Capítulo 1

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Vacaciones en casa; odiaba las benditas vacaciones en casa

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Vacaciones en casa; odiaba las benditas vacaciones en casa.

¿Por qué? La respuesta es sencilla: mis días de verano eran aburridos y rutinarios... ¿Algo más triste que eso? Nada distinto, nada nuevo ni divertido. Simplemente eran días monótonos y muy aburridos. Extremadamente aburridos.

¡Necesitaba una cubeta, porque llegaba a babear estando dormida! ¡Y ni siquiera me daba cuenta de que estaba dormida! Bien, bien, quizá estoy exagerando un poco. Solo un poquito, excepto en lo último; supongo que a todos nos pasa —y babear a veces también—.

Recuerdo que pasaba deseando que alguien me sacara de casa, en verdad. Si era posible, que me llevará a recorrer el mundo, no me quejaba ni me quejo ahora, soy buena compañía, sé contar buenos chistes.

—Desi, despierta. Ya vamos a llegar.

El zumbido molesto que provocan aquellas palabras me puso de buenas. Me incorporé limpiando mis labios con el dorso de la mano.

—¿Has dormido cómodamente? —preguntó Alicia, la novia de Miguel, el piloto asignado de este viaje y mi mejor amigo.

Negué dando un bostezo, el cuello me dolía horrible por dormir en mala posición en los asientos traseros del auto.

En la adolescencia anhele ser hija de padres ricos, quería que viajar a otros países fuera cosa de siempre, pasear por las ciudades y visitar sus lugares más maravillosos. Y tener una piscina en casa... era mi sueño. ¡Qué digo casa, una mansión!

Y aunque no me tocó gozar de ese tipo de lujos, no menosprecio todo lo que mis padres me han dado. Solo era una chiquilla egoísta que quería disfrutar las vacaciones de verano fuera de casa por una vez.

Me percató lo cerca que estamos de entrar a mi ciudad así que me preparo abriendo la cámara del celular y empiezo a grabar con el fin de capturar la entrada de bienvenida junto al bello nombre de mi lugar de nacimiento.

Por mis padres me encuentro sanamente respirando y viviendo otro sueño.

Como olvidar las tardes en la sala, donde miraba programas de adolescentes y la mayoría vivían en internados; lejos de casa. Era maravilloso ver que se regían bajo sus propias reglas. Todo parecía fácil. Con una llamada a sus papis tenían cheques a su disposición.

Aunque no es exactamente mi vida así, se asemeja mucho y resultó ser agotador, en tv no pasaban todas esas cosas de personas responsables que hay que hacer como lavar la ropa, preparar exposiciones o dormir una noche. Solo dejan lo divertido. Por suerte sigo sobreviviendo.

Salir de mi hogar junto a mi mejor amigo y mudarnos a otra ciudad para ir detrás del sueño de todo universitario —que es tener una vida estable y económicamente rica para ir y viajar por el mundo— no pensé que extrañaría tanto volver a casa. Mi vida es igual de aburrida en ambos lugares.

Quizá es mi estilo de vida la que no me permite tener experiencias arriesgadas e inolvidables o tal vez me faltan las amistades adecuadas para que me arrastren a vivir experiencias alocadas y divertidas que te hacen decir "Solo se vive una vez".

Desvíos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora