Enero 10 del 2015.
El día estaba soleado y con un poco de viento, ningún impedimento para salir un rato y poder sentir un poco de los rayos del sol en mí piel, aunque aún hacia frío por ser enero no perdería la oportunidad de sentir un poco de calor sobre mí ropa.
Tomé mí chaqueta y mí bolso para después salir de mí departamento a donde mís pies me llevaran.
Caminaba por la calle hasta llegar a un parque que se encontraba cerca de mí casa, me senté en una banquita y decidí mandarle un whatsapp a Angie, esto de salir sola a pasear no es lo mío.
"Angie me encuentro sola en el parque que esta cerca del edificio ¿Gustas venir a hacerme compañía?"
Escribí y en unos segundos contestó.
"Claro! Solo espera, en unos minutos estoy allá:)"
Terminó de escribir y guardé mí celular.
Los minutos pasaban y Angie no aparecía, comenzaba a pensar que no vendría, me cansé y me levante de la banquita para caminar por el parque. Me puse mis auriculares para escuchar música mientras caminaba, con las manos en los bolsos de mí sudadera y mirando al suelo, no sabía siquiera quien pasaba a mí lado ó si alguien podría hablarme, me encontraba en mí pequeño mundo, pensando, con la música sonando en mis oídos.
Mí nube de humo fue interrumpida cuando choqué con la carriola de un bebé y caí al suelo.
-¡Dios mío! ¿Te encuentras bien?-preguntó una mujer morena, alta y a decir verdad muy bonita, que al ver su rostro, repentinamente creí conocerla.
-Sí, sí-alcanzé a decir, ella extendió su mano la cual tomé para levantarme-Esta bien tú...-voltíe a ver la carriola-hija.
-Sí, ella esta bien-musitó-Perdona mí descuido, hablaba por teléfono y no te ví venir-dijo, apenada.
-Ya, no te preocupes-sacudí mí mano restándole importancia.
-Bueno, nisiquiera te he dicho mí nombre-rió-Daniela Ospina-extendió su mano y me congelé, ella es... ¡Es la esposa de James!.
No sabía que decir ni que hacer, estaba estupefacta, mí boca no podía mencionar palabra alguna, me sentía como una completa estúpida por mí reacción, hasta que al fin, después de segundos reaccioné y tomé su mano, estrechando el saludo.
-Mucho gusto Daniela-dije, muy apenas-Gemma Sáenz.
Mís manos sudaban y mís piernas temblaban, los nervios comenzaban a comerme y sentía como si una roca enorme hubiese caído encima de mí, fue una sorpresa y no muy grata que digamos.
-¿Pasa algo Gemma?-preguntó Daniela al ver que no soltaba su mano.
-Oh, perdón-solté su mano rápidamente.
-Te veo pálida, ¿Te sientes bien?-me veía preocupada, no podía ver mí rostro pero seguramente estaba más blanca que la nieve.
-Sí, es sólo que ha de haber sido el susto de la caída-mentí torpemente.
-Te invito a tomar un café ó algo en un restaurante que esta cerca de aquí-dijo muy amable y yo dudaba demasiado.
-Es que...-balbuceé.
-Oh anda, sólo un rato y ya.
Daniela me insistió tanto que no me quedo otra opción que aceptar su invitación.
-Esta bien-musité, con cierta inseguridad, por obvias razones no quería ir pero a su insistencia no me quedó de otra.
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Eres Casi El Hombre Perfecto|James Rodríguez|Editando|
Fanfiction"Sus profundos ojos marrones me dan un sentimiento tan cálido por dentro." ©chichadiosx