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Cadenas de Espinas

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Cadenas de Espinas

Se removió en el suelo incomoda mientras volvía a sentir sus extremidades y su cuerpo, trataba de despertar completamente, pues aún no podía abrir del todo sus ojos, el frío de lo que parecía un suelo de roca le calaba en los huesos.
Cuando pudo al fin aclarar su vista miro su alrededor con algo de dificultad, estaba obscuro, había luces de velas, se encontró dentro de una especie de cárcel, o calabozo no podía distinguir bien, había solo unas tres celdas en ese pasillo y ella estaba en la que parecía la primera, un montón de cadenas le rodeaban los brazos que la unían al suelo, atada como un animal salvaje estaba acostada y su cuerpo aún no reaccionaba bien por lo que no entendía nada de lo que sucedía a su alrededor.

Escucho unos pasos, intentó mover la boca para hablar pero no podía todavía movilizar los músculos de su rostro, maldijo mentalmente mientras solo podía observar los pies de alguien avanzando.

Pudo al fin ver a la persona cuando esta se agachó, era un chico de unos veintitantos años, cabello castaño y ojos miel brillantes, algo parecidos a los de su padre. El chico primero la inspeccionó mientras ella estaba inmóvil observándolo. ──Parece que despertaste.... mantente tranquila Lady Oslo, pronto vendrán a interrogarte bien, medita un poco que debes ser más mansa cuando el jefe venga.... no creo que quieras perder los dedos ──sonrió cínicamente el muchacho, de haberse poder movido le hubiera escupido en la cara, estaba presumiendo algo que el no podía hacer, presuntuoso, el chico volvió a ponerse de pie y se marchó de nuevo, con una sonrisa de superioridad y un marcado paso altanero hasta la salida de los calabozos. Respiraba agitadamente, fastidiada por haber frenado, parecía que no tendría semanas tranquilas jamás.

El tiempo no sabía cómo medirlo pero si supo que había pasado mucho tiempo desde que ese chico entró, no sabía cuánto, quizás unos quince, veinte minutos, o incluso una hora; pero volvieron a entrar por ella, abrieron sus rejas y dos hombres le soltaron de las cadenas mientras sentía que ya podía forcejear, pero eran incluso mucho más fuertes y ella seguía débil, la sacaron arrastrándola por el espacio del calabozo, había varias máquinas de tortura enfrente pero la amarraron a una silla que tenía correas de cuero para atar tanto en las recargaderas como en los pies de la silla.

La dejaron sujetada mientras volvían a retirarse, ni siquiera se fijó tanto en los dos, ninguno parecía ser el jefe, cuando miro enfrente vio otras dos celdas con cuerpos adentro, el último estaba demasiado obscuro por lo que solo vio los zapatos de lo que parecía una mujer, en la del medio había una chica igual que ella atada con cadenas, tenía cabello rubio parecía de unos quince años, estaba llorando silenciosamente porque tenía la nariz y los ojos rojos.
──Ha... allí estás querida Lady ──una voz atravesó la puerta mientras el sonido de la entrada repiqueteaba chirriando──. Debes cuestionarte quien soy yo, soy un viejo amigo tuyo... espero me recuerdes aunque ha pasado mucho tiempo desde la última vez ──su voz ronca ronroneo agraciado mientras se acercaba para pararse frente a ella, había otros dos hombres que entraron detrás de el y se colocaron en las orillas del la celda del medio mirándolos a ambos. Una vez que pudo distinguir su rostro entre la obscuridad le identificó, su mente comenzó a buscar recuerdos donde el apareciera, el corazón le palpitaba rápido al llegar a aquella memoria donde el había estado, era el, el viejo amigo de su padre, cicatriz cerca de la barbilla y rostro tosco, aquel que una vez había intentado atacar a su madre sin lograrlo gracias a ella, le había contado a su padre, pero jamás le creyó, la llamó niña insolente y la castigo dos días encerrada en el viejo cobertizo de su casa, su madre nunca pudo alzarle la voz a su padre así que no le dijo nada del intento de ataque y el mismo hijo de puta que su padre defendía estaba frente a ella, no lo había visto en un largo rato y en verdad quería patarle toda la cara──. Parece que me re conociste, no es increíble encontrarnos en una situación así... es una lástima que no te parezcas a tu madre... hubieses sido un maravilloso reemplazo de ella, tu hermano se parecía demasiado... si solo hubiese sido una linda señorita en lugar de un varón...

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