Cap 4. "Si me hablas de amor, si suavizas mi vida..."

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Salieron a pasear cuando el sol de mediodía estaba ya muy alto. Era un día verde y dorado, con un profundo aroma de verano. Caminar con la mujer y sus hijos tenía un atractivo extraño e inesperado para Luz. Observó cómo se comportaba con los niños, cómo cargaba al bebé sobre la cadera y contemplaba a Alador Blight galopar delante ella, sonriéndole como si nunca hubiera visto el cabello café oscuro revoloteando y su overol a rayas abombado por el uso. Su voz sonaba suave y gentil en todo momento. Siempre hacía que los niños se sintieran importantes.

Luz quedó extasiada. Era una magnífica madre.

Dieron vuelta para ir hacia la parte posterior de la casa, donde había más montones de basura antes de que empezara el bosque. Había pinos, robles, nogales y muchos otros árboles. Caminaron por las débiles huellas de unas ruedas que habían pasado por ahí hacía ya algún tiempo. Alador iba saltando. El más pequeño inclinó la cabeza hacia atrás y miró al cielo, tenía la mano sobre el hombro de su madre. Eran muy felices. Luz no se había topado con mucha gente feliz en su vida.

A corta distancia de la casa había una colina que daba al oriente y estaba cubierta de hileras regulares de árboles frutales.

-Esto que ves aquí es el huerto -anunció Amity-. Hay duraznero por ahí. Más allá hay membrillos, manzanos y perales. El papá de Matt plantó la mayoría de estos árboles. También le gustaba coleccionar basura, como a Matt. Iba a las subastas, intercambiaba cosas con todas las personas que pasaban por ahí -de manera abrupta preguntó-. ¿Alguna vez has probado los membrillos?

-Son tan ácidos como el ruibarbo.

-Pero con ellos pueden hacerse unas tartas espléndidas. ¿Te gustaría probar una?

-Me parece que sí.

-Un poco de grasa en esos huesos no te caería mal.

Luz bajó el ala de su sombrero. Amity cambió el tema.

-¿Dónde fue los probaste?

-En California. Estuve trabajando como recolectora de fruta un verano cuando era más joven.

-¿Viste a alguna estrella de cine?

-¿Estrellas de cine? No. ¿Usted ha visto alguna?

-Pero, dime Luz, ¿en dónde iba a ver una estrella de cine cuando no he visto siquiera una película?

-¿Nunca?

-No, pero he oído acerca de ellas.

¡Ojalá pudiera hacerle la promesa de llevarla al cine algún día! Pero, ¿de dónde iba a sacar dinero para eso? Además, Amity evitaba ir al pueblo.

-En California, las estrellas de cine viven sólo en Hollywood -comentó Luz-. Y hace frío en las montañas. El mar está sucio.

Amity se dio cuenta que le iba a costar muchísimo trabajo sacarla de ese pesimismo en el que se encontraba.

-¿Siempre estás tan alegre? Sabes Luz, quiero decirte que no me molestaría verte sonreír con más frecuencia.

-¿Para qué?

-Luz, tal vez eso tendrías que descubrirlo tú misma -bajó al bebé y lo puso en el suelo-. ¡Dios mío!, Edric, no sé si ya pesas más que una conciencia culpable. Ven, dale la mano a mamá y ella te va a enseñar algo.

Le mostró cosas que hubieran pasado inadvertidas para Luz: una rama con la forma de una pata de perro.

-Cualquiera podría pasarse la vida tallando figurillas con su cuchillo y no lograría hacer algo más bonito -declaró Luz.

LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL AMOR -LUMITY ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora