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Agust aún no asimilaba todo lo que había ocurrido en tan solo unas horas. El que un hombre haya aparecido de repente en su trabajo, diciéndole que su hermano estaba en coma, que estuviera casado, y no sólo eso, si no que hasta tuviera un hijo de 8 años, era demasiado.

Y aunque, según aquel hombre, que decía llamarse Namjoon, dijera que YoonGi estaba a punto de divorciarse, Agust aún tenía dudas sobre ello, después de todo, YoonGi siempre había sido el favorito y consentido por todo el mundo, siendo así, que no había persona que se resistiera a cumplir todos y cada uno de sus caprichos, por lo que se le hacía algo prácticamente imposible que aquel hombre quisiera separarse de su hermano, y más teniendo un hijo con el, que, a pesar de no tener su misma sangre, según lo que le había comentado Namjoon, el prácticamente lo había criado durante todos estos años, llegandolo a considerar como su propio hijo.

YoonGi tenía un hijo, lo que significaba que el tenía un sobrino.

Sonrió inevitablemente, imaginando como podría ser el hijo de su hermano.

Entonces, pensó en su madre, en lo contenta que se pondría si conociera a su primer, y hasta el momento, su único nieto. Seguramente sería un bálsamo para la vida tan solitaria que llevaba su pobre madre dentro de ese hospital.

Desde que quedó confinada a una cama, Agust tuvo que aumentar las horas de trabajo para poder costear los medicamentos y el tratamiento de su madre, quien ahora estaba permanentemente internada en el, pues al trabajar día y noche, no había quien cuidara de ella.

Agust sintió su corazón estrujarse y aquel inevitable nudo en su garganta, el cual se había vuelto tan constante los últimos días y luego suspiró.

"Lo hago por mi madre", "ella me necesita "

Era lo que se repetía Agust una y otra vez, para no pensar en aquellos mismos pensamientos negativos que lo carcomian internamente, aquellos donde se culpaba a sí mismo por tener que dejarla por un tiempo, reduciendo su tiempo para verla únicamente los fines de semana.

"¿Qué pensará mi madre cuando no me vea llegar el fin de semana, como si nada?"

Ella estaba sola, no tenía a nadie más que él.

¿Qué sí pensaba que la había abandonado de igual manera?, ¿y si empeoraba en el tiempo que estuviera fuera?, no se lo perdonaría.

Pero...

¿Qué más le quedaba?

Necesitaba el dinero para su tratamiento, para pagar la estadía en el hospital, así como los gastos en su casa.

Además, si ese el tal Kim Taehyung era tan malo como decían, no podía dejar a su sobrino solo con ese hombre, tenía que ver por su bienestar en la ausencia de su hermano.

Esos eran los pensamientos de Agust mientras la estilista encargada de cambiar su imagen terminaba de dar los últimos retoques de su maquillaje, para finalmente llevarlo frente al espejo y mostrarle el resultado.

—Listo señor Kim, ahora su cabello está justo como antes— comentó aquella mujer con entusiasmo.

—Si, claro —contestó el ahora rubio bastante incómodo, pues desde que puso un pie en el lugar, todas las personas que trabajaban ahí no dejaban de llamarlo “Señor Kim".

Aunque no es de extrañar, ya que era el salón de belleza que frecuentaba su hermano gemelo. 

—Ahora si te miras exactamente igual a YoonGi.

La voz de Namjoon a sus espaldas lo sobresaltó, el rubio vio al otro hombre a través del espejo y frunció el ceño notablemente.

—Aún no entiendo porque tengo que hacer todo esto.

El otro ||Taegi|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora