34."Demanda"

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La noche anterior fue demasiado larga, me la pasé dando vueltas en la cama tratando de consolar el sueño después de que James me llamó, pero no lo logré, me fue imposible dormir después de haber escuchado su embriagada voz y, que apesar de que no estaba en sus cinco sentidos sus palabras no eran tan incoherentes que digamos, aunque la dificultad para hablar era muy notoria. No niego que me causó emoción el haber tomado el móvil y ver su nombre en la pantalla como 'llamada', pero fue más la desilusión que sentí cuando escuché su voz y darme cuenta de que estaba ebrio, me dijo tanto y nada de ello verdad, no podía creer de sus palabras en el estado que se encontraba.

Seguía en mi cama moviéndome de un lado a otro, cuando depronto escucho el timbre de la puerta, me extrañó ya que aún era temprano. Me levanté ante la insistencia de la persona que tocaba el timbre y desganada me dirigí a abrir la puerta.

-¡Buenos días!-mencionó Dario con una sonrisa en su rostro mientras pasaba.

-¿Buenos días? Dario, son las siete de la mañana-respondí mientras frotaba mis ojos.

-Y veo que no dormiste nada bien-comentó e hizo una mueca al ver mi rostro.

-De hecho, no dormí nada.

-¿Y eso porqué?-preguntó mientras dejaba una bolsa de papel color verde encima de la mesita de centro de la sala y tomó asiento.

-James me llamó en la madrugada-musité sentándome a un lado suyo.

-Oye, que prudente-dijo con sarcasmo.

-Lo peor de todo... es que estaba ebrio-contesté y Dario soltó una cáustica risita.

-Aún más prudente-mencionó-Ni siquiera debiste haberle contestado.

-Quería escuchar su voz, sólo por un momento-contesté.

-Bueno, ya sé que James es y será el gran amor de tu vida, pero ¿No crees que sería mejor que le pongas un fin a esto?

-No puedo y no quiero-suspiré y tragué saliba para después hablar-Ni siquiera hago el esfuerzo de olvidarlo porque me es imposible.

-Pero, sólo te haces daño con algo que ya no tiene vuelta atrás-musitó y yo sólo le dediqué una mirada.

-Lo sé, pero dime ¿Cuándo el amor no ha sido doloroso?-pregunté y Dario sólo me miró intrigado.

-Nunca-contestó con seguridad y yo acentí.

-Así es, ¿Ahora entiendes?
Narra James:

La luz del sol entraba por entre las cortinas alumbrando un poco el lugar con su resplandor. Abrí mis ojos con cierta dificultad y me levanté del sofá, había dormido en la sala y sólo recuerdo lo mucho que bebí la noche anterior y de que en plena madrugada llamé a Gemma.

El dolor de cabeza era insoportable, sentía cómo mi cerebro repiqueteaba a cada rato, en ese momento me arrepentía de haberme bebido toda una botella.

Me dirigí al baño y me metí a la regadera sin importarme traer la ropa puesta, el agua estaba fría pero necesitaba reponerme de la pesada 'cruda', habían dos opciones: o me recuperaba o agarraba un resfriado.

Salí de la regadera e hice lo que tuve que haber hecho antes de entrar: desvestirme. Me envolví en una bata y me dirigí al botiquín en busca de algún analgésico para este molesto dolor de cabeza, los tomé con un poco de agua y salí del baño.

Saqué ropa interior de un cajón, al igual que unos pants y una camiseta y me vestí. Depronto sentí un revoltijo en mi estómago y claro, era de hambre.

Me dirigí a la cocina y al no ser experto cocinando sólo me hice un par de sandwiches y los acompañé con un vaso de jugo de manzana. Me dispuse a comer mi desayuno en la sala, la cual estaba hecha un desastre.

Encendí el televisor, puse algún canal de deportes y comenzé a comer. Todo parecía ir por buen camino, estaba tranquilo y por el momento mi teléfono no había sonado, pero la tranquilidad me duró poco, muy poco.

El timbré de la puerta sonó interrumpiendo mi comida, me levanté del sofá maldiciendo mentalmente a quién estubiera detrás de esa puerta y la abrí tratando de parecer calmado. Un hombre castaño de traje azul marino y zapatos de charol muy bien lustrados se encontraba posado frente a mí, sostenía un maletín de piel negro en una mano y en la otra unas hojas de papel. Lo miré extrañado y con el ceño fruncido articulé un 'buenos días' casi de mala gana.

-¿El señor James Rodríguez?-preguntó de manera seria, la verdad me pareció estúpido que lo hiciera.

-Sí-contesté con seguridad mientras cruzaba mis brazos.

-Traigo una demanda de divorcio por parte de la señora Daniela Ospina-articuló alzando su mano con los papeles para entregármelos, los tomé entre mis manos temblorosas sin siquiera leerlos y sólo alcanzé a decir un inaudible 'gracias' para después cerrar la puerta sin decir más.

Mi vida conforme pasaban las horas se llenaba de más y más problemas y no lograba evitar los malos momentos, es como si una penumbra me acechara y se aferrara a habitar en ella.

En ese momento pasaban miles de cosas por mi cabeza, pero las que más me preocuban era mi hija, la cuál sufrirá en este proceso y mi carrera que, de estar en la cima caerá cómo coche de montaña rusa.

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Hi girls!
Espero que estén de maravilla y mejor que yo:3 También espero que les haya gustado el capítulo, es demasiado corto y espero el próximo pueda ser más largo. Saben que pueden votar y comentar que les pareció el capítulo aunque esté bien ñeXD y también saben que adoro leer cada uno de sus comentarios, no importa que tan cortitos o largos sean;)
Las quiero y nos leemos la próxima semana, estudien para que no reprueben como yo ploz:')
¡Adiós!

Eres Casi El Hombre Perfecto|James Rodríguez|Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora