| DOS |

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|| LEVI ACKERMAN ||

—¿Está lista la mamá para ir a casa? —La enfermera le habla a mi esposa cómo si tuviera algún tipo de retraso. Ruedo los ojos dándole la espalda mientras tomo la maleta del bebé y me la cuelgo del hombro para salir de este lugar dónde hemos estado dos días enteros.

Me he tomado tres meses de descanso en la empresa y Mikasa se hará cargo de ella durante mi ausencia. Mamá se mudará con nosotros cuando acabe mi descanso para que ayude a _____ con el bebé mientras yo no estoy y que ella pueda acabar su último año de universidad.

Serán tiempos oscuros, pero cada que veo el pequeño bulto en los brazos de mi esposa todo se olvida. No hay penas, dolores o preocupaciones. Solo una inmensa felicidad al recordar que soy padre y que no he podido elegir a una mujer mejor cómo mamá de mi hijo.

_____ lleva a Connor en brazos todo el recorrido hasta el parqueo del hospital dónde está mi auto con la silla del bebé en el asiento trasero. El niño duerme más que un oso perezoso así que todo el trayecto a casa está lleno de calma.

Abro la puerta dándole paso a mi esposa quien jadea cuando mira la decoración por todos lados. Mikasa y Sasha decoraron por la mañana para que cuando llegásemos, ella y Connor encontraran todo bonito para darles la bienvenida.

Hay globos plateados y celestes por todos lados, de todos los tamaños y formas junto con un rotulo de "Bienvenido a casa Connor" colgado en el techo. Mi esposa sonríe y unas cuantas lágrimas de felicidad se derraman por sus mejillas.

—Es muy bello...

—Cómo si él lo fuese a notar.

—¡Oye! No seas grosero.

La tomo de la cintura para ayudarla a subir las escaleras hasta el siguiente piso. La muy loca quería colocarse una faja que apretara su cintura a las siguientes horas de embarazo, el doctor le dijo que no había nada de malo, pero ella cambió de parecer.

Sé que se siente acomplejada de su cuerpo post embarazo. Su panza sigue hinchada y con justa razón, ha cargado a nuestro hijo nueve meses. No me importa en lo más mínimo si se pone faja o no, solo quiero su comodidad y su salud.

Entramos a la habitación del bebé que queda al final del pasillo, pero no lo suficiente lejos de la nuestra. Connor duerme plácidamente y no se mueve en lo más mínimo cuando ella lo deja sobre su cuna, envuelto en una manta como un taco.

Solo se logra ver su rostro con las mejillas regordetas y rosadas, al igual que unos mechones de cabello negro.

—Es muy hermoso...—mi esposa apoya su cabeza en mi hombro y parece que ninguno de los dos quiere despegar los ojos de Connor.

¿He mencionado anteriormente el nombre completo? Creo que nos odiará en un futuro. Su nombre es más largo que la mierda. Cómo esos que no caben en el espacio para poner tu nombre en los exámenes.

¿Por qué un nombre tan largo? Bueno, ella quería que se llamara Connor. Hay un luchador de artes marciales mixtas del cual está enamorada desde que es una adolescente... ¿Podré acabar con él? Lo pensaré luego. Ella dice que no lo llamó por eso, pero no le creo una mierda. Pero está bien, no discutiré sobre ello.

Yo quería que llevase el nombre Alexander, simplemente porque me pidió otro nombre y porque no se me ocurrió otro en ese momento. Y luego, mamá nos llamó por teléfono llorando para que también lo llamásemos Levi, a lo que mi esposa estuvo de acuerdo. Pero como no podíamos decidir cual nombre desechar, le pusimos tres.

Levi Connor Alexander Ackerman nació el veinticinco de noviembre a las siete de la mañana. Justo un mes antes de mi cumpleaños. Creo que ningún regalo podrá superar el nacimiento de mi hijo, pero eso estará por verse si _____ se pone una lencería tipo colegiala.

Una vida a tu lado || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora