Duodécimo Capítulo.
Colisión.Nathaniel.
Dicen que encontrar trabajo siempre trae dicha y felicidad, al igual que un poco más de disciplina a tu vida.
Pero puedo testificar todo lo contrario.
Mis horarios se han descontrolado, sigo llegando justo cuando se escucha la notificación de cambio de turno en caja, y como plato fuerte tenemos el hecho que no paro de equivocarme al momento de cobrar los montos. A fin de mes no tendré sueldo gracias a la poca atención que le dedico a mi labor, mi único consuelo es que apenas es mi primera semana y estoy seguro de que podré mejorar antes de que me boten después de triturarme, así como semillas de parchita después de preparar jugo.
Todo es gracias a...
—Cuatro conos, uno de vainilla, otro de chicle con mora, y dos de ron pasa con chocolate —hace el pedido el chico cabello castaño que ha pasado todos estos días con Mackenzie, Roseline y otro chico moreno—. Asegúrate de esta vez cobrar bien, por favor. Por tí para no tener que pagar un helado extra, y por mí para no tener que desatar una guerra para ver quién se queda con el segundo.
Me entrega su tarjeta y la paso por el monto de cuatro conos dobles, se la devuelvo y procedo a preparar los conos. Cuando le voy a entregar el primero veo que ríe viendo a un punto fijo.
Sigo su mirada y veo a Mackenzie tratando de sostener el menú con su nariz.
—Oiga —le llamo un poco brusco, y le paso el helado de mora con chicle—. ¿Cuál es el sabor para usted?
Como esta tan concentrado viendo lo que esta sucediendo en su mesa, no se da cuenta que la pregunta tiene una intención oculta y sólo responde:
—Uno de los de ron pasa con chocolate.
Dicen que ningún ser humano es bueno ni malo, y todo está en la predilección de elegir como quieres actuar cada día. Pues, digamos que hoy estoy un poco más inclinado al lado oscuro.
Así que preparo un cono de ron pasa con chocolate con mucho menos helado que otro, más el de vainilla. El castaño ve los helados extrañado pero sólo se encoge de hombros y lleva todos a su mesa donde los va repartiendo según lo que pidió cada quién.
Un pequeño consejo: nunca sean imparciales. Lo digo porque, nuestro castaño alargado le dio el cono con menos helado a Mackenzie, y un "UHHH" se oyó por todo el local proveniente de esa mesa. Justo después la veo voltear a caja y hacemos contacto visual; si creo poder entenderla como lo hacíamos, deduzco que sus ojos reflejan tristeza.
Como aquella vez a las 5a.m.
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.—¡¡LLEGAAAASTE!! —recibo un abrazo apenas cruzo el umbral de mi puerta. Khristopher me arrastra hasta la cocina y me deja en un banquillo, y prosigue a comer de una bolsa de ruffles.
—Me siento honrado que alguien me reciba del trabajo, pero preferiría que en vez de robar mi alacena me dieran algo de comer —me paro del banquillo y dejo mi bolso en una de las repisas, también me quito los zapatos y me abro los pocos botones que tiene la camisa. Justo cuando estoy en el centro de la sala llega mi mamá, haciendo exactamente lo mismo que yo.
—Buenas noches cariño —se tumba en un banquillo y deja el bolso en la isla de la cocina. Del otro lado seguía Khristopherita comiendo las ruffles pero ella no reparo en su presencia hasta que oyó un crujido—. Buenas noches Khris, ¿no es algo tarde para estar aquí?
—Hace una semana su hijo pidió de mis dones terapéuticos a las 3a.m., así que para evitar que interrumpa mis sueños o le de un ataque nervioso, hoy reposare en su morada.
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Memorias de un ayer y de un por venir
Novela JuvenilLa historia se centra en la vida de dos jóvenes adolescentes que pasan de ser vecinos extraños a tal vez algo más que amigos (nadie esta muy seguro, ni ellos) gracias a un suceso algo catastrófico. Una chica pelirroja que al principio muestra una fa...