Capítulo 12

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El tiempo se siente demasiado lento

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El tiempo se siente demasiado lento. Me desespero cuando los semáforos parecen querer llevarme la contraria y no cambian a verde, es como si fuera a propósito, pero es absurdo, duran el mismo tiempo de siempre. Me muerdo una uña con impaciencia cuando un señor mayor sube al autobús y tarda demasiado pues trae consigo un par de bolsas que se ven pesadas. Me levanto de un salto para ayudarlo. Me dice «Gracias» con un tono cansado cuando se sienta y yo solo le sonrió.

No tengo la menor idea de que pudo haber pasado y eso me carcome la cabeza cada vez que prendo la pantalla del celular para ver si no tengo alguna noticia de Jayden. Pero no hay nada después de aquella llamada.

El autobús se detiene justo delante del hospital y muero por bajar, pero tengo que esperar a que algunas personas, que se me adelantaron, lo hagan primero.

«Los nervios me están comiendo entera».

Llamó a Jayden para saber dónde se encuentra y hasta la tercera llamada contesta. Camino mientras las gotas de sudor corren por mi frente a pesar de que está nublado y el viento corre fresco.

Cruzó la sala de espera y entonces los veo: Jayden está sentado con los codos en los muslos y con sus manos sostiene la cabeza. Jace está sentado en el piso viendo al techo al lado de Jayden, ya no hay sillas libres para él. La madre de los hermanos, que estaba a la izquierda de Jayden, se pone de pie y se dirige a no sé dónde de espaldas a mí.

Me pongo de cuclillas llegando con el hermano menor y poso una mano en su hombro.

—Hola.

Ambos se giraron a verme en cuanto escuchan. Jace abrió demasiado sus ojos, sorprendido por verme aquí, se abalanza sobre mí y me abraza. Jayden, tiene los ojos rojos y una expresión triste. Mi pecho duele al verlo así.

Le devuelvo el abrazo al hermano menor y estiro una mano para tomar la del renacuajo. Él la aprieta fuerte, sin excederse.

Jace solloza sobre mi hombro y no me molesta.

Pasaron unos minutos y en algún punto Jayden soltó mi mano, se puso de pie y atendió una llamada, por lo que pude darme cuenta fue corta y sin muchas explicaciones para la persona del otro lado de la línea.

Comienzo a cansarme por la posición en la que estoy, sin embargo, no es eso lo que me hace apartarme del menor, sino que Jayden me necesita.

—Todo estará bien, ¿si? —digo y me separo suavemente, le doy una sonrisa plana y un poco triste. Jace se talla los ojos con las manos y asiente.

Su carisma, sus bromas y juegos no están presentes y me duele más la situación a pesar de no saber exactamente que pasa.

—Jace —ambos levantamos la vista hasta su madre que llega a dónde estamos.

La veo de pie y una sensación de pena me embriaga el cuerpo al recordar cómo salí de su casa la mañana del día anterior.

Ella me da una sonrisa de boca cerrada y le regreso el saludo de la misma forma. Se ve cansada, trae puesto el uniforme de su trabajo y no tiene ningún rastro de maquillaje.

Desvíos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora