Capitulo 2: Lo suficientemente guapo.

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Kia

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Kia

—¡Aarón! ¿Dónde estás, cariño? dijiste que ya venías. Preparé tu plato favorito para el desayuno. Panqueques con mermelada de durazno.

Una voz dulce y aterciopelada me habla por el celular. Respiro hondo y trato de organizar mis ideas para que mis palabras salgan claras y entendibles.

—Emmm... Hola, señora soy...— Antes de que termine de hablar la señora me interrumpe.

—Oh, Dios ¡pero si tú no eres mi hijo!

Creo que es algo obvio ¿no cree?

—No, yo soy... —Me interrumpe nuevamente.

—Tú debes ser esa chica de la que Aarón me habla, eres Daniela Penovish. Mi nombre es Cailyn Morris Es un placer hablar contigo linda, espero que algún día vengas a conocer nuestro hogar, hago una deliciosa tarta de fresas, querida. —hace una pequeña pausa— ¿Me podrías pasar a mi hijo? el quedó en venirme a visitar hoy.

—No, disculpe, señora Morris, no soy Daniela y obviamente tampoco soy Aarón— hago una pausa y respiro—Soy Kia Kansen, y estoy con Aarón en el hospital central de Londres.

—¿Cómo…? Disculpe no comprendo — pregunta con un tono alarmista.

Creo que no me explique bien.

—Hace media hora su hijo me salvó la vida, pero como consecuencia le han disparado en la pierna. Llamé a una ambulancia y lo trasladaron aquí al hospital central ¿Podría venir?

—¡Oh Dios mío! ¿Mi hijo está bien? —Pregunta y empieza a sollozar.

—En este momento está en quirófano, pero su hijo es fuerte, señora Morris, ya verá que es solo un susto. Por favor no conduzca, mejor pida un taxi para evitar accidentes. —Digo mordiendo la parte inferior de mi boca.

—Muchas gracias por quedarse ahí con mi hijo y avisarme. Ya voy para allá— solloza y cuelga.

En el momento que cuelga la llamada me siento totalmente culpable de esta situación. Si no hubiera tomado el puto atajo ese chico no estaría herido.

Me quedo un momento mirando hacia el techo blanco del hospital, pensando y procesando todo lo que acaba de pasar en esta última media hora. Reviso mi celular y tengo un montón de llamadas de Axel, mi jefe, además de millones de mensajes y entre ellos está un mensaje claro y preciso.

"Vete con tu culo impuntual a otro trabajo, estás despedida."

Y sin más yo respondí:

“¡Jódete! Busca a alguien más que te lama el culo.”

Resople. Genial, sin empleo. Bajo mi cabeza por unos instantes hasta que siento unos pasos repiquetear con fuerza y rapidez el pasillo que se dirige a esta sala de espera solitaria.

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