paredes.

—. Carmilla envío una bestia. Creo que va detrás de algo distinto a tus órdenes.—informó el más leal

Drácula apretó el marco de la chimenea. ¿Que sabía ella?

—¿Quien hizo a la bestia?—cuestiono Drácula sin despegar la vista de las llamas

—. Héctor, mi señor.—contesto Isaac

Drácula se tenso, su plan se estaba viniendo abajo; tan rápido que no pudo sopesar otra cosa, Héctor estaba traicionandolo y al parecer la que estaba manejando las marionetas, era Carmilla. Pero exactamente, ¿Que buscaba? De solo pensarlo, se agotó. Era imposible que fuera detrás de algo que el escondió lo suficiente.

Algo que solo el sabía que destruiría su trono, algo que solo el había creado en secreto, algo que movería la balanza entre vampiros y humanos y quizá, también las druidas.

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Hanzel miro su reflejo por el río, por aquel instante, su mente estaba en blanco, hasta que sintió una punzada en el cuello. Se quejó en silencio, paso su mano por el cuello.

—¿Pero que...?—susurro

Al alejarla, vio que tenía sangre; paso la vista a su al rededor, no había nada ni nadie.

—¡Hanzel, ya vámonos!—gritó Sypha

—¡Voy!—contesto

Se pasó agua rápidamente por el cuello.

—. No, no, no, no otra vez.—mascullo

Era como si estuviera encadenada, un ardor insoportable le quemó el cuello, se pasó la mano tratando de parar el sangrado; fue tarde.

—. Apesta a sangre.—escuchó—¿Mataste alguna rata o algo?

Hanzel en ningún instante alejó su mano de su cuello, trato de cerrar la marca con su poder pero fue inútil; Trevor fue quien le había hablado.

—. Algo así, ¿Nos vamos?—contesto pasando de largo

Trevor la miró irse, paso la vista hacia donde ella estaba; eran apenas unas gotas de sangre, pero aquellas gotas habían quemado el mismo. «¿Que demonios?»

—¡Trevor!—insistió Sypha

—. Debo estar borracho.—justifico Trevor dando media vuelta

"No solo es la marca de la muñeca" paso la vista nuevamente al pasto.

—. O no del todo.—sopeso

Bacio scarlatto (Alucard y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora