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Termino las ondas en mi cabello y aparto el rizador. Me coloco los pendientes de oro en las orejas y me veo en el espejo acomodando mi cabello. Mi piel luce más brillante que de costumbre y mi cabello más hermoso que nunca, lo cual agradezco porque hoy es un día muy importante.

Mi niño cumple siete años y pasaremos un agradable momento celebrándoselo. El jardín de mi casa está decorado por completo para su fiesta con temática de Minions, que no ha dejado de ser su obsesión por el momento.

Reviso mi atuendo en el gran espejo de mi baño. La camisa amarillo pollito está en orden al igual que el overall azul sobre ella. Hay un conjunto idéntico para Levi el cual fue un problema que aceptara usar, pero logré convencerlo. Tengo métodos para conseguir lo que quiero. Connor también tiene un conjunto para que los tres andemos combinados.

La puerta de la ducha se abre y veo que mi esposo alarga la mano para tomar su toalla y a los segundos sale completamente desnudo, con el cuerpo mojado y frotándose la toalla en el cabello. Los músculos del brazo se le contraen por el movimiento y sus abdominales se marcan a la perfección detrás de las gotas de agua; la V de su cadera está perfectamente marcada, apuntando a su polla la cual está dura por alguna razón, apuntando hacia mí para...

No, no la veas.

—¿Se te antoja para el desayuno? —me dice y levanto la mirada para verlo a través del espejo. Mirarlo al rostro, quiero decir. —Porque estoy dispuesto a alimentarte.

Mis mejillas se ponen rojas y niego.

—Apresúrate que en unas horas vendrán los invitados.

Sonríe y gira los ojos al mismo tiempo. No quiere tener a más niños en la casa, pero tiene que soportar porque es el cumpleaños de su hijo y ellos son sus amigos. Para Levi, todos los niños huelen a mierda y son feos, con excepción de su hijo y Marie. La niña se salva por ser hija de su mejor amigo.

Se coloca detrás de mí y me mira el rostro por el espejo. Sus ojos se iluminan por alguna razón y sus manos me toman de las caderas. Su mirada se pasea por todo mi rostro y mi cuerpo, mirando detalladamente.

—Te ves... radiante.

—¿Tu crees? —asiente. —Gracias.

Me muerdo el labio cuando sus manos se deslizan hasta mi vientre, tocándolo cómo cuando lo hacía cuando Connor estaba dentro de mí.

—No puedo creer que ya hayan pasado siete años desde que Connor estaba aquí...—dice mirando sus manos en esa área de mi cuerpo y yo me quedo completamente callada. Levanta los ojos nuevamente, conectando con los míos y parece que quiere decir algo más pero solo deja un beso en mi cabeza y luego me suelta.

Sale del baño para alistarse y yo paso saliva asimilando lo que acaba de pasar. Sacudo la cabeza y salgo con dirección a la habitación de mi bebé para despertarlo y ayudar a que se preparé para su día.

Entro a la habitación tratando de ver entre tanta oscuridad y es que por eso el niño se despierta hasta las once de la mañana. No me quejo, en realidad. Abro las cortinas y abro las ventanas, apagando el clima y él comienza a moverse entre las sábanas.

Me siento en la orilla para peinar su cabello negro y frunce el ceño cuando le acaricio las mejillas.

—Cariño, despierta...—No se mueve y vuelvo a pasear mi mano por su rostro. —Connor...

—No quiero. —Dice.

—¡Levi Connor Alexander, despiértate en este instante que se nos hará tarde! —le grito y él se sienta en la cama rápidamente. Jodido niño y sus ganas de que le hable de esa forma para hacer caso. Se restriega los ojos y los abre para verme, derritiéndome en el momento. —¡Feliz cumpleaños, mi bebé!

Una vida a tu lado || +18 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora