| DOCE |

10.7K 469 65
                                    

Es sábado y si pudiera apagar el sol lo haría con mucho gusto. Los rayos me molestan en los ojos así que entierro mi rostro entre las almohadas para seguir con mi letargo. Quizá me hubiese podido dormir otra vez de no haber sido por la vecina que decide aspirar las hojas tan temprano por la mañana.

—Maldita, mil veces maldita —gruño haciendo berrinche en la cama. Cubro mi cuerpo con el cobertor y suspiro rindiéndome hasta que me levanto de una vez y como siempre, Levi no está a mi lado.

Levi es de esos hombres que se despierta a la hora en la que el sol no ha salido, él no necesita alarmas para levantarse... Creo que si tuviese un gallo, fuese Levi quien despertara al gallo para que cantase.

Me dirijo al baño para arreglar la maraña de cabello con la que amanezco, cepillo mis dientes y me pongo una bata para salir de la habitación. Paso por la habitación de Connor quien continúa durmiendo, abrazando su almohada de Hulk y entro para acomodarlo en medio de la cama ya que tenía medio cuerpo en el aire.

Bajo hasta la cocina para preparar unos huevos, calentar agua para té y prepararle un batido de proteínas a mi esposo que no tarda en llegar. Y cómo si lo hubiese invocado, escucho la puerta de la casa cerrándose y luego mi esposo aparece frente a mí con la respiración agitada, el cuerpo sudado y algunos mechones de cabello pegados a su frente.

—Buenos días. —Pasa a mi lado dejando un beso en mi frente.

—Buenos días. La señora Johnson me toca los huevos con su aspiradora.

Me siento en la mesa y preparo dos platos, dejando un poco de comida para cuando Connor despertara.

—Que novedad... no sabía que tenías huevos.

Se sienta a mi lado con su taza de té y rodeo los ojos cuando sonríe.

Don comedias le llaman.

Unos pequeños pasos se unen al ambiente y observo a mi hijo entrar a la cocina con el cabello azabache todo enredado. Al menos en eso se parecía a mí. Connor duerme como una piedra y despierta como si hubiese pasado toda la noche en una guerra, igual que su mamá.

Entra como si no estuviésemos ahí. Hemos colocado sus platos, vasos y cubiertos en una parte baja de la alacena para que estén a su alcance, así que saca un plato y se sube a la silla frente a mí.

—Buenos días...—dice mientras se sirve un poco de huevos en su plato y empieza a comer con la mirada fija en la mesa. Connor es independiente en varias cosas a su corta edad y me siento orgullosa por ello, pero el que estuviese creciendo tan rápido me hacía doler el corazón.

—¿Dormiste bien, amor? —le pregunto y asiente aun con la mirada perdida en la mesa—. ¿Qué quieres hacer ahora?

—El tío Erwin me llevará al cine a ver una película con Marie y la tía Hange, dijeron que pasarían por mi antes del mediodía.

—¿Y a quién le has pedido permiso para salir con esos tres? —le pregunta Levi mientras bebe de su té y mira atentamente a su hijo.

—¿Puedo ir?

—No. —Le dice su padre de repente y contengo las ganas de darle un pequeño golpe en el brazo.

Connor me mira en busca de ayuda y le sonrío.

—Si irás, amor. —Levi bufa. No es que no lo quisiera dejar ir, es solo que pasábamos toda la semana en la oficina y a Levi le gustaba pasar todo el tiempo que teníamos libre con Connor.

—La tía Hange dijo que si iba con ellos, mami y papi harían cosas de esposos para reforzar la relación de papis.

Me atraganto con el huevo que acababa de tragar y Levi aprieta el tabique de su nariz dando un largo suspiro. Hange no media las palabras y estaba agradecida de que Connor aun fuese un niño y no entendiera el lado oscuro de las cosas.

Una vida a tu lado || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora