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Cantaba y bailaba al son de la música, mientras cortaba la ensalada, después de haber perdido el autobús me dije a mi misma que cocinaría todo por las tardes, para así en las mañanas caminar hasta la parada del autobús de la escuela, la cual se encontraba a unas calles de distancia, no perdería  otra vez el autobús y así podría estar a tiempo en la escuela.

Abrí el refrigerador, donde mamá y yo guardábamos las provisiones, y solté un suspiro al ver que me había olvidado de ir al supermercado, no había nada para poder terminar la comida.

Agarré un poco de dinero del mueble, donde generalmente mamá dejaba dinero para casos como estos dentro de un jarrón con la etiqueta "Ahorros de Maddie" desgastada. Anteriormente el jarrón había estado destinado para poner ahorros para mi y así poder pagarme la universidad, pero desde hace mucho todo eso cambió, los ahorros de la universidad ahora eran utilizados para comidas e incluso muchas veces para pagar la renta.

Salí al pasillo, donde la luz seguía titilando, dispuesta a ir al supermercado.

Miré la hora y gruñí era muy tarde como para caminar por las calles hasta el supermercado. Tendría que levantarme mañana temprano y correr para hacer las compras, lo más seguro era que llegaría tarde, otra vez, Miguel se reiría de mi.

Me paré en seco, mirando la puerta que estaba justo frente a la mía, hace mucho que no veía a mi vecino. Sinceramente me desilusioné mucho en cuanto no lo vi en la escuela, realmente creí que ambos nos veríamos durante clases.

Sin pensarlo dos veces toqué su puerta.

En el instante en que me di cuenta de lo que había hecho, pensé en correr hacia las escalera, pero la puerta se abrió casi de inmediato.

—Hola Mads, ¿qué sucede?—saludó, con su típica sonrisa haciendo sus hoyuelos visibles.

¿Qué le diría? ¿qué quería saber porque desaparecía durante el día? no nos conocíamos lo suficiente como para que yo empezara a husmear en sus asuntos personales, pero realmente quería preguntar, era muy curiosa. Decidí guardármelo no quería espantarlo.

—Hola Robby—sonreí tratando de pensar rápidamente en un excusa—me quedé sin reservas en el refrigerador y estaba preparando la comida, mamá trabaja hasta tarde.— Que gran excusa diez puntos para mi cerebro—¿tienes alguna sobra? cuando vaya de compras te lo devolveré —reí tratando de no sonar como una idiota.

Robby asintió con la cabeza aún con su linda sonrisa.

—¿Te olvidaste ir de compras, eh?—rio apartándose de la puerta para dejarme pasar.

—Estoy segura que a mamá le tocaba, pero últimamente está trabajando muy duro que seguro se le olvido—entré al pequeño apartamento y me di cuenta que no tenía más que un sillón largo y una televisión, todos los muebles estaban vacíos y no había nada colgado.

—¿Te mudarás?— quise pegarme a mi misma por ser una entrometida, pero Robby no hacía nada más que sonreír.

—No—río— unos días antes de que llegaras volví a vivir con mamá. Es complicado, pero al fin y al cabo este es mi hogar.

—Lo siento- dije aún parada como estatua al medio del departamento vacío— a veces soy demasiado curiosa.

Robby carcajeo mientras se dirigía hacia al refrigerador.

— Veamos que tengo acá para tu cena, Mads—dijo y de inmediato empezó a sacar empaques vacíos de leche.

Me acerqué para mirar y para mi sorpresa el refrigerador estaba casi vacío, lo único que abundaban eran las sopas instantáneas.

Me guarde para mi la pregunta que en ese momento paso por mi cabeza, sería un exceso preguntarle como podía comer eso.

—Aqui está— sacó una bandeja con algo parecido a fideos pre-cocidos—espero que esto te sirva.

— Te lo devolveré en cuanto logre ir al supermercado— dije un poco avergonzada, al ver que Robby me tendía toda la bandeja.

—Lleva todo Mads, generalmente no ceno y almuerzo lo que encuentro en el trabajo.

Abrí mis ojos sorprendida.

—¿Cómo que no cenas?—dije estupefacta.

—Suelo tomar estas sopas—apuntó a los envases, que anteriormente habían captado mi mirada, los cuales estaban ordenados en filas.

— Por favor, nadie comería esas sopas por gusto, ven conmigo cenarás junto a mi.

—No podría—se negó, cerrando el refrigerador volviendo a esbozar una sonrisa, ¿cómo es que alguien podía tener tan linda sonrisa?

—Tu me estás dando todo esto—volví a señalar la bandeja—lo menos que puedo hacer es invitarte una comida, y ahorrarte la tortura de tener esas sopas como cena.

Robby volvió a reír, contagiándome su risa de inmediato.

—De acuerdo, acepto.— ambos salimos de su apartamento y nos dirigimos hacia el mío en silencio.

Fix You || Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora