Mi Bella Bestia (La otra historia de amor)

Hagrid

_¡Chicos!_Dijo Hagrid apagando su barba,_ Jake está entrando en la adolescencia, y prueba con su fuego, y más ahora que Athenas lo está enseñando.-Exlicó elsemigigante mientras cumplía su cometido, apagando el fuego y reprendiendo a los dragones que saluban a los chicos y revoloteaban en las cercanías.

Ambos rieron y Hermione fue directo al grano.

_Hagrid sabes que ayer vieron un dragón en la torre norte, muy cerca mis habitaciones, no hubo ataques ni nada, pero tu sabes como es esto cada vez que pasa algo con una criatura mágica...

Hagrid la interrumpió,_ Si lo sé, siempre es mi culpa, pero no esta vez, esta vez no podrán, tengo todo en regla, ya registré a Jake cuando nació y ayer mismo a Athenas, tengo los establos en condiciones y ellos mismos probaron los hechizos que evitan que se escapen de esta zona, ninguno de los dos puede ir para el castillo ni cruzar el límite sur del bosque prohibido.

_Entonces, sería otro dragón_ dijo Draco pensando en voz alta,_ Será alguno de los de los magos de ayer, tal vez se les escapó y bueno por eso medio se dio con la torre.

En eso Hagrid le palméa el hombro a Draco, aceptando su explicación y este grita de dolor, se enrolla sobre su lado izquierdo y toma su hombro. Lo que hace que Hermione se acerque y medio lo desvista para revisarlo sin ningún tapujo, ella muy preocupada con su salud, el muy ocupado en fastidiarla hacía tanto que no lo hacía, que no pudo contenerse.

_Hermione, por  Merlín, Hagrid es como tu padre, no me desvistas así, espera a estar en mi habitación._ Sonó raro, la mirada era dolorida y muy pícara.

_Draco, por favor deja de ser tan infantil, ya quisieras que te desnudara pero, hombre quedate quieto dejame revisarte, a ver que tienes. _Ella se sonreía, extrañaba ese no se qué de que Draco la molestara, no extrañaba ni un poquito los insultos pero las zafadas que siempre se había mandado su ahora novio, siempre le habían gustado aunque la ridiculizaran le gustaban le hacían saber que alguien la miraba y no con ojos de hermano.

_¡No!, me haces doler y me da vergüeza me vean así,_lo último sono como un suspiro, un silbido de serpiente. Sus mejillas tomaron un razgo rosado, que divirtió a Hermione.

Hagrid estaba que no daba más de la risa, esa parejita se las traía, eran tal para cual, ya había traído ajenjo, y mandrágora en compresas y un mejunje que olía a infierno.

_¡Ah! _ gritó Hermione cuando logró sacarle la camisa a Draco, quedó pálida y sus ojos parecía que se le iban a salir_ ,¡oh! por Dios que te haz hecho, ¿Cómo te hiciste esto?, tienes una herida muy fea en la espalda bajo el hombro. Ni siquiera la haz limpiado bien tienes restos de... tejado, Draco que pasó en la noche. _Él la miró sin entender_Draco tú eras ese dragón que no sabía volar, y se llevó puesta la torre cerca de mis habitaciones, _dedujo en voz alta tapandose la boca al terminar de escucharse.No quería herirlo, no quería hablar de más, sabía que esto era mucho para él.

_¿Cómo?, _Decía mirándose las manos,como si le escondieran algo, o fuesen a revelar verdades ocultas.

_Draaco, soñaste algo anoche, ¿qué recuerdas?, por favor dime, lo que sea dime._Suplicó ella con cara de perrito mojado.

_Herms, yo llegué a mis habitaciones, leí para las clases, me duché pensando, cmmm, heeeee, bueno pensé en tí mientras me duchaba, me puse la ropa de dormir, me tiré en la cama, heeeee, y bueno seguía pensando en tí, en que me gustaría... bueno, yo ¿cómo te digo esto sin parecer muy lujurioso?_dijo revolviéndose el cabello, bastante nervioso_ Mi amor yo sé, que eres muy lujurioso, (ẃwwooooww, adoro caundomediceMI AMOR,pensó el rubio queya empezaba a notarse que estaba pensando en ella de un modo lu-ju-rio-so) bueno dime_dijo ella riendo_Bueno yo me dormí pensando en que estabamos juntos en tú habitación, durmiendo abrazados (sí solo durmiendo, no voy a condenarme contando todo lo que hacíamos) y luego me desperté, me duché vi el moretón del brazo, y tu conoces el resto ya que he estado contigo desde entonces._Draco estaba rojo, porque Hermione sabía de su lujuria, porque no encontraba palabras para expresarse y no sentir que estaba metiendo la pata y porque sus deseos quedaron a la luz y no quería presionarla, él se había jurado esperarla.