Metallica y Megadeth, la historia de una rivalidad.

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El campamento de verano

El día de hoy nuestros buenos Metallica andaban bien felices en su casita pitera, como no tienen nada que hacer, andaban en la sala viendo Rapunzel en full hd 4k, ni estaban escuchando nada por que Lars estaba hable y hable con el Kirk.

Luego de mucho tiempo *hasta que anocheció* se percataron de que Dave y los demás integrantes de su banda no se encontraban en la re casa de los Metalka, entonces ahí fue donde se supone que debían preocuparse, pero como son unos ojetes pues les valió verga todo y continuaron viendo toda la colección de películas de Disney que estaban a su disposición.

—¡HOLA FAMILIA! —saludó Mustaine desde la puerta de entrada, provocando que Lars pusiera una mala cara.

—¿Dónde estaban? No, mejor no me digas —la expresión de Lars lo demostraba todo. Él nada más quería que los pendejos de su banda y los Megadeth se fueran a la chingada y dejaran de molestarlo.

—Me vale pito... como ya preguntaron, les voy a decir... —una sonrisa apareció en el rostro de Dave, indicando que algo muy malo estaba a punto de suceder—. Bueno, creí que era buena idea salir al mundo exterior por unos días... entonces, ¡NOS INSCRIBI A LOS BOY SCOUTS!

Las expresiones en los rostros de los presentes lo decían todo, no estaban nada felices de escuchar la "fabulosa" noticia de Mustaine.

—Dave... ¡¿ESTÁS LOCO?! ¡¿QUÉ MIERDA VAMOS A HACER CON UNA BOLA DE MOCOSOS?! —los reclamos de Lars se escucharon hasta la otra calle; las miradas incomodas de los presentes se centraron en Dave y Lars, quienes se miraban de mala manera.

—Pues ya está hecho, mañana comenzamos —sentenció Mustaine. El pelirrojo buscó lugar en el sofá por que él también quería ver la bella y la bestia con sus amigos.

—¿Y qué se supone que vamos a hacer en los "boy scouts"? —preguntó está vez nuestro buen Cliff tortillas. Le parecía una idea completamente estúpida el hecho de que una bola de drogadictos y borrachos como lo eran ellos convivieran con niños cien por cien inocentes por tanto tiempo.

—Pues vamos a cuidar a unos niños mientras estamos en el bosque donde nos podemos perder, nada puede malir sal. Además nos van a pagar, es un oferton —Dave les ilustró la situación lo mejor que pudo; debían tener mentalidad de tiburón si querían salir de la evidente pobreza por la que estaban pasando en esos momentos.

Y así es como todos estuvieron de acuerdo con la decisión, na' más querían el dinero y ya.

La noche pareció ser más corta de lo normal, es decir, se habían ido a dormir hasta las tres de la mañana por andar viendo la saga completa de Shrek, y aún así esperaban levantarse de buen humor y sin sueño.

—¡YO NO PIENSO IRME SIN MI ACONDICIONADOR! —se quejó James mientras era regañado por Jason, que por alguna extraña razón había sido invitado por Dave, y Kirk fue excluido del plan por que le cae mal al mostaza, cosas de guitarristas pendejos.

—Ni siquiera usas acondicionador, James... —dijo Jason. A Hetfield se le abrió la jeta ante tales palabras; Jason tenía razón, el nunca había usado un acondicionador en su vida, que loco.

(. . .)

Mientras los buenos trashers mugrosos preparaban sus cosas para el largo viaje que harían por culpa de Dave, los chamacos que se habían inscrito a los boy scouts andaban bien felices esperando a que sus guías llegaran al autobús para ya irse. Obviamente no iban a dejar a esa bola de pendejos a cargo de veinte niños igual de inmaduros que ellos, no señor, había una persona más cuidando de todos.

—¿Ya nos vamos? —preguntó Juanito, uno de los niños del campamento. El guía *llamado Robert* lo miró y le dedicó una sonrisa fingida al niño. Se iba a madrear a esos pendejos por llegar tan tarde.