Capitulo 6: Pene ¡Dije pene!

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Aarón

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Aarón

Abrí la puerta y salí del cuarto de baño. Sonreí al ver que la habitación estaba en silencio y la única persona que podía llenar ese vacío se encontraba cabreada, sentada en una silla mirándome fijamente y con el ceño fruncido por el enojo.

Yo no le veía nada de malo a lo que acababa de hacer, somos adultos y eso no fue un beso como tal.

A decir verdad, ese roce solo se trataba de un pequeño paso para lograr que por lo menos ella me empezara a considerar no toxico y que aunque sea, me dejara estar a medio metro de ella.

No entiendo cómo es que hay algo en ella que me atrapa. Sé que es muy prematuro decir o afirmar que me gusta ya que solo nos hemos visto dos veces. Ciertamente Kia es una joven hermosa y sexy, y aunque desde que la vi tuve pensamientos lascivos, siento que lo que más me atrae es su personalidad tan potente y arrolladora.

También existe la posibilidad de que yo exagere...

-¿Estás cabreada cerecita? -pregunté mientras poco a poco fui caminando hacia la esquina de la cama, pero antes de llegar ahí Kia se levantó y me empujó de tal manera que caí al suelo. Vale, me lo merecía. Me apoyé nuevamente en la cama y me levanté.

-¡Kia! ¡Me llamo Kia! No cerecita. - espetó-. Eres un... -inhaló hondo y se contuvo. Dios, ella me daba tanta risa-. ¿Por qué me besaste? -preguntó mientras se iba acercando. Bien, ahora sí tenía miedo.

-Corrección, -refuté y coloqué mi dedo índice en su pecho. Ella manoteó mi mano y reí-. Eso no fue un beso, yo le diría invasión semi consensuada a tu boca. -hice una pausa y ella me miró sorprendida-. Eso fue una muestra de agradecimiento. No seas grosera, que mal esta eso.

-¿Consen que? -preguntó y reí muy fuerte- ¿Ahora yo soy la grosera estúpido? -inhaló como por quinta vez y se cruzó de brazos. No sería hombre si no hubiera notado como esa pose resaltaba sus pechos ligeramente-. De verdad, Aarón. Lo preguntaré una vez más y espero que no intentes burlarte de mí de nuevo o de utilizar tus técnicas baratas de seducción porque... -la interrumpí.

-Pues lamento informarte de que reírme de ti es divertido y seducir está en mi sistema. Estoy decidido a enamorarte, enloquecerte y a todos los términos que te involucren a ti dándome muchos besos con sabor a cereza. -aseguré mientras me levantaba de la cama.

Ya habían pasado 8 días desde el accidente y el médico me dio la buena noticia de que estaba cicatrizando y sanando rápido y eso me reconfortaba. Había tenido que dar algunas vueltas en mi habitación para darle movilidad a mi pierna. Al inicio fue doloroso y me caía repetidas veces.

-De verdad, no estoy jugando Aarón. -se colocó seria e intenté hacer lo mismo-. ¿Qué quieres de mí? ¿Acaso estás demente? -preguntó-. Sólo nos conocemos desde hace que... ¿8 días? y esta apenas es la segunda vez que nos vemos en ese tiempo.

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