Sale el sol

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       Narra Valentina

 Lo primero que sentí al despertarme el miércoles por la mañana fue un fuerte olor a hombre, una mezcla entre perfume, gel de ducha y sudor masculino y la mezcla de todo esto provocó una arcada que amenazaba con lanzar la bilis de mi estómago a través de mi boca. Abrí mis ojos al momento que mi mano derecha intentaba tapar mi boca, entonces sentí dos cosas nuevas; un leve dolor de cabeza y unos músculos tonificados que dificultaban la tarea de mi mano. Todo era extraño en esta habitación, parecía como si hubiesen cambiado incluso la posición de mi ventana, tampoco recordaba cuándo fue que cambié el color de las paredes… ¿Por qué están azules, no eran color pastel? Y se supone que mi cama queda a la izquierda de la ventana no cerca de la puerta como… ¿Cómo movieron mi puerta? Es como si todo estuviese invertido, pero aquí nada es como se supone debería ser, tal vez…

 En eso que estoy viendo por la ventana me acuerdo que aún no consigo sacar mi mano de entre las sábanas y el voltearme a mi derecha y encontrar a un chico de cabello castaño más alborotado de lo común trae todos los recuerdos de la noche anterior a mi memoria.

          FLASHBACK

Cuando finalmente había decidido ir a la fiesta eran casi las nueve de la noche y sabía que no llegaría temprano pero eso era lo bueno de las fiestas… no hay reglas para la llegada y la ida. Terminé de arreglarme a eso de las nueve treinta y aún no había rastro de mis padres en la casa, ¿qué habrían hecho con mi auto? Y para sumarle a todos mis problemas del día, desde que se había ido mi amiga estuve dándole vueltas a lo que me dijo de Sam y en el fondo sé que es cierto pero también sé que no le gustaría una chica que literalmente acaba de conocer, entonces… ¿Cómo quedo yo en todo esto?

Finalmente terminé decidiendo que, si no podía ni escapar ni enfrentar mis problemas, haría como aprendí tres años atrás… olvidarme de ellos con una botella de alcohol, por lo que bajé a tropezones la escalera y abrí con más fuerza de la necesaria las puertas del bar, encontrando rápidamente una botella del vino blanco que tanto me gusta.

Debo haber tardado poco más de media hora en beberme toda la botella porque lo siguiente que sé es llegar a la fiesta cerca de las 22:30. Cuando estaba entrando vi a lo lejos a Sam hablando, como siempre, con Erika. No puedo explicar que es lo que siento cada vez que lo veo hablando con ella y la única frase que se me ocurre es “una punzada en el estómago” y creo que eso lo describe casi excelente, pero para lo que realmente no tengo palabras es la actitud arrebatada que le sigue a esa punzada, la misma que en este momento me hizo alejarme al rincón más opuesto que encontré dentro de la casa y, para mi desgracia, me encontré con un grupo que jugaban a la cultura chupística. Debo admitirlo, este juego es realmente bueno, el único problema es que cuando el alcohol está en mi sistema me es casi imposible reaccionar a tiempo por lo que nunca acabo de contestar la pregunta que se me ha hecho.

 En el grupo habían tres chicas y cuatro chicos y pienso que les llegué como caída del cielo, creo que pensaban jugar verdad o reto más tarde pero yo no me quedaría para averiguarlo, pero sin pensarlo me senté entre dos chicos que parecían demasiado risueños para mi gusto, seguramente ya llevaban un rato tomando chupitos. Estuve mucho tiempo sentada con ellos, no paraba de tomar de los vasos que me entregaban y reía de cada estupidez que me decían, aunque no tuviera gracia alguna, estuve así hasta…

         fin FLASHBACK

 Eso es todo, no puedo recordar cómo llegué aquí, tampoco estoy segura de querer hacerlo, digo ¿Quién quisiera recordar, cuando terminas en una cama desconocida durmiendo con un chico que te provoca tantos sentimientos contradictorios? Y eso solo hace que me pregunte…

Juegos traviesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora