27."Olvidarte no será sencillo"

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Había pasado una semana desde aquella tarde en la que James decidió decirme adiós, apesar de los días el recuerdo seguía doliendo cómo si fuese sido ayer. Su ausencia dejó un vacío en mi pecho al igual que su voz, me acostumbré muy pronto a su presencia, a su cuerpo, a sus besos y olvidarlo no será nada fácil.

No hay noche en la que no busque su aroma en mí almohada, en la que no aparezca en mís sueños, no hay noche en la que no lo extrañe, y en la que tampoco llore por él, estaba destrozada, el daño que dejó en mí es demasiado grande, si hacemos un recuento jamás terminaría.

Desde ese entonces no he salido, sí, llevo una semana sin salir, no he ido al bar, no quiero ver a nadie, ni siquiera a Angie. Mi teléfono y celular no han dejado de sonar y los mensajes son constantes, incluso el timbre de la puerta, pero nada, yo seguía renuente a tener interacción con las personas, no quería que me vieran así, derrotada y envuelta en mi dolor.

Esto me estaba afectando más de lo que imaginé, me estaba volviendo loca, estar en la cama es lo único que hacía y la almohada era la única que me acompañaba en mi llanto. No podía seguir así, debía de salir del encierro, del aislamiento porque esto no me estaba haciendo bien, me hacía más daño y prescisamente eso era lo que menos necesitaba.

Me decidí en tomar mi celular después de días y comenzé a revisar el sin fin de mensajes y llamadas pérdidas que tenía de Angie y Marc, sólo abrí una mensaje de Angie, no tenía las suficientes ganas para revisar todo.
"Gemma estoy muy preocupada por tí, llevo días llamandote, he intentado de todo por comunicarme contigo, también he ido varias veces a tu casa y nada, ¿Qué pasa? ¿Sábes que me estas matando de la angustia? Por favor, te ruego que me contestes, dame una señal de que estás bien, ¿Sí?"

Definitivamente tenía que ponerle un alto a esto y acabar con la angustia y preocupación de Angie, después iría con Marc a explicarle el porqué de mi ausencia.

Suspiré con el teléfono en mí mano y comenzé a teclear.
"Perdona Angie, no he estado bien últimamente, mi estado anímico esta por los suelos, disculpa el no contestar en este tiempo y también el no abrir la puerta cada vez que venías, comprenderás que no estoy bien y ¿Sabes? Necesito de tí más que nunca..."

Envié el mensaje como señal de vida para mi amiga, ya era hora de que tuviera noticias sobre mí. Dejé el móvil en el buró y decidí levantarme de la cama con un propósito distinto al de estos días, me dirigí al espejo y ví mi reflejo en él, observé lo diferente que estaba y lo mucho que cambié en tan poco tiempo, me había convertido en algo parecido a un fantasma, la depresión estaba dejando estragos en mí no solo físicos, sino también emocionales y eso comenzaba a preocuparme.

El timbre comenzó a sonar, al salir de la recámara para abrir la puerta me imaginé que sería Angie, y así fué.

-¡Gemma!-mencionó mi nombre con una emoción y unas ganas inmensas de abrazarme a lo cuál no me negué, necesitaba demasiado un abrazo y que mejor de mi amiga-¿Qué rayos te ha pasado? No te veo nada bien amiga-dijo mientras negaba con su cabeza al ver mi afligído rostro.

Tomé su manos y la dirigí hacia el sofá para ambas tomar asiento.

-Sucede que... rompieron en mil pedazos cada centímetro de mi corazón-musité.

-Fué el imbécil de James, ¿Verdad?-articuló Angie mirándome seriamente.

-Sí-logré decir y miré a Angie cerrar los puños, conteniendo su enfado.

-Sabía que eso no te trairía nada bueno, tú lo sabías también.

-Sí, lo sabía, pero me dejé llevar por sus palabras, por sus mentiras que en ese momento me sabían a verdad-miré al suelo para después soltar un suspiro-Mi subconciente me decía que no lo hiciera, pero mi corazón me llevó a hacer una locura, de la cual no me arrepiento, pero ahora veo las consecuencias.

-El amor así es de impredecible, puede comenzar bien y luego te da una patada en el trasero-dijo y no pude evitar soltar una pequeña risa con eso último.

-¡Angie!-musité en tono de gracia y golpeé débilmente su hombro.

-Me da gusto haber podido sacarte una sonrisa-me miró enternecida y rió conmigo.

-Creeme que ni eso había hecho en estos días-comenté, afligiendo mi rostro.

-Basta, tienes una vida por delante, no dejes que una desilusión te acorrale-levantó mi rostro y limpió las lágrimas que apenas comenzaban a salir.

-Es que, no va a ser fácil ¿Sabes?, apesar de lo que me hizo... lo sigo amando-dije, esforzando mi voz ante esa terrible sensación de dolor que se presenta en la garganta cuando aguantas el llanto.

-Es porque la herida aún no cierra, es solo cuestión de tiempo.

-Eso espero.

[...]

Contenía las ganas inmensas de llamarle o mandarle un mensaje a Gemma, quería saber si se encontraba bien, aunque la pregunta fuese estúpida sabiendo la respuesta de ella.

Después de haberle dicho adiós, me dí cuenta que deje una parte de mi alma olvidada en ese lugar, un pedazo de mí que jamás volverá a ser igual por la estupidez que cometí.

Tener el celular en mis manos y escuchar las notas de voz que me mandaba, en las cuales cantaba para mí me estaban matando, su recuerdo me inundaba hasta quedar ahogado de ella y dolía demasiado el saber que ya no era mía.

Escaparme un momento del entrenamiento solo para encerrarme en los vestidores y poder llorar a solas, es lo que he llevado haciendo durante estos días, lo peor de todo es salir y fingir que no me pasa, decir que estoy bien cuando por dentro me derrumbo poco a poco.

Escuché ruidos en el pasillo y me imaginé que alguien venía para acá, sequé las lágrimas rápidamente y la puerta del vestidor se abrió.

-¿James, porqué estás aquí?-escuché decir a Cristiano mientras cerraba la puerta.

-Quería estar solo-musité mirando al suelo.

-¿Te sucede algo?-preguntó tomando asiento a mí lado y al ver mi rostro pudo notar lo que me pasaba-Has estado llorando ¿Verdad?

-Sí-dije, con una voz casi inaudible.

-Sabes que tú decidiste esta situación.

-Lo sé, pero me duele saber que ya no es mía, que ya no la tendré entre mis brazos-articulé y una lágrima corrió por mi mejilla-La amo y olvidarla me será de lo más difícil.

-Y no crees que ya es muy tarde para darte cuenta de eso-mencionó Cris con cierto enfado-Si la amaras tanto hubieras luchado por ella, entiendo que tienes una familia, pero también sé que no amas a tu esposa.

-Tienes razón-musité-Lo que pensé volver a sentir por Daniela no era más que una confusión. La aprecio, es la madre de mi hija y es una mujer maravillosa pero no la amo.

-Entonces déjame decirte que dejaste ir a quién sí amas por algo que ya no tiene solución.

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¡Holaaaa! Bueno, bueno, espero que el capitulo haya sido de su agrado, no olviden votar y comentar, saben que amo leer sus comentarios:3 Espero actualizar entre semana;) Adiós, nos leemos pronto, las quiero!

Eres Casi El Hombre Perfecto|James Rodríguez|Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora