Desayunaba en compañía de Dario, había traído el almuerzo y no podía negarme a comer, no había probado bocado desde anoche y mi estómago me pedía a gritos que lo alimentara.
Todo el almuerzo me la pasé seria, sin decir palabra alguna al igual que Dario, ambos habíamos quedado satisfechos de la plática que tuvimos anteriormente pero, cómo la curiosidad puede más que cualquier cosa y no por nada dicen que "mató al gato".
Dario se miraba inquieto y notaba sus ganas de decirme algo, hasta que por fin lo hizo rompiendo el hielo sólido del silencio que nos rodeaba.
-¿Tú no piensas hablar?-preguntó tímidamente, posé mi mirada en él y sonreí al ver su rostro tan serio.
-Sí, sólo esperaba en que alguien más lo hiciera-articulé, logrando que Dario esbozara una sonrisa torcida en su rostro.
-Pues bueno, ya lo hice-musitó aún riendo-¿Me encantaría saber en que tanto piensas?-preguntó.
Solté un espacioso suspiro, lo miré a los ojos y hablé.
-En muchas cosas-musité con una sonrisa pícara en mi rostro.
-Ya me imagino-mencionó rodeando sus ojos y reí al ver su mueca.
Tomé un trago de mi taza de café y sumergí una galleta dentro de ella, de niña amaba hacer eso y sigo sin perder la costumbre.
-¿Sabes?-articulé-Tengo unas ganas inmensas de volver al bar y cantar.
-¿Entonces, porque no vuelves?
-Bien sabes por qué, tengo miedo-musité mirándolo con cierto temor.
-¿Miedo? Por favor Gemma no puedes estar toda la vida así, James y tú tuvieron una relación y eso ya es pasado, así que debes de seguir con tu vida, caminar hacia adelante sin importar lo que se interponga, linda-tomó mi mentón e hizo que lo viera a los ojos-tu vida no termina aquí, al contrario, lo más maravilloso está por venir-las palabras de Dario me eran demasiado alentadoras y si seguía hablando me haría romper en llanto.
-Dario-musité con la voz un poco débil.
-Dime.
-Te quiero demasiado-mencioné para luego abrazarlo.
-Y yo aún más-susurró cerca de mi oído-Bueno, ya basta de cursilerías que no quiero llorar-mencionó separándose de mí y yo reí por su comentario.
-Callate, eres un ridículo-dije aún riéndo.
-Tengo sentimientos estúpida-replicó entre risas.
-¡Está bien! Tranquilo-dije.
-Si, ya estuvo bueno-musitó-Permíteme tu baño por favor.
-Claro, al fondo del pasillo-dije mientras señalaba con mi mano.
-Ok, ya vuelvo.
Dario se dirigió al baño y yo me encargué de recoger lo que había quedado en la mesa, depronto un grito de Dario me desconcertó haciendo que tirara una taza que tenía en mis manos. Me dirigí hacia el pasillo y me encontré a Dario con ricky en sus manos, yo no sabía que decir, simplemente me quedé pasmada frente a Dario hasta que logré articular unas cortas palabras.
-Dime que no es cierto-musité con la voz temblorosa.
-Está muerto-mencionó y no logré retener las lágrimas, otro pedazo pequeño de mi vida se había marchado y no sabía si podría soportar una tristeza más.
Me acerqué a Dario y tomé a ricky en mis manos, nos dirigimos a la sala y tomé asiento en el sofá y Dario hizo lo mismo a un lado mío.
-¿Qué harás con él?-preguntó Dario de forma seria.
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Eres Casi El Hombre Perfecto|James Rodríguez|Editando|
Fiksi Penggemar"Sus profundos ojos marrones me dan un sentimiento tan cálido por dentro." ©chichadiosx