El otro ||Taegi||

08

Estaba tan aburrido.

Llevaba varias semanas encerrado en el departamento de Namjoon y comenzaba a hartarse.

—No puedo esperar el momento en que finalmente esté libre del imbécil de Taehyung.

Tal vez todo el asunto pareciera demasiado para cualquiera, pero para YoonGi era solo hacer lo necesario para cumplir con su objetivo.

Después de haber conseguido todo lo que quería de Taehyung, no pasó mucho tiempo antes de que YoonGi se aburriera de su vida de casado y quisiera salir huyendo. Desgraciadamente si se separaba de Taehyung, tendría que despedirse del lujoso estilo de vida que su marido le daba y que tanto le había costado tener. Y eso YoonGi no lo podía permitir, por nada del mundo regresaría a su antigua vida, de miserias y hambre. Por eso decidió que haría que el hombre se hartara de él hasta que fuera el mismo Taehyung quien le pidiera el divorcio.

Comenzó una rutina, donde iba a los centros comerciales y compraba ropa, zapatos, joyas, y accesorios, siempre lo más costoso y en tendencia, pues cada semana cambiaba de guardarropa. Iba a comer a los mejores restaurantes, dejando a su hijo y a Taehyung comer solos en casa. También Comenzó a viajar constantemente, poniendo como excusa que necesitaba tiempo con sus amigas, visitando así, Londres, París, Maldivas, Hawaii, entre otros lugares de los cuales ni siquiera recordaba su nombre. Se hospedaba en los hoteles más exclusivos, todos de 5 estrellas y seleccionando las suites más costosas, utilizando todos sus servicios.

Todo eso con el dinero de su esposo.

Pero no solo era que YoonGi derrochaba el dinero de Taehyung a donde quiera que iba, si no que paso de ser dulce y cariñoso, a ignorarlo por completo. Ya no lo llamaba por los ridículos apodos que a Taehyung tanto gustaban, ya no le exigía que dejara el trabajo de lado y le prestara atención, no le pedía que lo llevara a sus viajes de negocios, e incluso dejó de dormir con él cuando también el sexo con Taehyung terminó, aquel que antes le parecía maravilloso, dejó de ser suficiente y buscó nuevos amantes, los cuales con el tiempo también le fueron insuficientes.

Pero eso era otro tema, por ahora solo quería separarse de su marido. Y vaya que lo había intentado, tratando por todos los medios conseguir el divorcio, sin embargo, no contaba con que el estúpido de Taehyung no sólo no quisiera divorciarse, si no que quería intentar solucionar sus problemas de pareja y conquistarlo de nuevo.

El idiota se había enamorado y lo más gracioso era que se había enamorado de alguien que no existía. YoonGi no era ni un poco como se mostraba al principio con Taehyung, cuando hizo hasta lo imposible por que el hombre se quedara a su lado. Aunque, si lo pensaba un poco, tal vez si existiera esa persona que había fingido ser.

—Agust…

Incluso pronunciar su nombre le causaba náuseas. A YoonGi le parecía tan patética la forma de ser de su gemelo, siempre pensó que era una completa pérdida de tiempo ese tonto sentimentalismo que caracterizaba a Agust, pero al final le vino a resultar bastante útil. Gracias a Agust pudo conseguir al hombre más importante y deseado en toda Corea, al punto de tenerlo babeando por él.

Era una lástima que Taehyung fuera tan estúpido como para enamorarse de él. Antes era todo perfecto, la pasaban bien juntos. Pero un día le propuso matrimonio y todo se fue al demonio, YoonGi había creído que aquello seria maravilloso, ya que podría manipularlo a su antojo, sin embargo no contaba con que el hombre se volveria tan empalagoso y aburrido.

No lo iba a negar, a veces llegaba a sentir pena por el pobre iluso que tenía por marido, porque estaba seguro que no se necesitaba ser un genio para darse cuenta que lo único que YoonGi amaba de él era su dinero.

Esperaba con ansias el día en que Taehyung firmara los papeles del divorcio y le cediera toda su fortuna. Ese sería el día más feliz de su vida.

—Oh, mi querido Taehyung, estaré tan agradecido contigo que incluso te cederé la custodia de Jungkook, ya que dices amarlo tanto. —Una sonrisa cínica torció sus labios.

Tan solo esperaba que su tonto hermano siguiera el plan y no echara todo a perder. Aunque si lo pensaba bien, era exactamente eso lo que quería, que Taehyung se aburriera de él, y finalmente cediera al divorcio.

Era cuestión de esperar.

—Tengo sueño...

Agust se tensó, fingió una sonrisa y miro a su sobrino fijamente por unos segundos antes de responder.

—Pero mi niño, aún no terminas tu dibujo, ¿no habías dicho que amabas los dinosaurios?

—Me encantan, en especial este —señaló el dibujo sobre su cuaderno —, pero en estos momentos realmente tengo mucho sueño. —Hizo un pequeño puchero — ¿Puedo terminarlo mañana?

—Pero...

—Si, puedes terminarlo mañana. —Dijo Taehyung entrando a la habitación.

—Gracias... —Respondió Jungkook antes de quedarse dormido sobre la madera de su pequeño escritorio.

—Tae... —Susurró Agust, bajando la mirada.

Taehyung cargo a Jungkook entre sus brazos y lo acostó en su cama, le puso la cobija encima y dejó un pequeño beso sobre su frente.

—Vamos a la habitación, YoonGi.

Agust apuño su mano sobre la tela de su pantalón y respiro hondo, no podía estarle pasando esto, estaba entrando en una crisis de pánico. Aún así, asintió, dirigiéndose a la habitación que ambos compartían. Taehyung fue detrás de él.

Una vez ambos entraron a la habitación, Agust se sento en la cama y miró fijamente a la pared, tratando inútilmente de controlar las lágrimas, las cuales comenzaron a deslizarse lentamente por sus mejillas.

—¿YoonGi? ¿Porqué lloras?

—Yo... Hace mucho tiempo que no hago esto...

«Más bien, nunca lo he hecho»

Taehyung lo miró sorprendido por unos momentos, antes de dedicarle una amplia sonrisa.

—Eso es un alivio.

Agust lo miró extrañado, iba a preguntar sobre eso, pero Taehyung se adelantó.

—¿Tienes miedo a que te lastime? ¿Es eso?

Agust asintió y Taehyung lo abrazo, sorprendiendo al contrario.

—Prometo ser cuidadoso. —Dijo Taehyung, acariciando la espalda de quien creía, era su esposo —. Sabes perfectamente que yo jamás te lastimaria.

Y lo peor de todo es que Agust sabía que no mentía, pero aun así, el miedo seguía presente en lo más profundo de su ser.

—Confío en ti.

Taehyung asintió con una sonrisa y luego lo beso, empujando a Agust sobre la cama.

—Te amo, YoonGi.