Empezando... otra vez.

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Miraba nuestra última foto, ya tus ojos estaban perdiendo vida, tu delgadez era mucha, y yo tan tonto los estereotipos publicitarios que desde niño me invadieron, no me permitieron ver que no estabas bien. Mirando la foto hasta mi sonrisa no era buena, seguro mi alma ya notaba notaba tu ausencia, presentía tu perdida, notaba el final.

Recordé la llamada de Emma, se notaba su voz quebrada, sé que no quería decirme lo debía decirme, sé que tú se lo pediste y ella y su dichosa lealtad Griffindoriana nunca imaginé que esas historias nos marcaran tanto, yo nunca me sentí un Slytherin será por eso que adquirí nada de allí pero que esa casa me persigue, me persigue. 

Mi preciosa piedra, ¿cómo te dejaste así?, ¿cómo me dejaste así?, pudiste decirme para acompañarte, el trabajo, el dinero no son nada si tú no estarás conmigo, yo nunca te dije que te extrañaría, nunca imaginé que tú me dejarías, esto está totalmente fuera de mis planes, siento que me ahogo esperando el minuto diario de lucidez que los médicos te permiten tener para poder admirar tus ojos que están tan tranquilos, pero sin brillo, para oír tu voz tan tenue como tu piel, pero a la vez me asombra toda la paz que tienes, toda la esperanza en la vida eterna, todos tus propósitos de dejarme acompañado, ese emperramiento con que Emma esté a mi lado, es como si tuvieses mi vida en tus manos, aunque por la charla que tuve con el médico soy yo quién tiene la tuya en mis manos.

Sólo Dios da y quita la vida, desde siempre he escuchado eso, pero el doctor quiere que sea yo quien diga cuando dejarla partir, Emma ha escuchado mis interminables discursos acerca de esta decisión pero no soy capaz, demoré semanas en convencerla que el hospital era el mejor lugar para estar le he traído flores, un porta retrato que ella compró y tiene en vez de una foto un recorte de revista, pensé que era especial para ella por eso lo traje, pero pareció no importarle, tengo tantas dudas, tantas.

No se que hacer, le contado mis angustias en sus sueños, para no apenarla más,  he tratado de ser todo lo que debo y ella me pide que sea, simplemente yo, no me quiere a su lado todo el día, no quiere que me descomponga por no comer pero no hay bocado que me entre,  todo me sabe mal, quiere cosas que no puedo ni pensar y quiere oír mi decisión antes de morir. Por Dios ¿qué estoy diciendo?, no quiero que muera, preferiría morir mil veces a que ella muera, nunca pensé en la muerte no la esperaba ahora, no estoy preparado, bueno ¿quién lo está?, ¿qué será lo que busca con todo esto?.

La presión nos agobia a Emma y a mi, no sé que hacer, mis amores ahora justo ahora se llevan de maravilla, lograron ser amigas a pesar de que soy yo su única disputa no puedo creer que Jade me regale a Emma, ni que Emma delante de mi le diga que hará todo lo posible por hacerme feliz.

¿Quién está más loco, Jade que en un minuto diario me habla de Emma, Emma que solo me habla de lo fuerte, de lo valiente, de lo divina de Jade que se enfrenta al mundo así orgullosamente, o yo que no puedo verme rodeado de las mujeres que siempre he amado, a la primera como mi hermana, y cuando estaba queriendo ceder a sus ruegos de no ser mas mi hermana, entonces Jade iluminó mi vida y me deslumbré, y Emma volvió a ser mi hermana, ahora mi cabeza es un lío, mi corazón duele está lleno de dolor y confusión, y mi alma no se porqué y es lo más loco de todo está tan tranquila que no me lo puedo explicar.

Lo mejor que puedo hacer es ir a hablar con un sacerdote, si es lo mejor que puedo hacer, seguramente pueda aconsejarme desde la mirada de Dios que eso seguro me dará paz, el padre Domingo, es mi única esperanza.

Emma llegó al 300 de Pasteur Drive Stanford  donde Jade se encontraba y por primera vez desde que la ingresaron allí (el mejor de la zona, uno de los diez mejores en tratamiento de cáncer y salto de vida) en la habitación solo estaba ella entre despierta, rodeada de tulipanes rosados y aguardándola.

 _Jade_ pronunció en un suspiro Emma._¿Estás despierta?_ preguntó como no queriendo recibir respuesta, su palidez era asombrosamente translúcida.

_Sí, necesito que llames al doctor Williamson, y que no entres con él. Hazlo, por favor_dijo esto en un tono imperativo, sin dudas, e increiblemente sereno, completó la frase de un modo imperceptible al oído humano común, _es el último favor que te pido, no olvides tu promesa, cuídate, cuídalo, ahora es tu deber.

Emma estaba tan apurada por la necesidad de Jade de un médico que no reparó en la profundidad y el verdadero significado de sus palabras, es como si su alma se confabulara con sus oídos y solo hubiese escuchado necesito el doctor, todo lo otro lo pasó por alto.

Llegó a la recepción habló con la señorita, le explicó la situación de su amiga (sí, de su amiga, ellas habían limado todas y cada una de sus asperezas y podían reír juntas del amor que compartían y las bobadas que hicieron en su juventud por él), que esta requería al doctor Williamson, y entonces su cerebro se re conectó y que ella no debía entrar lo dijo tal como se lo dijo Jade, y recién allí se dio cuenta de lo que iba a hacer aprovechar que Tom no estaba para dar el salto. Gritó olvidándose donde estaba, _No, Jade ¡NOOOOOOO!. 

Ya era tarde le negaron el paso, llamar a Tom eso, sí eso debía hacer.

_Tom, vamos contesta, por Dios Tom, contesta el maldito móvil, decía al celular desde la sala de espera, solo lo oía sonar y nadie contestaba, corto y volvió a repetir la operación unas mil veces en su cabeza, no más de tres en la vida real, estaba desesperada, y cuando vió salir del sector de Jade al tan mentado doctor enloqueció, y en eso Tom le atendía la llamada, entre la desesperación, el temor, la angustia, el dolor, la impotencia, y mil sentimientos más, solo le dijo: _Ven, ahora._ y cortó.

Tom no entendió al principio, no contestó porque aún hablaba con su confidente, luego vio el número y sí atendió, y lo que oyó lo desconcertó, el Padre lo miraba expectante, le preguntó que pasaba y él aún mirando el móvil como si este le fuese a dar alguna respuesta por arte de magia, le comento:_ Era Emma, solo me dijo "ven, ahora", y cortó, ¿dónde debo ir?

El Padre lo miró, alzó la cabeza, rezó un plegaria muy breve, y le abrazándolo por los hombros le dirigió a la salida caminando ambos le dijo: _Hijo, es mejor que te acompañe al hospital.

Por suerte el Padre era un hombre atlético, fuerte y se mantenía en buena forma a pesar de sus años, porque en esa frase la ficha le cayó Tom, y su mundo se derrumbó, entendió con rapidez y claridad todo lo que acontecería o había ocurrido ya. Era urgente llegar y el no podía pensar con claridad menos aún conducir en eso vio la mano extendida de Domingo exigiendo amablemente las llaves del auto, cosa que Tom agradeció, y emprendieron viaje al hospital.

En veinte minutos la suerte estaba echada, Jade  había pedido el salto, era inevitable, él médico le dijo que en su caso no valía la pena y el sacrificio de adelantar nada, el color de sus pies revelaban el veredicto de la parca, un par de horas, solo eso quedaba.

Emma estaba desconsolada, Tom llegaba en el momento que el doctor se dignó en hablarle a Emma y éste se sumó a la escucha apurando el paso por los ademanes de Emma, Les permitirían estar con ella hasta que Dios se la llevara, porque aunque ella flaqueó y pidió una ayuda para dar el salto, no fue necesaria ya que estaba en el final. Cuando el Padre oyó lo anterior, miró a Tom y Emma y ellos le dejaron pasar primero.

Jade agradeció el gesto del Padre y sus amigos.

Tom y Emma lloraban abrazados, vieron salir al Padre Domingo, con ese semblante de paz y la alegría que da servir a Dios, los miró a los ojos, sonrió y dijo lo que no esperaban oír, pero sabían que iban a oír: _ Ella está en la paz de Señor, nada teme quien sabe ha vivido siempre de cara al Padre. Chicos recen por su consuelo, y sean felices. Todos merecemos llegar al Cielo.



Gracias a todos y todas por esperar, leer, votar y comentar, gracias de corazón  mil gracias.

Mi Bella Bestia (La otra historia de amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora