Dos días. No ocupabamos más.
Un viaje de fin de semana.
Estaré aquí para recibir a mis abuelos pronto. Lo que me evitará interrogatorios por parte de todo el mundo.
Un plan sencillo. Nada debe de salir mal.
—¿Estás lista?
—Lagañas en los ojos, cabello despeinado, despierta desde las tres de la mañana y parece que ando en pijama, sí, bastante lista —susurré tallando mis ojos.
—Gracias por advertirme que me encontraré con tal preciosura.
Su comentario me hace sonrojar.
—Muchos halagos, Jaydensito, ¿A qué se deben?
—Descuida, ya no habrá más, ya los mataste.
—Mejor apresúrate antes de que me quedé dormida —bostece observando lo cómoda que se apreciaba mi tan preciada cama individual.
Responde un "te veo pronto" y cuelga.
Lo más difícil de este plan es que nadie se entere que desaparece por dos días. A excepción de una persona, que está obligado a guardar el secreto o morirá; Miguel, alias y mejor conocido como el "Poste".
No fue fácil conseguir que me jurara lealtad, oh no. Al principio se rehusó rotundamente, teniendo en cuenta que la última vez que salí con Jayden me "perdí". Debe apreciarme mucho para terminar aceptando por mí.
Siguiendo con mis hermanos mayores y únicos, que están "cuidándome", son los más difíciles de pasar por encima. Empezando por el hecho de que Darling me encerrará en un sótano, me atará a una silla y no me dejará ver la luz del sol hasta que las clases empiecen, si se entera. Donovan no es más complicado, sino insoportable, por qué él se apuntaría al viaje así sea de colado y yo no quiero que ande de estorbo.
Entonces, como ninguno debe saber mi paradero real, la excusa que planifique perfectamente en un periodo rápido y récord, es que estaré en casa de Karime. Aún me debato en sí también debo contárselo a ella, eya que es la estrella del plan. Sin embargo, tengo la creencia que entre más personas sepan sobre lo que estás planeando, habrá menos posibilidad de lograr el objetivo porque hay gente envidiosa que no quiere verte feliz o simplemente se seba. Y yo estoy muriendo por ir.
Suelto un suspiro dramáticamente y veo la mochila que llevaré. Todo está muy bien, a mi criterio, organizado ahí dentro.
El tren sale a las cinco con veinte, faltan cuarenta minutos para eso. Muy temprano, sí. Estoy rezando por no quedarme dormida, quiero admirar el viaje de principio a fin.
Estoy luchando con todo lo que está en mis posibilidades. Me está acabando el sueño, sí. Me arrepiento, no.
Me adentro en una app de notas en mi celular para repasar una vez más todo lo que llevo dentro de la mochila para asegurar que nada me falte.
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Desvíos del corazón
DragostePodrán odiar su pasado, pero al fin y al cabo, fue ahí donde se conocieron. Dérive 1. 2021. ©