Capítulo 11

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La pantalla se ilumina al mismo tiempo que vibra, lo que me indica que tengo un mensaje nuevo

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La pantalla se ilumina al mismo tiempo que vibra, lo que me indica que tengo un mensaje nuevo.

"Me preocupé mucho".

"Estuve a punto de llamarle a tus padres pero tenía fe en que estabas bien así que no lo hice porque sé que te hubiera traído problemas" llegó el segundo mensaje mientras leía el primero.

"Si te vuelves a desaparecer sin avisar, la próxima vez si les hablaré a tus progenitores. Y si es con Jayden con quién te vas otra vez, lo pagará muy caro". Admito que me ha dado risa este tercer mensaje, que es realmente una amenaza, pero en partes iguales me preocupa, cuando estoy siendo despistada no hay quien me pare, entonces si me olvido de avisarle de mi existencia a alguien, Miguel no tendrá piedad la próxima vez.

«Eso último sonó cruel».

"Eres el mejor, te quiero, gracias por preocuparte por mí" fue mi respuesta.

Ambos nos contamos cómo vivimos la noche, al menos por mi parte omito ciertos momentos y a cierta persona.

—¿Quieres no girar tan brusco? Me mareas —le pido a Darling.

Me ignoró descaradamente subiendo el volumen a la música.

Miró por la ventana, inhalo un poco de aire y vuelvo a centrar mi atención en la conversación.

No los culpo por tantos mensajes y llamadas durante toda la noche y parte de la mañana, comprendo totalmente su preocupación así que le juro que no volverá a pasar, o eso intentaré.

"Advertida estás".

Ya lo dijo, advertida estoy.

Unos segundos más tarde, envió un nuevo mensaje.

"¿Qué harás hoy? Ven a casa, hagamos maratón de series como mejores amigos goals".

Me rasque el cuero cabelludo mientras la flojera se apodera de mí cuerpo, sin embargo, iré. Así no pasaré sola la tarde y tendré una excusa para no ir con mis hermanos a su reunión familiar.

"Llegó en un rato" fue mi respuesta.

"¿Puedes traer nieve, chocolate, mascarillas y todas esas cosas que usan las chicas cuando están deprimidas y/o hacen pijamadas?".

Arrugue el ceño al leer su petición. Le aseguré que lo llevaría y baje a la cocina a merendar algo.

—Primer parada —el auto se detiene y el motor se apaga, miró por la ventana y notó que habíamos llegado al supermercado.

—Perfecto —dije releyendo el mensaje de Miguel.   

   

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Desvíos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora