—HAY ALGO QUE NO ENTIENDO. — empezó Mera llevándose las manos a sus caderas, mientras meditaba cada una de las cosas que estaban sobre la mesa, pronto se ganó la atención de Inej y Jesper, quienes tenían alrededor de cinco minutos escuchando a Kaz parlotear de lo que había sucedido en la embajada, en su despacho — Tú. — sin pudor señaló al de manos enguantadas —Se suponía que debías traer a la Santa de Sol con Dreesen ¿No? — arrugó sus cejas de forma incrédula y luego se volvió hacia sus amigos — Y ustedes tenían que ayudarle ¿Verdad?
—Así es. — el pistolero fue el único que le respondió.
—Y entonces fueron a Ravka. — esta vez hubo un asentimiento por parte de la chica suli —Y la encontraron, de hecho, la tenían, ustedes tenían a Alina Starkov en Novo Kribirsk, vinieron a Kerch con ella en un barco. — pequeños fragmentos que le había explicado su jefe de camino al club — Pero cuando llegaron aquí. — apuntó al suelo con sus manos mientras arrugaba las cejas...
—Casi puedo escuchar los engranes de su pequeño cerebro trabajando. —murmuró Brekker rodando los ojos.
—La dejaron ir. — finalizó la rubia tirando sus brazos a sus costados —¿Por qué la dejaron ir? Si el trabajo era traerla. — entonces se volteó hacia el cuervo mayor sin ningún gramo de comprensión — ¿Por qué la dejaste ir? Si te iban a pagar un millón de kruge por ella. — el aludido evadió su directa — Un maldito millón de kruge.