¿Cómo suena mi alarma? En mis días malos suena así:
—¡Donovan! ¡Desirée! Necesito que bajen.
Lastimosamente mi sueño es muy ligero, así que me percato del momento en el que abre la puerta de mi habitación con ayuda de mi sistema auditivo. Me mantuve quieta, sin dar señales de vida, esperando a que mi madre se diera por vencida.
Sonreí satisfecha cuando se fue, pero...
—Arriba—¡Solo fue abrir la puerta de Donovan y regresó a mi habitación!
Salí de mi refugio y fue el peor error de mi día, justo en ese momento mamá abrió las cortinas y toda la luz me dio directo en la cara. Metí la mano debajo de la almohada buscando mi teléfono con los ojos entrecerrados sin poder acostumbrarme a la luz.
Agradecí a mi yo de anoche por haber puesto el celular en modo nocturno que me ha salvado de una extrema ceguera en ese momento mañanero.
—¡Mamá! —la llamé cuando planeaba salir de mi cuarto, se detuvo atenta a escucharme—. Cómprate una vida y si no te alcanza vete a dormir —le dije con un muy mal genio.
Me volví a ocultar bajo la cobija.
Por su silencio, creí que se había ido y nos dejaría en paz, sin embargo, las madres no abandonan una batalla tan fácilmente.
Comencé a gritar como loca cuando me tomó de los tobillos y tiró de mí para sacarme de la cama.
—¡Ya, ya! —exclamé asustada.
—¡Baja!—advirtió con una expresión seria, sus ojos casi me atravesaban el alma. Luego de ese susto, salió de mi refugio y me alivio oírla bajar las escaleras.
«Pero qué bicho le ha picado».
Hice a un lado la cobija y me preparé para hacer el maratón de mi vida.
—Corre, princesita, corre —dijo Donovan saliendo de su habitación imitándome. Me rebasó y eso provoco que yo me atrasara.
«Gran apoyo, hermano».
—Buenos días —saludó mi padre y le dio un sorbo a su café.
Tomé asiento a su lado, mi madre colocó un plato con desayuno delante de mí.
—Madrugadas, dirás —respondí a mi padre jadeando.
—Ya van a ser las siete de la mañana —arrugó el entrecejo, he ahí de donde proviene mi manía de arrugar la frente, y continuó comiendo. Sí, extrañaba mucho oírlo comer tan desesperadamente mientras hacía mucho ruido.
Me recorrí un asiento y le dejé el anterior a mamá. Ella es la esposa y el amor todo lo puede.
Ver la frente marcada de líneas de expresión me causa una sensación ruidosa, no puedo hacer otra cosa que no sea sobarme la misma zona.
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Desvíos del corazón
RomancePodrán odiar su pasado, pero al fin y al cabo, fue ahí donde se conocieron. Dérive 1. 2021. ©