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Undécimo Capítulo.
Es una elección.

Mackenzie.

Mi vecino y yo habíamos creado la costumbre de saludarnos a través de nuestras ventanillas cada mañana antes de salir para luego acompañarnos de camino al instituto, pero hoy decidí dejar las cortinas cerradas y pedirle a mis padres que me llevarán hasta el colegio.

Los lunes no compartía clases con el "vecino".

—Mackiemackiemackiemackie —a la hora del almuerzo llego Rosie a mi lado, y puso su bandeja contra la mesa, para despu9és acomodar con gracia el desastre que hizo su cabello al sentarse—. Estaba pensando en presentarte a unos chicos que también son amigos de Khistopher, y que de hecho fueron a la reunión privada. O quizás ya Khristopher te los presento, pero como creo conocerte más que la media estoy segura que ya no los recuerdas porque sos una despistada, pero la linda Rosie va a hacer todo lo posible para que tu estancia en Cargary sea lo mejor.

Fue inevitable no recordar cómo casi le rompí el tabique a Nathaniel y por ello me llamaba despistada.

—¿No que no tenías amigos? —pregunto con una mueca divertida.

—Errooooor Mackie, no tenía "amigas" —hace comillas con sus dedos—. Y es un poco raro pedirle a un chico al que apenas saludo que me acompañe a comprar ropa y opine como me queda una falda.

Toma un sorbo de su merengada que incluía remolacha con zanahoria para después agregar:

—Y no es que tenga algo contra los chicos, o los tilde de babosos, sólo que es mucho mejor tener compañía femenina a veces. No creo en los que dicen que los amigos hombres son mucho más sinceros que las amigas mujeres. No... —respira y me ve fijamente—... no, pienso que no es algo que se distinga por el aparato reproductor que tenga la persona, es sólo la elección de rodearse de las personas correctas. Al final del día, tanto una chica como un chico, pueden traicionarte o ayudarte a seguir adelante.

Se queda en silencio por un rato, con una expresión que me recordaba a Yoda y su sabiduría desbordante, y si pones la expresión de Yoda en Rosie el resultado es inevitablemente gracioso, pero gracias a mi risa Rosie aterrizo de su viaje de pensamientos.

—Eso era sólo para aclarar que no es que no quisiera tener amigas, es que simpatizar y desarrollar confianza después de los quince años es difícil, así que la mayoría de mis amistades son chicos que no les importa que las únicas palabras que intercambiamos seguido sean Hola, Cómo estas, y Adiós o hasta luego —sonríe de forma cínica, o lo más cínico que se le puede llegar a ver a una chica que tiene vibras de algodón de azúcar—. Y algunos de esos compadres quieren conocerte.

—¿Conocerme en el buen sentido, o conocerme en el mal sentido? —aprovecho que esta comiendo de su almuerzo para robar un poco de su merengada.

—Eso depende de como definas cada concepto —responde con la boca llena, y arrebata su batido de mis manos.

—¿Quieren realmente conocerme como persona y ser humano pensante, o quieren intercambiar bacterias conmigo a través de saliva? —al terminar la frase Roseline paro su masticar quedando otra vez en una mueca a cual fue inevitable no reírme. Roseline tragó con fuerza antes de decirme:

—No sé si Nathe te ha pegado de sus hábitos extraños, o de verdad siempre has sido tan sincera, pero dire tres cosas —sube tres dedos—. Uno: esperemos que sea en el buen sentido o sino lo castramos por ligón; dos: ya se porqué te llevas tan bien con Nathaniel, y tres: eso también explica porque tienes grandes posibilidades de una amistad exitosa conmigo.

—A.

—Muy profunda tu respuesta si me lo preguntas —sonríe satisfecha, pues ya acabo su merengada—. ¿Entonces debería planear el encuentro?
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Memorias de un ayer y de un por venirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora