Sobre esta tiene un puñado de monedas que parece estar revisando una por una, el metal se mueve entre la tela de sus guantes, cuero puro que provoca un leve chirrido casi imperceptible mientras determina cuales de estas son reales o no, no necesita dispararles, el chico solo debe observarlas de cerca, y sabe cuáles no le sirven de nada. A su lado, su bastón descansa sobre la madera de la silla a su lado, se posa ahí de madera horizontal y casi parece que está velando por todo el espacio mientras su dueño está ocupado con otras cosas.
Al costado contrario hay un vaso de whiskey cuyos cubos de hielo se han derretido en el licor perdiendo por completo su característica sólida, cumpliendo su misión de suavizar el sabor, pero el joven no toca su trago realmente, solo está ahí como un recuerdo de que puede pedir lo que sea, es un porte que se complementa con su cejo arrugado, desde lejos parece que está molesto, pero quienes lo conocen realmente saben que solo está concentrado, aunque no sería extraño que realmente la ira abunde en su ser, él parece furioso con el mundo en general, como si el planeta entero le debiera algo, todos le deben algo en realidad.