Dos Mundos Creándose

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El de ella.

Una familia con valores bien definidos, regocigada por la llegada de su niña, un 15 de abril en los 90', dónde más que en la ciudad de Amor, ¿habrá influido el aire parisino o la ausencia temprana de éste, en lo esquivo del amor para ella?, no está escrito, ni lo estará pero su alma, sólo ella, en aquel cajón último donde guarda sus cinco primeros años de infancia, es la única que lo sabe. El paso de los años corrompe todo, piensa ahora con más de 20, hace ya una quincena que conoció Londres, cuando sus padres se separaron y París la abandonó, rompiendo por primera vez su corazón, su alma, su destino.

Aunque aún no era bruja, estudiaba en una escuela de Dragones, y no le iba para nada mal, poco a poco ganando confianza quiso saber que se sentía ser amada, aunque fuera en la ficción y así interpretó una que otra princesa en apuros, rescatada por el valiente caballero de brillante armadura en el teatro escolar. Tanto le gustaron las emociones que descubrió, que comenzó a estudiar artes escénicas en una renombrada academia, poco a poco logró aprender esas emociones que no sentía desde que el beso paterno se alejó de sus mañanas y noches. Entonces comenzó, ella los conocía, eran famosos para ella y sus compañeras de escuela, su profesora la presentó, su madre tuvo muchas dudas y serias discusiones con su padre acerca de la conveniencia, del futuro de los niños actores, etc, etc.

Pero la autora la vió y no vió a Emma vió su "creación", su niña mimada, su mejor bruja en la historia de Hogwarts vió a Hermione Granger, y presionó, más aún de lo que debía y se alegró cuando una fría mañana antes de comenzar el nuevo siglo recibió la confirmación.

Ella por su parte recibió la tan mentada carta aunque no la traía una lechuza, solo que no a los once sino a los nueve, ella sería la primera en entrar a Hogwarts. Días más tarde el reparto se completó.

Adiós Escuela de Dragones, ahora serían ensayos, conocer gente, hacer amigos, estudiar 5 horas al día,||| con insoportables profesores privados, más ensayos, filmaciones, repeticiones, rezongos, horas y horas del día "trabajando", una niña, era tan solo una niña que sabía exactamente qué quería y actuar era su mundo, su alegría, sus emociones, aplausos, reconocimiento y premios, y más trabajo, y ¿mamá puedo comprarme una notebook?.

Era una niña para qué, su madre guardaba sus ganancias para su adultez, tenía miedo del futuro, había escuchado miles de historias de los niños actores que acabada su vida de actor, acababan con su vida y ella no permitiría la ruina de su niña, eso jamás. Año tras año durante diez años Emma actuó, estudió, creció y ya en el tercer año de grabación la adolescencia llegó, temprana tenía doce o trece años y entre hormonas, chicos, actores, trabajo, ensayos, estudios, juegos risas, emociones, él y París, su fragilidad apareció, su ficción no resolvía, no la ayudaba. Contaba con el favor de la autora, pero ésta no concebía un villano que no fuera 100% villano, y menos haría tal cosa, no haría nada que enaltecería a un crío que no leyó sus libros hasta que trabajó en ellos, no, ni siquiera por ella lo salvaría del escarnio, de terminar como un cobarde, como un traidor a ambos bandos, un débil, un ser vil, que cambiaba con el viento, que jamás aceptaría la tolerancia como forma de convivencia pacífica.

_NUNCA.

Emma lloró, cuando lo vió, mil veces habían hablado del tema amor, él su hermano mayor distaba mucho del malo de la ficción, algo tenían en común lo caballero, lo bello, pero luego, nada y se lo explicaba con amor, con paciencia, con dulzura, una y mil veces se lo explicaba aunque ella no quisera escuchar lo que oía. Se sintió morir tras bambalinas, en el buffete le tomo la mano a la chica de producción, le habló al oído, ella asintió con la cabeza y le sonrió el inclinó, _ por Dios, lo va a hacer y no soy yo, y la besó, fue un tímido, corto, dulce amoroso y jovial beso, pero no fue para ella. Su llanto no se oyó, pero la carrera de sus pies a su escondite sí, allí se deshagó, sola como siempre, otra vez sola y sin París.

El de él.

Su primer paseo fue a la iglesia de Surrey, con sus padres y hermanos. Al pasar de los años una tía para él, notó sus cualidades para actuar y amigos de por medio entró a los 8 años a la pantalla grande, su personalidad, caridad, responsabilidad, y carisma siempre le hicieron notarse por encima de los demás, pero sus ojos esos que cambiaban con el tiempo, de grises a azules profundos esos eran su firma, su mejor argumento además de la inteligencia.

De buen lector solo para cantar en la iglesia, así llegó al casting de Harry Potter sin jamás haber tocado un libro de Rowling y no sabía las líneas, solo habilmente prestó antención y cuando llegó su turno ya sabía que el niño al que podía aspirar interpretar, era codicioso, aventajado, mal criado y muy muy egocéntrico, además de sarcástico; de nada habrían valido los años de actuación si fallaba ésta, así que al oír su nombre arqueó su cara con gesto de desprecio, y lanzó sus líneas. Y sí esta vez dió con el personaje.

Sus modales refinados por la familia culta, y la educación de un colegio de los más antiguos en formar caballeros, lo hacían un chico por demás seductor para adultos y niños pero a ella, justo a ella eso que no conociera a Harry Potter, la traía a mal traer, tan a mal traer que su personaje jamás quedaba bien parado ni cuando era malo, ni cuando no lo era.

En su casa eran muchos varones y mamá, zurdo de nacimiento y convicción, amante de la pesca fundador del concurso familiar de pesca Felton, la quería desde el primer día ella era tan pequeña, tan divina, tan ingenua, inteligente, demesuradamente desconfiada, y esos ojos cautivadores, era sin dudas la hermanita que no tenía y él ya estaba cansado de ser el menor.

Jamás se lo vió venir, jamás hasta el sorprendente cachetazo que recibió en su tercer año de hechicería, ahí pensó que algo no estaba bien, pero el era mayor y miraba más con ojos de adulto que de niño, ya era todo un caballero, y ella su hermanita pequeña, la divina Emma.

Tom, siguió con su amistad, hasta ahora lo son, ella en verano se une al torneo familiar de pesca, y a las largas sesiones de canto a la luz de los fogones. Todo es tan distinto, y esa entrevista, y los celos de Jade. _Ay Dios sí que la he cagado, ¡Mierda!

Mi Bella Bestia (La otra historia de amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora