19."¿Volver a intentarlo?"

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Noviembre 10 del 2014.

Narra James:

Miraba una película junto a mi hija y Daniela, es raro, pero hace unos días llevamos una convivencia tranquila, sin peleas ni reclamos, todo de maravilla. Noté a Daniela distraída e inquieta, como si quisiera decir algo y no se atrevía, no pude evitar la incertidumbre y le pregunté.

-¿Te sucede algo Daniela?-me miró con cierta inseguridad, conocía esa mirada, estaba nerviosa y sonreí para darle un poco de confianza.

-¿Desde cuando nuestro matrimonio se perdió?-preguntó, cayendome de golpe.

Suspiré y desvié la mirada buscando una respuesta, pero no la encontré.

-No losé-musité y me sentí apenado por mí ineptitud.

-¿No lo sabes? Somos un matrimonio, se supone que debemos de saber los problemas que nos acojen-replicó, mí respuesta no fue bien recibida por ella.

Salomé seguía con nosotros, así que la tomé en mis brazos y la lleve a su recámara para que no fuera oyente de nuestra discusión.

***

-Vale Daniela-dije regresando a la recámara-¿Porqué me haces esa pregunta? Digo, tú debes de saber la razón-dije y ella volteó a verme.

-Haber, habla-dijo, cruzandose de brazos.

Suspiré, no estaba seguro de decirle esto a Daniela pero tuve que hacerlo, no tenía otra opción a sus cuestionamientos.

-Sabes que por un tiempo traté de salvar este matrimonio con detalles y cariño-miré al suelo y luego dirigí mi mirada hacia ella-Hacia todo por complacerte, pero... Tú lo tiraste todo a la basura.

-Bueno, pero es que yo...-Daniela trató de decirme algo, pero la interrumpí.

-Recuerdo que llegó un momento en el que mí presencia te fastidiaba, incluso me rechazabas-los recuerdos comenzaban a invadir mí mente y las lagrimas no pudieron contener.

-James perdóname-musitó Daniela acercándose a mí, pero yo retrocedí.

-Es por eso que tu pregunta me pareció totalmente absurda, porque tú sabes la respuesta-musité y Daniela no pudó evitar el llanto, me sentí mal, pero tenía que desahogar todo lo que tenía guardado, no era rencor, sino simple desahogo.

Entonces, un silencio guardó la calma de ambos, yo miraba al suelo con la mirada perdida y las lagrimas recorriendo mis mejillas, las cuales caían una por una en la alfombra, y Daniela, bueno, ella sentada en la esquina de la cama sollozando, no era mí intención hacerla llorar, pero todo lo que dije fue más que la verdad.

Depronto, se levantó de la cama y se dirigió a mí, tomó mis manos y yo levanté la mirada.

-James, tú... ¿Ya no me quieres?-preguntó, Daniela me miraba fijamente a los ojos y volví a sentir esa conexión que sentí cuando la conocí, cuando la ví por primera vez y me enamoré de ella.

Solté sus manos y aparté la mirada, no quería volver a ser hipnotizado por sus ojos, como lo fuí en el pasado.

-James, respondeme, necesito saberlo-musitó con su voz entrecortada.

-Yo te quise demasiado-respondí-Llegué al punto de amarte...

-Yo nunca he dejado de amarte-interrumpió.

-¿Y porque no lo demostraste cuando yo más lo necesitaba?.

-Porque soy una estúpida, porque mis celos podían más conmigo-dijo entre el llanto.

-¿Celos?-pregunté.

-La fama comenzaba a crecer y sentí el miedo de perderte, de que encontraras a otra mujer, cosas que una mente celosa comienza a imaginarse-comentó y mi conciencia golpeó mi pecho, desgraciadamente sus celos no se equivocaron.

-Daniela, yo...-traté de hablar, pero ella me interrumpió.

-¿Crees que podamos volver a intentarlo?-preguntó, se acercó a mí y tomó una de mis manos, por inercia mis dedos se entrelazaron con los suyos y un cosquilleo recorrió mí brazo, sentí miedo por la sensación que me asechaba e inquietud por su propuesta.

-¿Despertar nuestro matrimonio del coma?-mascullé, meditando la pregunta de Daniela.

-Mira, no me respondas, sólo hagámoslo; no se puede perder algo que no se tiene-una sonrisa torcida se dibujó en su rostro y me abrazó, sentir su calor en mí cuerpo fue extraño, pero aún así mis brazos la estrecharon suavemente, cubriéndola con ternura, después de meses de no tenerla tan cerca.

Ahora me veo envuelto en un lío más grande de el que ya estaba, sin querer estaba cabando mi propia tumba, mi perdición, todo por dos mujeres que de alguna u otra manera no puedo vivir sin ellas; por un lado mi esposa, la mujer con la cual me casé y la que me ha dado lo mejor en la vida, la familia que tanto deseé tener y Gemma, mi amante, la mujer que con su forma de ser le ha dado sentido a mi rutinaria vida, su sonrisa, su voz y sus besos me tienen totalmente maravillado. Esto me va a matar lentamente y de cierta manera siento envidia por la gente que no esta en mí lugar.

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¿Ahora entienden lo del capitulo anterior? Ese James corazón de condominioXD pero bueh, espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar, saben que amo leer sus comentarios y si puedo los respondo, nos leemos la próxima semana, las quiero chicas! Ciao:*

Eres Casi El Hombre Perfecto|James Rodríguez|Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora