Repercusiones Dracónicas

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Esa tarde mientras paseaban en Homesdade, Hermione sintió algo distinto en Draco, con respecto al Draco de la mañana. Habían entrado a Las Tres Escobas, ambos saludaron con gráciles movimientos de cabeza a los presentes, y se pidieron unas cervezas de mantequilla. Draco tenía la mano de su castaña sujeta sobre la mesa y la acariciaba sin temores, sin rechazos, sin tapujos, sin que le importara nada más en el mundo que las reacciones que ella mostraba a sus ojos.

Hablaron, de dragones, constelaciones, de amigos, de no tan amigos en común que tenían, de Jake y de su nueva amiga Athenas porque así la llamaron ya que fue gracias a la inteligencia de Hermione que estaría con Hagrid.

_Draco, ¿estás molesto por algo?, ¿no te pareció apropiada la repartición de la herencia?

_¿Molesto yo?,por tener a mi lado una mujer muy hermosa (sus mejillas tomaban color y sus labios sonreían), una mujer que por increíble que parezca es más inteligente que hermosa, que sabe perdonar las atrocidades que este imbécil ha hecho desde los 11 años con ella, que a pesar de los pesares supo liberar a los que más quería de un destino fatal, y que trató hasta el último minuto a un condenado, soberbio, hipócrita, agresivo, y despiadado con respeto, como si su vida valiera la pena, aunque para él, la de muy pocos era valiosa, la de tan pocos que hasta su propio y único hijo tenía y tiene dudas de si su vida valía algo para él. _Ella sabía que hablaba de su padre, cuan herido estaba, su voz lo decía todo, sus ojos la miraban y ella veía dolor._ ¿Creías que no te ví el día del beso a mi padre?, tú lloraste lo que yo no pude, te escuché alegando en contra de la pena de muerte, y sé que él lo hizo, y lamento y cómo lamento que hubiese entregado su corazón a alguna zona oscura porque deseaba que te agradeciera, que aunque fuese un segundo dejara sus creencias atrás, olvidara los prejuicios. Nadie, ni yo, ni mi madre alegó tanto como tú. Y ahora puedo agradecerte, me siento raro diciendo esto, pero no tengo claro que él mereciera ni tu compasión ni la de nadie.

_Amor, _qué bien sonaba esa palabra en sus labios_ creo, y pienso que deberías perdonarlo,ante todo yo tengo mucho que agradecerle a Lucius, mucho.

_Tú, ¿a mi padre?, ¿qué tienes que agracerle? si eras tan insignificante, como antes para mi un elfo coméstico podría serlo, un trasto sucio, Herms ¿qué podrías tener tú que agradecerle a él?_ Lamiraba realmente intrigado, la conocía bien pero realmente no veía que podría agracerle a ese hombre que por prejuicios, y soberbia terminó arruinando la vida de su madre, la propiaa y las varias familias muggles y mágicas. ¿Qué?

Ella lo miró entendiendo que no la comprendía, que por su crianza no lo veía tan claro, giró sus manos, aciendo un claro gesto de quería las de él en ellas, cuando las tuvo, sin soltarlas rodeó la mesita quelos separaba, seacercó sonriente, se acomodó en el regazode él quesonreía y la  miraba extasiado y extrañado, acercó sus manos entrelazadas a au propia cintura, dejando allí a las de Draco, subió las propias por el tronco del rubio, quecomenzaba a levantar temperatura, sus movimientos eran dulces, delicados, seductores, llegó a su rostro y lo envolvió en sus manos, allí dejó un beso suaveen sus labios apenas los separó de los suyos y le dijo.

_Draco, te dascuenta ahora TODO lo que tengo para agradecerles a tus padres. _el seguía sin entender_ Gracias a su amor, tú estás estás aquí, tú naciste gracias a su amor, a sus pasiones, a sus deseos, ¿cómo piensas queno tengo nada para agradecer? No me alcazaría la vida para agracer el que tú estés con vida y más ahora que estás a mi lado. _Volvió a besarlo, y el correspondió con fuego a ese beso.

_Me tienes marcado de por vida, gracias a él y sus ideas. _Dijo aún dolido con las desiciones de su padre, desilucionado de sus acciones que él mismo creyó correctas en su momento, llevó instintavente su mano al brazo izquierdo, ahora esas ideas veía movidas por un sentimiento bajo y vil la envidia ya que luego de mascullar el tema mil días y mil noches decidió con su alma que en el fondo de todo estaba la envidia porque los sangre pura heredaban magia y los mestizos compartían magia, y los impuros creaban magia y cualquiera de las dos últimas eran sin dudas superiores a la primera por infinitas razones, perdido en sus pensamientos sintió calor, sintió que su brazo quemaba de modo distinto a cuando su caído señor lo llamaba, pestañó y ... eran los besos que ella le regalaba en el brazo, en las palmas de sus manos, en el cuello,en sus labios, se separon un momento.

Mi Bella Bestia (La otra historia de amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora